No sólo de pasión vive el hombre y, aunque a todos nos encantaría poder pasar días enteros rodando con nuestra moto por una carretera de montaña, con el sol a nuestras espaldas y un río de aguas cristalinas discurriendo por el fondo del valle, la realidad es que muchos de los desplazamientos que realizamos sobre dos ruedas tienen más que ver con la rutina y las obligaciones del día a día que con el mero placer. Para todos estos casos está la Honda Vision 110.
En Honda saben del potencial de las motos como vehículos utilitarios para moverse por ciudad. No en vano, la moto más exitosa de la compañía, y de la historia, era de este tipo. Los japoneses, con toda su tradición y buen hacer en este segmento, presentaron en 2011 la Honda Visión 110, la que por aquella época, con un precio de 2.149 euros, era la Honda más barata que el dinero podía comprar. El modelo aguantó hasta 2017 cuando se presentó su segunda generación, que ya incorporaba detalles de scooter “pijo” como el sistema stop&start.
La Honda Vision 110 es una moto humilde y sencilla, pero voluntariosa y muy capaz de hacer su tarea, que en esencia se resume a la de ser un vehículo que te lleva del punto A al punto B por el mínimo coste y la mayor comodidad.
Es una moto muy compacta, con un asiento que se encuentra a tan solo 755 mm del suelo y que en total pesa 102 kg. Si a esto le sumamos la plataforma plana para apoyar los pies, el cambio de variador continuo y unas llantas de 14 pulgadas, tenemos el cóctel perfecto para hacer la ciudad nuestro parque de recreo y desplazarnos por ella a nuestro antojo, cual pez en el agua.
Como buena scooter, la practicidad es la razón de ser, y para ello cuenta con un generoso espacio bajo el asiento en el que cabe un casco integral. Además incorpora dos huecos porta objetos en el escudo delantero y un gancho entre las piernas para poder llevar bolsas u otros objetos con asas en la plataforma de la moto sin que se nos caigan. El cuadro de instrumentos es de lo más sencillo que te puedes encontrar: velocimetro, nivel de combustible y cuentakilómetros total. Cualquier otro parámetro sería una innecesaria complicación.
Para moverse, la Vision está animada por un monocilíndrico refrigerado por aire de 110 cm3 y dos válvulas en cabeza. Da la friolera de 8,4 CV a 8.000 vueltas y el consumo de combustible es una de sus bazas fuertes: homologa 1,92 l/100 km, pero 2,4 litros a los cien es una media más realista y alcanzable. Tiene freno de disco en la rueda delantera y tambor en la trasera. No cuenta con sistema ABS pero, a cambio, viene con frenada combinada.
Asus mandos destaca la enorme agilidad del conjunto. La rueda baja y estrecha es una delicia, y te permite una agilidad y unos cambios de dirección en espacios reducidos que ni soñarías que son posibles con otras motos de mayor cilindrada. El motor empuja bien y gana velocidad con alegría hasta 60 km/h, momento en el cual ves como al velocímetro le va costando más y más seguir avanzando.
En ciudades es la bomba, pero en vías interurbanas puede quedarse un poco escasa, ya que alcanza entre 90 y 95 km/h de velocidad, siempre según el marcador. Con 5,4 litros de depósito, en la práctica la autonomía es de unos razonables 220 km.
Puede que no sea la más bonita, ni la más equipada, ni la más potente; pero pardiez, es una Honda y sólo costaba algo más de 2.000 euros. Por ese precio comprabas una moto que sabías quete iba a salir buena y con la que moverte valía “cuatro duros”. Hoy en día pueden encontrarse por algo más de 1.000 euros, y si estáis generosos, por 2.250 os podéis hacer con la versión de 2017 nueva de concesionario. Porque la movilidad urbana nunca ha sido tan sencilla y tan asequible.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS