Hoy os traemos hasta nuestro sitio la moto más equilibrada de la marca británica en los últimos compases del siglo pasado y principios de este, la Triumph Sprint ST 955, una sport turismo -como bien indican sus siglas- que mezclaba lo mejor de cada una de las facetas de las motos salidas de Hinckley (Leicestershire).
Presentada en 1998, se mantuvo a lo largo de seis temporadas dando la réplica a las mejores del segmento, pero sobre todo a la sempiterna Honda VFR 800, gracias a su equilibrado funcionamiento pero a la vez teniendo armas con las que la japonesa nunca contó. Nos referimos a un motor con “chicha” y algo de mala leche, algo que parecía ser un tema tabú en la motocicleta del ala dorada.
La Triumph Sprint ST 955 fue dotada del incombustible tricilindrico que los británicos montaban en las más potentes de casa. Con una potencia inicial de 110 CV a 9.200 RPM y un par de 98 Nm a 6.200 RPM, conseguía unas prestaciones y comportamiento más que suficientes para afrontar de igual manera un viaje de varios días cargado con pasajero y equipaje, que un día de tandas de circuito donde, sin ser el mejor de la pista, podías pasarlo realmente bien.
La Triumph Sprint ST 955 se presentó para presentar batalla a las más punteras del segmento sport turismo, gracias a una nueva fórmula que contaba con su motor tricilíndrico y un buen compendio entre comodidad y conducción deportiva, que la hacía ser posiblemente la más equilibrada de todas.
Las ventajas de su motor de tres cilindros eran muchas, y entre ellas destacaba la buena respuesta en bajos y medios, como lo haría cualquier bicilindrico, pero sin las molestas vibraciones de estos. Arriba, llegando a casi las 9.300 RPM de giro máximo, la diversión estaba asegurada y no quedabas con la sensación de que faltara potencia en ningún momento.
A nivel de chasis los de Triumph la dotaron con un doble viga de aluminio y, siguiendo la tónica de sus competidoras más directas, la mencionada VFR y la Aprilia RST 1000 Futura, se montó un basculante monobrazo fabricado en el mismo material. En cuanto a las suspensiones, se le dotó de una horquilla hidráulica con barras de 43 mm y precarga ajustable. Para la parte posterior un monoamortiguador con la precarga regulable hacían el resto en este apartado.
En la frenada se optó por discos de 320 mm con pinzas de cuatro pistones delante y un solo disco de 255 mm con pinza de doble pistón en la rueda trasera. Con llantas de 17 pulgadas en ambos ejes, estas quedaban calzadas con neumáticos en medida 120/70 y 180/55 delante y detrás, respectivamente. El peso final en vacío era el más bajo del segmento, con 207 kilogramos declarados, aunque una vez puesta en la báscula este alcanzaba los 225 kilos.
En cuanto a las prestaciones de la ST, esta era capaz de alcanzar los 245 km/h y acelerar hasta los 100 km/h desde parado en 3,6 segundos, necesitando solamente 56 metros para tal fin. Con un consumo medio de 6,6 litros cada 100 kilómetros en conducción mixta, la Sprint conseguía recorrer distancias de hasta casi 300 kilómetros sin tener que repostar, por lo que afianzaba aún más su condición de rutera.
Con un propulsor que llegó a alcanzar los 120 CV de potencia, la Sprint ST disponía siempre de la potencia necesaria para salir airosa en prácticamente cualquier situación
Para la temporada 2002 la marca remozó su propulsor incrementando la potencia declarada en 10 CV gracias la incorporación de un nuevo conjunto de inyectores de mayor caudal, válvulas de mayor tamaño y un aumento de la comprensión, pasando esta de 11,2:1 a 12:1. Con los nuevos cambios poco o nada mejoró a nivel prestacional, pero sí que se notó una mayor contundencia en la entrega de potencia, sobre todo en la parte alta del cuentavueltas, donde contaba con ese plus de 10 CV más dando la galopada final.
Si a todo lo mencionado le sumamos su contenida tarifa de 1.995.000 de las antiguas pesetas, es decir, la más barata del segmento, los argumentos que nos mostraba eran muchos para hacernos con una de ellas, aunque en la realidad la mayoría de la gente optara por la japonesa que tan buena reputación atesoraba.
Triumph mantuvo el modelo hasta el año 2004, momento en el que esta dio paso a la nueva Sprint ST 1050, esta vez con un propulsor de 1.050 cc y una imagen más afilada. Coexistió con una versión más picante y deportiva de similar nombre, Triumph Sprint RS 955i.
En la actualidad podemos encontrar algunas unidades en nuestro mercado a precios irrisorios, haciendo aún más si cabe muy atractiva la opción de hacerse con una de ellas. Con casi total seguridad no os defraudará y podréis disfrutar de una motocicleta equilibrada y divertida a partes iguales.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.LA MEJOR MOTO QUE HE TENIDO JAMÁS
Como me gustaban las Triumph de finales de los novena y principios del “nuevo milenio”, y esta ST no es para menos, para mí más atractiva que el “coco” de la categoría, por no hablar de su hermana semicarenada la RS, que me motiva aún más.