Más allá de haber sido la primera montura adolescente para centenares de aficionados, la Puch Minicross es uno de los hitos más simbólicos en la trayectoria industrial de Avello. Fundada en el Gijón de 1940 como una empresa dedicada a la producción de bienes de equipo y maquinaria industrial, la expansión del consumo lentamente experimentada a finales de la década fue el detonante para virar su actividad hacia la industria automotriz. Al fin y al cabo, en aquella España donde el automóvil aún no era un objeto masivo, las motocicletas se alzaban como una opción popular para el transporte privado. No en vano, el final de la posguerra se vislumbraba entre las ciernes de la expansión económica marcada por el fin de las cartillas de racionamiento en 1952.
Una época de cierta apertura al exterior tras la autarquía falangista, destacando así la gran cantidad de tratos con marcas italianas de cara a fabricar bajo licencia. Moto Guzzi Hispania con Moto Guzzi, Motovespa con Vespa, Lambretta Locomociones con Lambretta, Moto Scooter con Rondine, Motor Italia con Itom e Isotermo… Todas ellas poniendo encima de la mesa las evidentes carencias en materia de diseño sufridas en la España del momento, pero también la vivacidad y dinamismo de un mercado abierto a los negocios y la expansión de las ciudades. Así las cosas, la asturiana Avello suscribió en 1951 un acuerdo con MV Agusta pasando a ser MV Avello.
Llegados a este punto, comenzó la fabricación de motocicletas con octavo de litro y pequeños ciclomotores de dos tiempos, creándose una gama que, si bien no pudo competir con la de Montesa o Motovespa según hablásemos de un segmento u otro, sí consiguió hacerse un hueco en el parque móvil de la época. No obstante, según avanzaron los cincuenta los diseños provenientes de Italia resultaban cada vez más divergentes respecto a lo precisado en España, con MV Agusta echada en brazos de lo prestacional y las mecánicas de cuatro tiempos, dejando de lado las sencillas motocicletas turismo. De esta manera, Avello inició en 1970 negociaciones con Puch para tomar a la marca austriaca como nueva socia tecnológica.
Cuando MV Agusta empezó a abandonar las motocicletas de dos tiempos con clara vocación generalista, Avello buscó en Puch un nuevo socio tecnológico con el que encarar los años setenta gracias a una una amplia gama de ciclomotores
Puch Motocross, el inicio de una nueva era para Avello
Mientras Avello se liberaba de MV Agusta al tiempo que cerraba el acuerdo con Puch, existió un año de transición marcado por la Trivel de 1971. El ciclomotor con refrigeración forzada y mecánica austriaca montado sobre los últimos chasis con diseño MV Agusta del modelo Piles. Una interesante bisagra con la que ir barriendo piezas sobrantes del almacén, preparándose para la plena simbiosis producida entre Puch y Avello desde la salida al mercado de la Puch Minicross de 1972.
Sin duda una máquina totalmente representativa de su época ya que, aún siendo legalmente un ciclomotor generalista, aquí se había optado por un diseño de nicho, distanciándose claramente de lo que podría haber sido otra montura urbana más. Ahora, todo esto, ¿por qué? Bueno, obviamente el motociclismo había cambiado bastante en España desde los tiempos en los que saliera el velomotor Derbi SRS. Poco a poco las clases populares habían accedido al consumo, y lejos de desplazarse diariamente al descubierto de las dos ruedas lo hacían cobijados en el habitáculo de un 600 o incluso un 124.
En suma, aunque la España de los setenta seguía necesitando de motos para el día a día, lo cierto es que los nichos de mercado relacionados con el ocio y la deportividad resultaban clave para el cuadrar las cuentas de cualquier empresa. Más aún tras el auge del Motocross con las participaciones de Montesa, Bultaco u OSSA en pruebas nacionales e internacionales. Llegados a este punto, para entender a la Puch Motocross hay que sumar además la creciente importancia del público más joven. Aquel que, con tan sólo 16 años, ya podía acceder a la conducción de un ciclomotor con menos de 50 centímetros cúbicos e interesantes exenciones fiscales.
La Minicross dio en el clavo desde un punto de vista comercial, ya que ponía al alcance de los adolescentes una máquina con la que empezar a familiarizarse no sólo con el Motocross tan de moda en aquellos días, sino también con la mecánica
Así las cosas, el lanzamiento de la Puch Minicross en 1972 reveló una gran sagacidad comercial por parte de Avello, poniendo en el mercado una montura sencilla y divertida con la que miles de adolescentes se iniciaron en sus aspiraciones motociclistas atronando por los caminos rurales. Todo ello gracias a su monocilíndrico con dos tiempos, 49 centímetros cúbicos y 2 CV a 5.500 revoluciones por minuto manejado a través de cuatro marchas. Además, la Puch Minicross supo despertar afición al presentar un motor fácilmente operable, ideal para aprender los rudimentos de la mecánica. Un dato a priori baladí, pero que al tiempo se manifestó vital al tener la virtud de fidelizar para la marca a no pocos jóvenes usuarios. De hecho, durante los años setenta resultaba bastante común el caso de motociclistas iniciados con este pequeño ciclomotor que, al correr el tiempo y las posibilidades monetarias, daban el salto a la Puch Cobra 75 de 1976. No obstante, hay que reconocer algunos detalles negativos en la Puch Minicross. Especialmente la debilidad de la horquilla delantera, fácilmente rompible si uno se creía Jim Pomeroy con su Bultaco ganando el GP de España de Motocross en 1973. De todos modos, estamos ante una montura de iniciación a la que bien se le podían perdonar ciertos fallos. Algo que el tiempo ha demostrado, situando a la Puch Minicross entre las máquinas más queridas por la afición española al motociclismo Off-Road.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Me gusta mucho vuestros comentarios sobre motos de mi adolescencia y me gustaría que lo hicierais sobre la Derbi Cross que era la competència de la Puch minicross. Gracias
Hola Josep Manel. ¡Muchas gracias por leernos! Pues la verdad es que es una sugerencia estupenda. La pondremos dentro de unos días junto a algunos ciclomotores de Cross más. ¡Saludos!
¡ AQUÍ EN INTERESE ! Las imágenes que aquí aparecen NO pertenecen a las primeras Minicross, ya que el depósito de gasolina que estás tenían en su primera versión eran de forma rectangular, de hay el nombre de casca huevos .
Ya os podéis imaginar el porqué
Hola Juan Manuel, aquí el autor del artículo. Efectivamente, de la Minicross se hicieron varias versiones, siendo la “cascahuevos” una de las más famosas -sino la que más- debido al nivel discontinuo entre el depósito y el asiento, más bajo éste último que el primero y, por tanto, comprometido de cara a parar golpes con los testículos siendo una pequeña saltarina de caminos. En fin, entre los lectores de este artículo seguro que alguno recuerda algún momento “doloroso”