Moto del día: Lube Ízaro 150

Moto del día: Lube Ízaro 150

Fue uno de los últimos modelos de la cas vasca, siendo el reverso turismo de otra opción más deportiva


Tiempo de lectura: 4 min.

Las más de las veces, no resulta adecuado empezar una historia por el final. De hecho, cuando ésta tiene un final amargo siquiera sería recomendable a términos expositivos. Sin embargo, lo cierto es que en el caso de la Lube Ízaro 150 vamos a hacerlo así. Y es que, al haberse lanzado en 1964, es una buena muestra sobre cómo la casa vasca seguía produciendo motocicletas turismo tan atractivas como adecuadas. Eso sí, destinadas a un cada vez más estrecho segmento comercial. Algo que, en última instancia, generó una situación financiera insostenible y, por tanto, responsable del cierre de Lube tan sólo tres años más tarde.

En primer lugar, debemos entender cómo la popularización del automovilismo condenó a las otrora populares turismo a un nicho de mercado cada vez más estrecho. Además, el creciente poder de consumo de los aficionados -incluso de los aficionados más jóvenes- animó la creación de un sentido recreacional en el mundo de las dos ruedas. Algo que aprovecharon casas como Montesa, Bultaco u OSSA de cara a lanzarse al mundo del Off-Road. Un verdadero filón económico al que, desgraciadamente, Lube no supo llegar a tiempo.

Es más, en este sentido quizás lo único realmente adecuado entre toda su producción fue la Yack. Una motocicleta campera basada de forma rudimentaria en sus modelos de carretera que, adecuaciones de diseño aparte, llegó demasiado tarde. Ya en un momento en el que ni las cuentas cuadraban ni la propia dirección de la marca comandada por Luis Bejarano contaba con el ímpulso necesario para enfocar una transformación masiva de su gama. Así las cosas, la Lube Ízaro fue uno de los últimos modelos de Lube. Un testigo de que no basta con hacer buenos modelos, también hay que hacerlos en adecuación al mercado de cada época.

En los años sesenta Lube seguía haciendo buenos modelos aunque, a decir verdad, esto no era suficiente para poder cuadrar las cuentas

Lube Ízaro 150, una turismo canónica para la época

En 1947 Luis Bejarano aprovechó la experiencia adquirida en la británica Douglas para crear, en el País Vasco, su propia marca. Gracias a ello nacía Lube, la cual tomó desde el primer momento una gran cantidad de piezas de la alemana NSU, con la cual había firmado un convenio que vendría a ser especialmente provechoso en materia de mecánicas. Así las cosas, las Lube se movían en el mismo espectro de mercado de las Montesa, interpretando con ellas un interesante duelo en mejora de las suspensiones a caballo entre los años cuarenta y cincuenta.

Con todo ello, hacia 1960 Lube comenzó a volar totalmente por libre en materia de motores. Algo que ejemplificó con la salida al mercado de la que, sin duda, es una de sus máquinas más emblemáticas. Hablamos de la Renn. Con cilindradas de hasta 150 centímetros cúbicos y que, según ajustes en mecánica y geometrías, variaba desde una turismo con cierta garra hasta una excelente base para la competición.

Es más, el propio Santiago Herrero -tiempo después tristemente fallecido a lomos de su OSSA 250 Monocasco- pasó por el equipo de competición de la casa vasca, fogueándose así con el potencial deportivo de aquellas Renn. Y bueno, a partir de aquí lo cierto es que ocurrió un fenómeno interesante. Y es que, analizando el catálogo de Lube, no se puede negar cómo ésta lanzó una amplia gama de turismos durante los años sesenta. Para empezar claro está la Renn, pero también después la Le Mans, la Condor y la Ízaro.

lube izaro 150

Al no diversificar su gama, Lube se fue deslizando lentamente hacia el cierre a pesar de seguir haciendo productos interesantes para la carretera

Presentada en 1964, la Lube Ízaro era una opción viajera y sosegada de la más deportiva Cóndor. Es más, aunque ambas compartían el mismo propulsor monocilíndrico con 147 centímetros cúbicos y dos tiempos, el caballaje de la Cóndor se iba hasta los 20 CV mientras que el de la Ízaro quedaba en unos 14 CV a 6.000 revoluciones por minuto. Todo ello coronado por un manillar perfecto para ir más cómodo y erguido, así como una trasera carenada y limpia. Es decir, Lube había hecho algo muy sensato al lanzar, con estas dos motocicletas, dos caras de una misma moneda. Sin embargo, a pesar de que la Luce Ízaro era una excelente opción, las turismo estaban en retroceso comercial. Tanto que, al no saberse adaptar a las nuevas directivas del mercado, la marca acabó cerrando tan sólo tres años después.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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