De entre todas las Vespa desarrolladas desde 1944, la Vespa Corsa Circuito de 1947 cuenta con el privilegio de ser una de las más atractivas tanto en su historia como en su aspecto. Es más, se trata de uno de esos vehículos donde la necesidad se torna en virtud, creando modelos realmente atractivos y eficaces aún partiendo de circunstancias verdaderamente adversas. Así las cosas, lo mejor será empezar por el comienzo. Un comienzo situado meses antes de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, con la clara conciencia de la inminente reconstrucción de Italia tras la devastación causa por el fascismo y sus tan anheladas ínfulas expansionistas.
Dicho esto, lo cierto es que ya en 1943 incluso algunos de los más encendidos partidarios del régimen veían prácticamente inevitable su caída ante el empuje de los Aliados. Llegados a este punto – y con buena parte de las dotaciones industriales italianas bombardeadas a conciencia – multitud de fabricantes automotrices vieron claro el reciclarse a tiempos de paz enfocándose en ciclomotores y motocicletas económicamente accesibles. De esta manera, Piaggio ensayó ya en 1944 con los primeros prototipos de lo que habría de ser su archifamosa Vespa. Finalmente presentada en Milán durante 1946 para ser, con el permiso de las Lambretta, el scooter más exitoso de todos los tiempos.
No obstante, los primeros meses en el mercado fueron realmente decepcionantes para la Vespa. No se vendía. De hecho, algunos clamaron a los cuatro vientos el fracaso de aquel diseño extraño, con el motor envuelto bajo el sillín en vez de ir montado en la parte central de un bastidor más o menos tradicional. Además, a decir verdad su precio tampoco la hacía demasiado atractiva para los sectores populares. Mientras, los más privilegiados preferían directamente una motocicleta convencional o, en el mejor de los casos, un automóvil. Puestos en semejante tesitura, los directivos de Piaggio hicieron todo lo posible por aumentar las ventas.
Las ventas de la Vespa fueron creciendo de forma exponencial a finales de los años cuarenta, pero lo cierto es que sus primeros años fueron menos exitosos de lo que se podría pensar
Vespa Corsa Circuito, la imagen al servicio de las ventas
Una de las estrategias de venta más recurrentes en el motociclismo es usar las carreras no sólo como un banco de pruebas, sino especialmente como una pantalla en la que proyectar la imagen aspiracional de la marca. Gracias a ello, incluso fabricantes como Piaggio entraron en la competición aún con monturas urbanas. Justo el caso representado por la Vespa Corsa Circuito, la cual buscó mejorar la imagen de la marca en un contexto donde las primeras series de la popular scooter se vendían con verdadera dificultad a pesar de contar con una buena distribución gracias a su presencia en los concesionarios de Lancia.
Derivada de la Vespa 98 – reconocible por su faro sobre el propio guardabarros delantero – , la Corsa Circuito eliminó de sí todos los elementos innecesarios para la competición. Además, alteró su propia estructura colocando el sillín en una posición más atrasada. De esta manera, el piloto había de agacharse, logrando una postura más tendida y aerodinámica al tiempo que colocaba los pies sobre dos talones. Todo ello obviamente más incómodo que la relajada posición lograda en la Vespa de calle.
Respecto a la mecánica, el monocilíndrico de 98 centímetros cúbicos visto en las Vespa de calle era aquí alimentado por un carburador Dell’Orto con 17 milímetros. Más generoso y, por tanto, cómplice en la mejor respuesta de la mecánica con dos tiempos y capacidad para llegar hasta los 6 CV. Además, la refrigeración era forzada, asegurando así poder llevar el motor a límites forzados sin preocuparse demasiado por la temperatura del mismo. Por cierto, el freno trasero de tambor también recibió una ventilación especial.
Más allá de aligerar todo lo posible el peso, esta Vespa de carreras mejoró su carburación al tiempo que incluía la refrigeración forzada
Todo ello con la mente puesta en que la Vespa Corsa Circuito ganase carreras en las clases de cilindrada escueta. Algo que ocurrió, especialmente si hablamos de trofeos en cuesta como el Monte Mario de 1947. Además, esta montura sirvió para experimentar con soluciones técnicas que habrían de llegar a serie con la presentación de la Vespa 125 dos años más tarde. La más importante fue una nueva horquilla donde tanto la dirección como la suspensión se dispusieron en el lateral derecho. Así las cosas, no cabe duda sobre la importancia de la Vespa Corsa Circuito, animada por el afán innovador, la pasión por las carreras y la estrategia publicitaria.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS