Al igual que con otros muchos modelos prototipo, reconstruir la historia de la Montesa Impala 2 Rallye supone un apasionante ejercicio de arqueología del motor. Para empezar muchos aficionados se estarán preguntando qué es eso del “ 2 “ adherido al término Impala. Sin duda el primer punto por donde deberemos empezar, comprendiendo qué es y de dónde han salido las en torno a seis unidades de la Rallye fabricadas en forma de preserie, hoy en día en manos de apasionados coleccionistas de la marca en general y de la Impala en particular. En este sentido, en el repaso que estamos dando en Espíritu Racer al motociclismo histórico en la Península Ibérica ya os contamos hace unos días la historia de la Impala 2.
Fabricada entre 1982 y 1989, ésta fue el proyecto de Montesa por resucitar a su icónico modelo, el cual se había dejado de producir en 1972 para centrarse así de forma casi exclusiva en las monturas de campo según el mundo de las urbanas iba decayendo al son del auge nipón y la popularización del automóvil con los SEAT 600 y 124. Una resurrección que, de primeras, parecía no tener ningún sentido comercial. Pero que la dirección de Montesa juzgó adecuada al pensar que la Impala podría seguir teniendo hueco dentro de un segmento económico. Respecto a las modificaciones introducidas por la Impala 2 destacaron el depósito en fibra de vidrio y unas llantas más actuales sacadas de la Crono 350.
En el apartado mecánico, el motor escogido fue el tradicional bloque de 175 centímetros cúbicos con 10,5 CV a 5.500 revoluciones por minuto, aunque también se ofreció la opción de montar uno con cuarto de litro de cilindrada. La única vez en toda la historia de la Impala, culminando la trayectoria de la saga con esta última y más potente actualización. No obstante, ¿cómo se desarrolló la Impala 2? Pues bien, cuando Leopoldo Milá recibe el encargo por parte de la dirección de Montesa se encuentra con un problema. No cuenta con una Impala original a su disposición para ensayar las modificaciones pertinentes. Problema que se resuelve encontrando una unidad de finales de los sesenta aún disponible en un concesionario de Sevilla.
Para el desarrollo de la Impala 2, Milá se hizo con una unidad procedente de un concesionario de Sevilla que posteriormente le sirvió para seguir realizando ensayos y trabajos hasta su jubilación. De hecho, sobre lo hecho en ella se ultimaron las especificaciones de la Rallye
Montesa Impala 2 Rallye, de la “Sevillana” a los modelos de preserie
En el mundo de los aficionados a Montesa existe una Impala conocida como la “ Sevillana “. Protagonista de los ensayos realizados por Milá para la aparición de la Impala 2, esta unidad sigue existiendo y rodando como muestra del afán creador de aquel diseñador básico en la historia de la marca. Veamos. Para 1982 al fin sale la Impala 2 al mercado. A priori parece que ya estaría todo hecho, pero Milá piensa que aún hay hueco para nuevas mejoras, por lo que se dispone a usar a la “ Sevillana “ a modo de banco de pruebas para un hipotético nuevo modelo tras haberla amortizado como base del desarrollo de las Impala 2.
Así las cosas empieza a vislumbrarse la Impala 2 Rallye. Para empezar, sobre la base de aquella unidad Milá incorpora novedades como los discos de freno. Muy llamativos especialmente en la rueda delantera, donde lleva dos que obviamente mejoran el rendimiento de los originales de tambor. Además, la caja de cambios incluye una quinta marcha y la transmisión fue seriamente alterada. También se aplicó un tubo de escape más largo para completar los cambios que sí sabemos llegaron a la preserie de la Impala 2 Rallye desde la “ Sevillana “.
Elementos a los cuales se añadieron una nueva dirección y un embrague totalmente rediseñado, teniendo nuestras dudas al respecto sobre si éstas dos últimas modificaciones fueron sólo montadas de forma experimental en la “ Sevillana “ – sobre aquella unidad Leopoldo Milá siguió trabajando hasta su jubilación – o también se aplicaron a las escasas unidades de preserie de la Impala 2 Rallye. Llegados a este punto, la verdad es que la Impala 2 Rallye puede llegar a despistar bastante a cualquier aficionado.
Dado que nunca llegó a serie y comercialización, resulta muy complejo dar en vivo con alguna de las Rallye de preserie. Reconocibles no sólo por su carenado, sino especialmente por los frenos de disco
No obstante esto no deja de ser algo normal, pues al fin y al cabo estamos hablando de un vehículo que se quedó en la fase de preserie, muy desconocido por tanto. En lo referido al motor se dispuso el bloque de 175 centímetros cúbicos, y en lo visual las Impala 2 Rallye se reconocen por el gran carenado blanco en dos piezas. De esta manera, la verdad es que resulta de lo más interesante conocer la historia de este ensayo, siendo una buena muestra de los últimos capítulos entregados por la icónica motocicleta nacida en 1962.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS