Moto del día: Rondine Scooter 125

Moto del día: Rondine Scooter 125

Su excelente calidad tenía efecto en el precio, lo cual hizo que no pudiera competir con las Motovespa S.A


Tiempo de lectura: 5 min.

A comienzos de los cincuenta se produjo en España la afloración masiva de modelos scooter. Un nuevo tipo de motocicleta urbana llegada desde Italia, cuyas empresas crearon consorcios con diversos capitalistas españoles de cara a fabricar bajo licencia en la Península Ibérica. Así las cosas, Madrid fue uno de los lugares donde más se asentó esta nueva ola del motociclismo, creándose diversas fábricas en el tránsito de tan sólo tres años con ISO Motor Italia S.A ( Carabanchel, 1952 ) y Motovespa S.A  ( San Blas-Canillejas, 1952 )  a la cabeza. Dos marcas con producciones capaces de hacer sombra a la más modesta Moto Scooter S.A, lanzada al mercado bajo la denominación comercial Rondine con un plan que murió antes de poder culminarse.

No obstante, de cara a poner orden en todo esto lo mejor será empezar por una aclaración previa respecto al nombre de la marca. Y es que el término Rondine ha sido utilizado por diversas empresas motociclistas desde los lejanos años veinte, momento en el que un grupo de pilotos entusiastas con pasado en la aviación comenzó a usarlo para nombrar a sus motocicletas deportivas. No en vano, en italiano esta sonora palabra significa golondrina, por lo que aporta una adecuada imagen de rapidez y ligereza a cualquier máquina así nombrada. A partir de aquí, la confusión puede aumentar ya que la Rondine española cuenta con influencia italiana.

Sin embargo, no estamos hablando de alguna hipotética fabricación bajo licencia. Para nada. Lejos de ello se trata del origen de Bruno Hettore. El ingeniero contratado por el grupo de inversores españoles que fundó Moto Scooter en la madrileña Ronda de Toledo número 24 el 8 de octubre de 1951. Escogido para desarrollar las labores de ingeniero jefe, Hettore concibió un monocilíndrico de dos tiempos y 125 centímetros cúbicos como base de la gama Rondine. Estructurada en tres modelos propulsados por aquel mismo motor, ésta debía ofertar un motocarro, una motocicleta turismo y, claro está, una scooter. No obstante, las cosas apenas salieron como estaban planeadas.

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A comienzos de los cincuenta hubo una verdadera explosión scooter en España, apareciendo no pocas empresas que los fabricaban bajo diversas licencias italianas

Rondine Scooter 125, el diseño que chocó con la Vespa

En la España de los primeros años cincuenta los motocarros seguían siendo una herramienta imprescindible en el día a día de las pequeñas empresas. Por ello, Rondine lanzó una apuesta en este sentido con su Titán de 1953. Extremadamente inestable en su ancho eje trasero, la carencia de diferencial en el mismo ponía las cosas difíciles al tomar con no poca carga los típicos giros de cualquier recorrido urbano. Debido a esto, la verdad es que no tuvo demasiado éxito. No obstante, el modelo turismo Rondine 125 Sport logró mucha mejor suerte.

Dotado con una excelente calidad de fabricación – su precio era un 20% superior al marcado por las prestigiosas Lube vascas – , esta motocicleta estuvo durante un par de años a la cabeza de la competición en España. Es más, se mostraba intratable no sólo ante las nuevas y efectivas Montesa sino también ante no pocas monturas importadas. Sin embargo, más allá del Titán y la 125 Sport el verdadero propósito de Rondine estaba puesto en el mercado de las scooter.

Para ello, se concibió una máquina cuidada al extremo. Con calidades de fabricación más que reseñables así como un diseño repleto de detalles donde el buen gusto se conjugaba con la fiabilidad. Algo sin duda excelente, pero al tiempo demasiado ambicioso para lo que, en esencia, debía ser una simple montura para el día a día en la ciudad. Llegados a este punto, el Rondine Scooter 125 marcaba un precio de venta demasiado elevado. Una característica especialmente sangrante cuando, a los pocos meses de fundarse Moto Scooter, se anunció la inminente creación también en Madrid de Motovespa.

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Fue una especie de scooter de lujo, anunciándose con la calidad por bandera. Algo demasiado elevado para un segmento donde lo importante era no sólo la fiabilidad, sino también el buen precio

Filial en España de la popular marca italiana, anunciaba unos precios de venta verdaderamente populares. Eso sí, con una calidad de fabricación menor a la exhibida por el Rondine Scooter 125, aunque al mismo tiempo válida para sus sencillos propósitos, más aún si tenemos en cuenta el atractivo halo publicitario con el cual ya venían las Vespa desde su país de origen. Así las cosas, del Scooter producido en la Ronda de Toledo sólo vieron la luz unas pocas unidades, decretándose la inviabilidad económica del proyecto debido a la feroz competencia que suponían las Vespa. Algo a lo que, por si fuera poco, se añadía algo después la fundación de Lambretta Locomociones en Éibar. La otra empresa de inspiración italiana llamada a copar el mercado de las scooter hasta la llegada del predominio de Puch-Avello y sus motocicletas de pequeña cilindrada en los años setenta. En fin, una situación en la que el Rondine Scooter 125 apenas podía prosperar.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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