La Kawasaki Z 800 es uno de los modelos más conocidos y populares de los últimos años. La firma de Akashi dió en el clavo al ofrecer una naked rabiosa, atractiva a la vista, efectiva en curvas y a un precio realmente asequible. Desde 2013 que se presentó hasta 2017 que llegó su sucesora, la Z900, este modelo se ha vendido como churros.
Buena parte del éxito de la Kawasaki Z 800 radica en el motor. Es un tetracilindrico de 800 cm3 que eroga 113 cv de potencia. “No es tanto” pensaréis, pero ahí está la gracia. No son muchos caballos para la cilindrada de la moto, por lo que esa potencia está muy bien aprovechada.
Esta zeta destaca por una buena provisión de bajos y medios. Una moto que, pese a tener menos caballaje que las R de 600, es mucho más fácil y agradable de conducir ya que es sencillo extraer toda esa potencia, especialmente para los conductores primerizos donde este modelo ha encontrado un buen número de compradores. Los 113 cv se consiguen a 10.200 rpm, un régimen bajo para este tipo de mecánicas. Su buena provisión de par, con 83 Nm a 8.000 vueltas, completan esta impresión general.
Ya lo dijimos cuando hablamos de su precedesora, la Kawasaki Z 750, que a base de mayor cilindrada que sus primas japonesas de 600, conseguí una potencia más aprovechable y contundente aunque la cifra final fuese similar. Kawasaki quería repetir la jugada con la Z 800 pero sus competidores ya habían tomado buena nota de los nuevos gustos de un mercado que empezaban a cambiar. En vez de tetracilíndricas de 600 sin “chicha” se buscaban motores con más pegada y mordiente a bajas vueltas, ideales para ciudad o carreteras de montaña.
En Iwata ya estaban haciendo los deberes con la Yamaha MT-09, una moto que prefería un esquema tricilíndrico para conseguir estas nuevas sensaciones. Igualmente ocurría con la inglesa Triumph Street Triple y es que los de Hinckley siempre habían tenido claro este concepto de mejor potencia aprovechable que potencia máxima.
Volviendo a la Kawasaki Z 800, este motor grande y lleno estaba acompañado de una parte ciclo que, sin ser espectacular ni recurrir a componentes de primer nivel, cumplía con notable alto. La horquilla delantera invertida y de 41 mm de diámetro, unida a dos discos de freno de 310 mm y pinzas de cuatro pistones, daban bastante de sí y podían lidiar sin problemas con el caballaje.
Quizá su punto más gris, al igual que su predecesora, era el peso total del conjunto. La Kawasaki Z 800 pesa y pesa mucho. Son 230 kg con los llenos ya realizados, cuando algunas de sus competidoras como la Yamaha MT-09 andaban sobre los 190. La parte positiva es que todos esos kilos están muy bien repartidos y no se dejan notar mucho una vez en marcha, pero siguen lastrando las prestaciones del propulsor y poniendo en aprietos al conductor en las maniobras a baja velocidad.
El apartado estético era otro de los puntos fuertes de esta zeta. Kawasaki lleva unos cuantos años apostando por una estética agresiva y enfadada en la mayoría de sus productos, y esta estrategia parece que da frutos. La Z 800 es una moto que “corta”. Está llena de aristas, filos y ángulos rectos; y en general tiene esa imagen insectívora que tan en boga está ultimamente.
El exito de esta moto es debido a que ofrecía todo aquello que demandaban una mayoría de conductores que buscaban una moto grande. La polivalencia era una de sus grandes virtudes. La Kawasaki Z 800 era una moto potente con la que poder correr y divertirte en un uso espirituoso, pero también cumplía como moto de rutina y del día a día.
Además su conducción era apta para casi todos los públicos. Por último, los japoneses ofrecían la Z 800 e, una versión con 95 CV disponible para que los conductores del carné A2 también pudieran llevarla. Si a esto le sumamos que se vendía por unos 8.500 euros, todo encaja.
De nueva era barata, pero hoy en día cotizan bastante caras de segunda mano ya que apenas han sufrido devaluación en estos años. Si quieres hacerte con este modelo, hazte a la idea de que rondan los 5.000 euros en las páginas de clasificados.
Dependiendo de tu presupuesto, puede ser buena idea bajar un peldaño y buscar a su predecesora, que anda por algo más de la mitad aproximadamente. Por el contrario, si andas más bien sobrado, la nueva Kawasaki Z 900 se puede comprar por unos 9.000 euros en los concesionarios, y aunque sobre el papel no parezca que haya cambiado mucho, a sus mandos es una moto más sencilla de pilotar y manejable, pero manteniendo toda esa rabia.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS