La Honda VFR 400 Z era, básicamente, una VFR 400 R sin carenado. Eso le permitió presumir de ser la naked “de 400” más prestacional de su época, aunque no le valió para obtener un éxito que permitiera mantenerse en el mercado durante mucho tiempo.
En Japón, durante muchos años, la normativa penalizaba notablemente las motocicletas con motores de más de 400 centímetros cúbicos, algo similar a lo que ocurría en Italia con los coches con motores de más de dos litros. Es obvio que los fabricantes locales, para sortear esa penalización y que los aficionados tuvieran máquinas interesantes, desarrollaron una saga motocicletas con motores de 400 centímetros cúbicos a cada cual más interesante.
Honda, siempre con la idea de destacar y de marcar el camino, desarrolló la primera V4 400, la VFR 400 F, cuyo motor tenía mucha relación con el VFR de 750 centímetros cúbicos. Sin embargo, las llamadas “réplicas de carreras” empezaron a quedarse con todo el pastel y tuvieron que salir al paso con la Honda VFR 400 R, una moto mucho más radical y deportiva. De hecho, era una de las más potentes de su categoría.
El motor, con 399 centímetros cúbicos –55 por 42 milímetros para diámetro y carrera de los pistones–, contaba con un cigüeñal calado a 180 grados para mejorar la respuesta y la entrega de par, un tren de válvulas aligerado y diferentes cambios menores, para lograr 59 CV a 12.500 revoluciones y 4 mkg a 10.000 revoluciones –unos 40 Nm de par–. Unas cifras, por lo visto, autoìmpuestas, lo que hace pensar en que podrían haber llegado un poco más allá.
La Honda VFR 400 Z contaba con ese motor casi “de carreras”, al igual que el chasis, una estructura de doble tubo heredado de las máquinas de carreras, de las honda RVF. Comparado con el chasis de su antecesora –de la antecesora de la 400 R, la VF 400 F–, tenía el doble de rigidez torsional y cuatro veces más rigidez lateral siendo cuatro kilos más ligero.
Básicamente, como ya se ha comentado, la Honda VFR 400 Z era una 400 R sin carenado, aunque con una personalidad muy marcada. El frontal, por ejemplo, destacaba por la presencia de una doble óptica circular, acompañadas de unos semimanillares colocados por encima de la tija. Bajo el motor se instalaba una quilla que le otorgaba un buen aspecto, mientras que el resto de la moto, como el conjunto depósito, asiento y colín, se compartían con la deportiva carenada.
A pesar de su imagen de “guerrillera urbana”, la réplica de carreras la eclipsó totalmente y la Honda VFR 400 Z apenas estuvo a la venta un par de años. No obstante, se ganó una buena base de fanáticos seguidores que, todavía hoy, disfrutan de esta montura que bien podría tener una reedición con el auge de los 400/500 centímetros cúbicos.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS