Cuando Laverda resurgió cual ave Fénix en los años 90, lo hizo con un planteamiento muy similar al de Ducati y sus modelos Supersport. LIgereza, buena parte de ciclo y un motor de dos cilindros. Incluso con el añadido de la inyección electrónica, dejando atrás los habituales carburadores. Sobre el papel la Laverda 650 Sport, su “nuevo” primer modelo, tenía que haber funcionado a las mil maravillas porque incluso el precio era realmente bueno. Sin embargo, la realidad fue otra y de nuevo Laverda se vio inmersa en la desaparición.
La Laverda 650 Sport fue el germen del que luego derivaría la Laverda Ghost y la Ghost Strike, de la que ya os hemos hablado. Y lo cierto es que en el resurgimiento, la jugada de la firma italiana fue muy inteligente, intentando mantener los costes lo más bajos posibles. ¿Y dónde se va normalmente el dinero? En el desarrollo del motor, algo que ellos sortearon hábilmente.
Para ello utilizaron una base que conocían muy bien, nada menos que el motor de ocho válvulas de la Laverda Montjuic 500 de finales de los 70, pero subido de cilindrada hasta los 668 cc. Mantenía la refrigeración por aire, pero con sendos radiadores de aceite a los lados para mantener la temperatura bajo control. Sumaba además la inyección electrónica Weber-Marelli que, lejos de pensar que no funcionaría correctamente al estar la tecnología en pañales, lo cierto es que no dio mayores problemas.
El resultado fue simplemente fantástico, pues la Laverda 650 Sport conseguía nada menos que 70 CV a 8.000 vueltas y un par máximo de 60 Nm a 7.000 RPM, todo ello gestionado desde una caja de cambios de seis velocidades con un accionamiento muy preciso. Para ponernos en situación, daba 10 CV más que la Ducati 750 SS, declarando solamente 180 kg en seco y una velocidad punta de 210 km/h.
Pero Laverda no solo había conseguido dar en el clavo con el motor. El chasis diseñado por Nico Bakker, en combinación con una inmejorable parte de ciclo que estaba formada por unas suspensiones WP multirregulables, llantas Marchesini, frenos Bembo (2×320 mm con pinzas de cuatro pistones delante, 245 m y dos pistones detrás) y neumáticos Pirelli, hacía que fuese una delicia pilotarla, sobre todo a mitad del cuentavueltas.
Y es que incluso el precio en la época, ligeramente superior al de la Ducati 750 SS, hacía que su compra no fuese una locura en la que necesitases vender a tus hijos para hacerte con una. Pero la fama de Laverda no era muy buena, y los compradores para esta moto no abundaban. Tras dos años, el Grupo Zanini (propietario por aquel entonces) echo la persiana. Laverda cambió de manos, y la Laverda 650 Sport se siguió fabricando con el exceso de motores y algunos componentes que había en stock, pero se suele decir que estas ya no eran tan buenas y fiables como las de la primera generación.
Son motos que hasta hace no mucho no se vendían por demasiado dinero, como vemos en esta subasta de Bonhams, aunque a buen seguro que en los últimos años los precios han ido subiendo de forma constante. En este enlace, tenéis una extensa galería para ver la Laverda 650 Sport con todo lujo de detalles.
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Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS