Moto Morini no es un fabricante de masas, de hecho, su producción anual es de unos pocas miles de unidades. Esto es en parte por ser una marca de motos de fabricación casi artesanal, y en parte también por la situación financiera que atravesó la marca años atrás, que le hizo cambiar de manos en múltiples ocasiones. Así fue hasta que en 2018 pasó a formar parte del grupo chino Zhongneng Vehicle Group, un grupo inversor que ha dado un soplo económico a una marca que estuvo años agonizando y que empieza a despegar con modelos de marcada calidad y diseño, de producción eso sí, 100 % italiana.
La moto del día que nos acompaña hoy, la Moto Morini Granpasso, no pertenece a la etapa reciente de la marca, pero es curioso que aún la conserven en catálogo llevando una década sin apenas modificaciones
Visualmente no dejará a nadie indiferente, su estética peculiar hará que la ames o la odies. No hay término medio sobre todo para un frontal, profundamente minimalista, que olvida la norma de montar los elementos sobre un carenado completo o “semi”, dejando dos faros de tipo proyector -a mí me recuerdan a los del Xbow de KTM-, la pantalla derivabrisas y un falso guardabarros montados sobre una estructura tubular que soporta estos componentes. La trasera es más tradicional, con un afilado colín que termina en punta albergando el piloto trasero, y también de dos característicos intermitentes montados sobre las generosas asas del pasajero.
El motor, es sin duda lo mejor del conjunto -que no es poco-, un bicilíndrico en V a 87º de 1.187 cc, de carrera corta y DOHC, cargado de unos ingentes bajos, siendo capaz de desarrollar una potencia de 118 CV y 104 Nm a 7.000 RPM. La alimentación corre a cuenta de un sistema de inyección Magnetti Marelli, y el motor a su vez se asocia a un cambio de seis relaciones con un sistema de embrague antirrebote -necesario para digerir tanto par-, y la transmisión final es mediante cadena.
En la parte ciclo si es bastante tradicional, aunque cuenta con unos componentes de primer nivel. El chasis multitubular es de acero, y va unido a un basculante de aluminio de doble brazo. El apartado de suspensiones se encuentra muy bien resuelto, con una horquilla delantera Marzocchi invertida, con barras de 50 mm que carece de ajustes, pero que se encuentra muy bien ajustada con un compromiso muy bueno tanto, para circular en carretera como para meternos en pistas. Atrás monta un monoamortiguador lateral Öhlins o Paioli, según versión y año, de anclaje directo y ajustables tanto en precarga de muelle como en compresión y extensión.
La frenada corre a cargo de un conjunto Brembo de funcionamiento impecable, que se compone en el eje delantero de bomba radial, doble disco de 298 mm y pinzas flotantes de dos pistones. En el eje trasero se opta por una pinza flotante de dos pistones del mismo fabricante y un disco de 255 mm. Las llantas de radios son Takasago Excel -opcionalmente de aleación- con una medida de 110/80 en 19 pulgadas delante y de 150/70 -opcionalmente 180- en llanta de 17 pulgadas detrás.
Una vez en marcha notaremos el funcionamiento casi eléctrico del propulsor, con una patada instantánea que hará despegar la rueda delantera si nos lo queremos pasar bien, aunque esto ocurrirá si lo buscamos adrede, pues no es un motor imposible de manejar. De hecho, su funcionamiento es bastante dulce y progresivo, simplemente es de esos motores que tienen mala leche carácter si se lo buscas. Ahora bien, si la aceleración hará que tengas que tener cabeza con el acelerador, la retención del motor hará que quieras ir a agradecer el montaje del sistema de embrague antirrebote a la casa del señor italiano que propuso que se montase en el modelo, cuyo funcionamiento, por cierto, es impecable, haciendo que las retenciones se digieran sin problemas.
En largos viajes no tendrás que preocuparte por su autonomía, de más de 400 km, gracias a un depósito de 27 litros. Tampoco lo tendrás por confort de marcha, pues la postura erguida y el mullido del asiento es muy bueno tanto para el piloto como para el acompañante. No tan buena es la altura al suelo a la que se encuentra el asiento, que es de 875 mm, aunque se vende en opción un asiento rebajado que deja la altura en la zona del piloto a 830 mm.
A pesar de ser alta, es estrecha, y aunque es voluminosa se siente ligera debido a su peso de “solo” 230 kg con todos los llenos
En territorio offroad, la moto se defiende bien por tarado de suspensiones siempre que se monten neumáticos mixtos o de tacos, y no queramos meternos donde la lógica no invita a pasear su peso. Es decir, es una moto con la que poder cruzar por pistas amplias de tierra, asfaltos rotos o ligeros vadeos siempre que no haya mucha profundidad, gracias a la altura elevada a la que se encuentra el propulsor, la corta distancia entre ejes -de 1.490 mm- y a un recorrido amplio de suspensiones, de 175 mm delante y 200 mm atrás.
Sin duda es una firme candidata para todos aquellos que sueñen con ser Ewan McGregor en “Long Way Down”.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.Me gusta por esa personalidad que emana aunque no sea mi segmento favorito, por cierto una vez coincidí con una en la sierra madrileña y el dueño estaba encantado, debe de ser de las pocas que se vendió por aquí.
No he tenido la suerte de poder llevarla, pero si nos ceñimos a la los componentes, características, y opinones de usuarios no debe ir nada mal. Una pena que se hayan vendido tan pocas; el desconocimiento, la poca presencia de la marca y un frontal tan atípico supongo que no han ayudado.