La Vespa ha sido, desde siempre, el scooter por antonomasia, el precursor del segmento. Presentada en 1946, ofrecía una nueva forma de desplazamiento barato, sencillo y práctico. Sin embargo, la Vespa no estaba sola, ese mismo año, se daba a conocer el Lambretta 125M, el primer modelo de Lambretta, quizá, uno de los mayores rivales que ha tenido la Vespa durante muchos años.

Ferdinando Innocenti era propietario de una empresa especializada en el sector de la metalurgia de todo tipo, la cual, fue arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. Los italianos, aliados de los alemanes, salieron muy mal parados de la contienda y empresas como la de Innocenti fueron de las primeras en ser objetivos estratégicos. Pero como ocurrió con otros personales como el Conde Agusta, Ferdinando encontró otra actividad industrial a la que dedicarse: las motos. Italia necesitaba vehículos sencillos, económicos y fiables, y Ferdinando Innocenti sería uno de los responsables de crearlos.

Así nació Lambretta, cuyo nombre deriva del río Lambro y de la localidad donde Ferdinando se instaló: Lambrantte. El primer modelo de esta nueva marca fue la Lambretta 125M –l letra “M” hacía referencia a “Motoescooter”–, una moto gestada con la colaboración de los ingenieros Pier Luigi Torre y Cesare Pallavicino. Era un vehículo de aspecto algo rústico, pero al fin y al cabo, sus objetivos era ser una herramienta barata que los italianos pudieran desplazarse sin grandes alardes, pero también sin grandes gastos.

La Lambretta 125M era todo lo contrario a la Vespa, era una moto destinada a los obreros, a los currantes, mientras que la Vespa acabó como el modelo preferido de la gente más pudiente, básicamente, porque su diseño estaba más cuidado y su gran escudo frontal, combinado con la enorme plataforma para los pies, ofrecía bastante protección contra la suciedad que reinaba en aquellas carreteras.

Técnicamente, eran tan sencilla como presagiaba su imagen. No tenía suspensión, así que sus ruedas de tan solo siete pulgadas se unían al chasis de forma rígida. Su motor, un simple monocilíndro de 125 centímetros cúbicos con caja de cambios de tres relaciones “al pie”. Innocenti se aprovechó de su experiencia en la fabricación con metales, para desarrollar un chasis tubular y una carrocería de paneles muy escueta, que dejaba gran parte de sus elementos a la vista.

Pudimos disfrutar en España de las Lambretta a partir de 1952, gracias a la Sociedad Lambretta Locomociones S.A., formada por diferentes industriales vascos –Alfa, ABC y Balenciaga Hermanos–. Por tanto, a España no llegó nunca el Modelo A, como también se conoce a la Lambretta 125M.