Desde la década de los cincuenta, Montesa fue una de las marcas pioneras cuando hablamos de exportación en España. De hecho, llegó a crear diversas variantes de la Brío pensadas para el mercado británico. De esta manera, preveía -y de hecho logró- salir del contexto local con diversas opciones de baja cilindrada pero indudable toque deportivo. Además, ya durante los años sesenta fue una de las primeras en ver las posibilidades abiertas por el crecimiento del Off-Road en los Estados Unidos.
Llegados a este punto, hacia 1963 comenzó su aventura norteamericana apoyándose en Kim Kimball. Un intrépido empresario y piloto ocasional dotado con una visión comercial muy sagaz, convencido a la sazón sobre cómo los jóvenes demandaban cada vez más monturas versátiles con las cuales alternar el asfalto con el barro. Gracias a ello, y usando a la Impala como base, en Montesa respondieron a aquella demanda con máquinas pensadas por y para los Estados Unidos.
En este sentido, una de las más destacadas fue la Montesa Texas. Presentada en 1967, esta derivada de la Impala estaba disponible en 174 y 247 centímetros cúbicos. Además, su tubo de escape elevado así como detalles Off-Road en sus neumáticos y guardabarros anunciaban un uso mixto perfecto para las necesidades crecientes en el mercado estadounidense. Y vaya, de cara a dotarla con una personalidad más diferenciada se abandonó el recurrente color rojo de la Impala por un llamativo amarillo.
Kim Kimball actuó de una manera magistral con la propagación de la red de concesionarios Montesa en Estados Unidos, logrando más de 300 puntos de venta en el país en tan sólo tres años
Montesa Enduro, una punta de lanza en América
Mencionada la aparición de la Texas, lo cierto es que ésta no fue la primera Off-Road en dirigirse al mercado estadounidense. De hecho, en 1965 ya se había lanzado la Montesa Enduro. Curiosamente, un punto de partida evidente para la saga de traileras producida entre 1974 y el propio final de la marca. Aquellas que, con habilidades tomadas del Motocross, apostaban por un servicio eficaz en rutas de montaña con hasta dos personas.
Ahora, ¿contaba Montesa con tanta información de aquel mercado desde su sede en Barcelona? Bueno, aquí lo justo es recordar de nuevo la figura de Kim Kimball. Quien pidiera a la marca catalana la creación de esta máquina a fin de cubrir un nicho de mercado evidente. Un hecho que nos trae de nuevo a la cabeza la importancia de los importadores, quienes actuaban como verdaderos analistas sobre el terreno leyendo los nuevos rumbos por donde habría de avanzar la demanda.
Derivada de la Impala, esta motocicleta representaba una opción económica en el segmento de las Traileras para los Estados Unidos
Respecto al diseño, aquella Montesa Enduro venía a satisfacer necesidades relacionadas con el mundo del Trail. Todo un éxito pues, además, en los Estados Unidos se estaban poniendo muy de moda las llamadas “carreras del desierto”. Mecánicamente, montaba el monocilíndrico con dos tiempos de la Impala ajustado aquí a 174 centímetros cúbicos unido a un cambio de cuatro velocidades. En fin, un prólogo interesante para la Enduro 250 que habría de llegar nueva años después.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Para cuando sacáis la Montesa Enduro 125H. Era una Carpa con luces … muy especial y unica
Hola José. Antes de nada muchas gracias por leernos. Pues seguramente caiga antes de un mes, porque precisamente vamos a hacer un repaso a los modelos más señalados de la saga Enduro de Montesa. ¡Saludos!