La Honda XL 1000 V Varadero fue una moto que marcó época dentro del fabricante japonés cuando se presentó hace ya 20 años. La casa nipona no era ninguna novata en lo que a fabricar este tipo de motos se refiere. No en vano había coqueteado mucho con el segmento trail a finales de los 80 y durante la década de los 90. De sus líneas de montaje salieron modelos tan míticos como la Honda Dominator o la archiconocida Honda XRV Africa Twin.

Los japoneses tenían una sobrada experiencia en estas lides, pero los tiempos cambiaron y también los gustos de la gente. A finales de los 90 estaba claro que el futuro eran las maxitrail. El mercado demandaba motos más potentes, que fuesen mejor por autovía, que permitiesen llevar cómodamente a un acompañante y mucho equipaje sin que supusiera una merma en el confort o las prestaciones. Motos de gran cilindrada, muy ruteras y también pesadas, abandonando un poco esa idea de doble propósito campo/carretera que había acompañado a este segmento desde sus inicios.

La Africa Twin, después de más de diez años en el mercado, no podía dar respuesta a estas necesidades con sus apenas 60 CV de potencia y su parte ciclo no muy voluminosa. Es por ello que los japoneses se lanzaron a fabricar un nuevo tipo de moto para este nuevo tipo de público, al estilo de lo que los alemanes llevaban haciendo ya unos años con su BMW R 1100 GS y posteriormente con la BMW R 1150 GS.

Los cambios fueron muy sustanciales respecto a la Africa. En el apartado mecánico se adoptaba una mecánica V2 a 90 grados de 1.000 cm³ que erogaba 100 CV de potencia en sus primeras versiones y contaba con una provisión masiva de bajos, pero también con una buena estirada en la zona alta.

Estas primeras temporadas la Varadero contaba con un sistema de carburación y una caja de cambios de cinco velocidades. No sería hasta el año 2007 2003, con la principal renovación del modelo, cuando se equipó un moderno sistema de inyección electrónica de combustible y se dotó a la mecánica con una muy necesaria sexta velocidad para relajar el régimen de giro en los cruceros por autovía, aunque para cumplir las nuevas normas anticontaminación se perdieron 5 CV por el camino.

La versión carburada pecaba de un consumo de combustible algo elevado, ya que las medias podían rondar los 6,5 l/100 km, y en una moto rutera pensada para hacer decenas de miles de kilómetros este dato podría echar atrás a más de uno. Este problema se arregló con la versión de 2007, que bajaba los registros hasta los 6 l/100 km, valores similares a los de sus principales competidoras como la Suzuki DL 1000 V-Strom, aunque seguían algo por detrás de la reina del segmento: la BMW R 1200 GS.

Honda XL 1000 V Varadero tras el restyling de 2007

Hablando de la GS contemporánea, la comparativa entre estas dos motos es recurrente. Está claro que en éxito comercial la máquina germana ha dominado con puño de hierro durante décadas, pero si analizamos las prestaciones puras, independientemente del éxito, la Varadero ofrecía un rodar más rutero y acogía mejor a un segundo acompañante y su equipaje. La mecánica también se diferenciaba por tener un rodar más suave y fino que el boxer alemán que siempre ha pecado de ser un poco tosco.

En el apartado ciclo la moto destacaba por ser grande, robusta, voluminosa, pero… también pesada. Con 265 kg lista para rodar las maniobras en parado pueden ser un suplicio si no has pasado antes por el gimnasio. Por el contrario, sus sobredimensionadas fibras proporcionan una gran protección aerodinámica a piloto y acompañante, mientras que la ergonomía del manillar y las estriberas es exquisita.

Se abandonaban las llantas de radios de la Africa Twin para dar paso a dos aros de aleación de aluminio, con 19 pulgadas en el eje delantero,  que permitían el uso de neumáticos sin cámara y con orientaciones mucho más asfálticas, mejorando notablemente las prestaciones del vehículo sobre esta superficie.

Con la renovación de 2007 se perdió un poco esa voluminosidad de las fibras y los carenados y pasó a ser una moto más estilizada, acorde a los tiempos que corrían. El modelo aguantó 14 años en el mercado, hasta que su veteranía le impidió competir dignamente con sus principales adversarias y se descatalogó en 2013. Curiosamente, Honda nunca se planteó sacar una sucesora digna y exploró este segmento con otras propuestas mucho más asfálticas como la familia VFR X con mecánicas V4 y chasis derivados de la Honda VFR, una sport turismo en toda regla.

El experimento ha demostrado ser fallido con los años y estas VFR trail, la Crossrunner y la Crosstourer, se han vendido de forma muy discreta en este tiempo. Tal ha sido el “batacazo” que recientemente los japoneses volvieron a desempolvar en 2015 la receta del trail más tradicional con la Honda CRF 1000 L Africa Twin, una moto que sí ha convencido a crítica y público.

Fotografía de portada | S de Santi By CC SA 2.0