Corría el año 2007 cuando se presentó la Moto Guzzi Belaggio, un modelo custom pero al estilo italiano, registro en el que la fábrica transalpina se ha sentido relativamente cómoda durante sus últimas décadas, con modelos como la Moto Guzzi California o la Moto Guzzi Eldorado.
Nuestra protagonista venía a ofrecer una experiencia custom más distinguida, más elegante, poniendo la estética, el diseño, y la calidad de acabados como principales factores diferenciales de este productos. Algo que a priori tenía todo el sentido del mundo en un segmento como el custom donde la estética y el flow son siempre más importantes que el dinamismo o las prestaciones puras.
El carácter percherón y lleno de bajos que ofrecía el motor bicilíndrico longitudinal de los italianos era otra de las bazas a favor de la Moto Guzzi Belalggio. Su filosofía casaba muy bien con la del segmento custom. Bien es cierto que la mecánica en V era longitudinal en vez de transversal y, si acaso, la transmisión secundaria mediante eje cardán también resultaba un elemento impropio del segmento.
Sin embargo, estas pequeñas peculiaridades eran marca de la casa y también otro elemento diferencial que hacía que la Moto Guzzi Belaggio no fuera otra aburrida y genérica custom en un mercado que andaba algo saturado por aquella época de este tipo de propuestas.
Hablando de mecánica. Los italianos le dieron un empujoncito a su bloque “mediano” aumentando el diámetro, para así conseguir una respuesta todavía más contundente y con mayor nervio al puño del gas. Con sus 996 cc, este motor erogaba 75 CV de potencia y un par de 80 kgm a 6.700 vueltas.
Tampoco defraudaba la puesta a punto de la parte ciclo, con unas suspensiones y una frenada que iban en consonancia de lo que podía ofrecer el motor. Las crónicas de la época destacan que se trataba de una moto ágil, dinámica y con la que era posible divertirse en curvas, trascendiendo de esa faceta arquetipo que tenemos del mundo custom, en la que poco más se puede hacer aparte de ir de paseito.
A veces pienso que hubo una época en la que en Mandelo di Lario eran conscientes de que se habían quedado atrás en la carrera tecnológica, y que no pudiendo competir a nivel de motor y de prestaciones con lo que estaban haciendo el resto de fabricantes, buscaban ese refugio en el mundo custom donde las prestaciones siempre han estado en segundo plano.
La Moto Guzzi Belaggio cesó su producción durante 2015. Como os podéis imaginar no se vendió en grandes números, y es que como suele ocurrir con todos los modelos de la casa italiana… son motos de nicho. Hoy en día parece que la cosa va cambiando un poco y que gracias a modelos como la Moto Guzzi V 85 TT la firma de Lario se abre a un nuevo abanico de clientes nunca antes conocido.
Sin embargo, una de sus señas de identidad es a la vez su principal debilidad, y no deja de ser otra cosa que el motor refrigerado por aire. Para atraer a la nostalgia está muy bien, pero si quieres intentar hacer frente a la competencia… no vas a poder conseguirlo con tecnología antediluviana. Al final es lo de siempre: renovarse o morir.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS