El caso de los dos ciclomotores Peugeot 103 que en 1978 emprendieron un viaje de 14 meses por los Estados Unidos es de lo más paradigmático. No tanto de la aventura – en este sentido hay hazañas mucho más peligrosas a través de terrenos caracterizados por una asistencia imposible – como de la publicidad. Eso sí, una cosa hay que reconocer. Con casi tres millones de unidades vendidas, el 103 no necesitó de demasiados discursos para ser todo un éxito de ventas. Lejos de ello, su excelente mezcla de resistencia, sencillez y economía fueron suficientes baluartes como para hacer de Peugeot el segundo fabricante de ciclomotores a nivel mundial.
Pero vayamos por partes. Para empezar, hay que entender el giro radical emprendido por Peugeot en sus motocicletas después de la Segunda Guerra Mundial. Y es que, antes de la contienda, no sólo era de una de las primeras casas motocicletas de Europa. Sino, especialmente, una de las más prestacionales. Es más, en su haber está el hacerse con el TT de la Isla de Man así como codearse con Triumph y Norton. No obstante, ya en los años cincuenta comprendió a la perfección la importancia del motociclismo de masas, apostando tanto por las scooter como por los ciclomotores más baratos y accesibles.
Y bueno, a la luz de los tiempos lo cierto es que acertó. Acertó de pleno llegando a tener ventas numeradas en millones para, hoy en día, seguir siendo una referencia en el sector. Eso sí, en esta historia podemos encontrar no pocos esfuerzos relacionados con la publicidad. Muy del estilo urbano de los años cincuenta, sesenta y setenta. Apostando por imágenes donde los colores, los jóvenes y las imágenes relacionadas con el ocio asocian los ciclomotores al disfrute. Pero también presentado auténticas hazañas en las que la fiabilidad de los modelo Peugeot queda fuera de toda duda.
Cuando Peugeot se lanzó a la fabricación de ciclomotores siempre se caracterizó por la fiabilidad y economía de los mismos, especialmente reseñables en el 103
Peugeot 103, un viaje de 14 meses sin problemas de fiabilidad
Cuando a mediados de los años cincuenta Peugeot lanzó su scooter S55 lo hizo con la idea de presentar la alternativa nacional en el mercado francés a las Vespa y Lambretta de importación. Y sí, lo consiguió. Entre otras cosas gracias a la fiabilidad del modelo. Puesto a prueba durante la hazaña que, en 1956, interpretaron dos jóvenes capaces de ir desde Saigón hasta París subidos en sendas scooter. Obviamente, un viaje del cual Peugeot sacó no poco en términos de rentabilidad publicitaria.
Así las cosas, en 1978 Gilles Mariani y Robert Sroka – dos directores de documentales – plantearon a Peugeot usar dos 103 para cruzar los Estados Unidos. Algo realmente interesante pues, en aquel país, aquellos pequeños ciclomotores hacían todo un contraste con las poderosas Harley e Indian tan propias de su acervo nacional. Curiosamente, recibieron una entusiasta respuesta por parte de la casa del león, la cual puso a su disposición dos Peugeot 103 a su llegada a la Costa Eeste. Punto de partida del viaje.
Aquellos viajes de resistencia eran ideales para las campañas publicitarias, tal y como en España pasó con el caso de las Impalas que cruzaron África justo antes de lanzarse el modelo a los concesionarios
Desde ahí, recorrerán la amplia red de carreteras secundarios estadounidenses tanto en dirección hacia el Oeste como de Norte a Sur. Es decir, fueron cubriendo casi todo el territorio, siempre con la acogida entusiasta de quienes se encontraban por el camino. Realmente asombrados del fiable rendimiento de aquellas dos monturas con unos 3 CV de potencia. Y es que, como rezaba uno de los lemas de la marca durante aquellos años “ los Peugeot 103 son indestructibles “.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS