Los scooter de tres ruedas aparecieron hace ya más de una década, con la premisa de aumentar la seguridad activa del vehículo y hacer que el conductor tenga un mayor control del tren delantero en toda ocasión gracias a tener un mayor apoyo y precisión en el guiado de la dirección. Los Japoneses de Yamaha con la primera generación del Yamaha Tricity 125, presentado en 2014, decidieron seguir un camino relativamente diferente al que había seguido su competencia directa.
Desde el año 2006 teníamos en el mercado al que ha sido uno de los pesos pesados de los scooter de tres ruedas, el Piaggio MP3, que además de las mencionadas virtudes se caracterizaba por tener una gran habitabilidad, capacidad de carga y protección aerodinámica. A este rompedor scooter otros muchos siguieron sus pasos como el fabricante Quadro, o dentro de la misma compañía, la marca Gilera con el Fuoco, por citar algunos ejemplos.
Yamaha, conocedora del mercado, con el Tricity 125 de primera generación, se quiso alejar de estos prácticos pero voluminosos y pesados scooter de tres ruedas y apostar por un segmento que no estuviese explotado. Creando un scooter de tres ruedas compacto y ligero, que tuviese unas dimensiones similares a las de un scooter del segmento de 125 urbanos y que se beneficiase de la mayor seguridad que aportaba el tener un tren delantero de dos ruedas.
Esto es algo que además, a priori, parece bien enfocado en un segmento en el que gran parte de usuarios buscan un medio de transporte económico, limpio, rápido y fiable. Y en el que también hay gran cantidad de conductores que acceden sin tener gran experiencia en el mundo de las dos ruedas a través de la convalidación del B+3 años de antigüedad, y que agradecen ese plus de confianza y seguridad que aporta el sistema de tres ruedas.
Legalmente, el Tricity 125 de Yamaha no es un triciclo de categoría L5e-A, sino un scooter convencional de la categoría L3e-A1 y esto hace que tenga una experiencia de conducción muy similar a un scooter convencional con los mismos mandos que un scooter de dos ruedas, ya que no necesita un pedal de freno o interruptor de bloqueo. Hecho que hace que cuando nos tenemos que detener por completo no podamos dejar los pies sobre sus plataformas y tengamos que equilibrarlo como si fuese un scooter convencional.
El sistema de inclinación delantero del Tricity, Yamaha lo denomina LMW (Leaning Multi-Wheels), y verdaderamente es un paralelogramo deformable que se ancla a bieletas de aluminio -para minimizar el peso- cuyos lados conectan a las ruedas delanteras a través de una doble horquilla con barras de 33 mm y 90 mm de recorrido.
El funcionamiento aunque parece complejo es bastante sencillo, las barras delanteras son huecas y su función es de hacer de guía antitorsión, las traseras, sin embargo, son horquillas convencionales que contienen muelles e hidráulicos. De esta forma se consigue que las ruedas estén siempre alineadas en planos paralelos, pero que puedan moverse de forma independiente.
A nivel visual si obviamos el conjunto de suspensión delantera, tenemos un scooter de líneas bastante conservadoras y que sigue las tendencias de diseño deportivas por las que lleva apostando la marca desde hace años con líneas angulosas y materiales cuidados. Encontramos un scooter poco voluminoso -aunque con hueco bajo el asiento para albergar un casco integral-, con plataforma plana para el conductor y con estriberas para el acompañante, que posee el equipamiento imprescindible en una pantalla LCD monocromática, para mantener un precio bajo.
El propulsor, es bastante sencillo. Se trata de un monocilíndrico de cuatro tiempos de 125 cc, refrigerado por agua, realizado en aluminio forjado y que cuenta con un único árbol de levas y dos válvulas (SOHC), además de un sistema de inyección denominado YM Jet-Fi. Con esta tecnología queda por debajo del límite de potencia del carnet A1 -o B+3 años de antigüedad- ya que consigue entregar una potencia de 11 CV a 9000 RPM y un par de 10,4 Nm a 5500 RPM que le hacen superar los 90 km/h.
La frenada del Yamaha Tricity 125 cuenta con un sistema combinado denominado como UBS (Unificated Brake System). Un sistema mediante el cual cuando se usa la maneta izquierda la potencia de frenado se reparte entre las ruedas delanteras y traseras, por el contrario, cuando accionamos la maneta derecha, únicamente se utiliza la frenada de las ruedas delanteras.
El equipo está formado por dos discos delanteros -uno en cada rueda- de 220 mm y un disco trasero de 230 mm y en esta primera generación había posibilidad de equipar opcionalmente ABS.
En el apartado de llantas encontramos un generoso diámetro en la parte delantera con dos ruedas de 14 pulgadas que montan neumáticos en medida de 90/80. La llanta trasera como suele ser habitual en los scooter de rueda alta que tienen un buen hueco bajo el asiento, el diámetro de la llanta delantera disminuye hasta las 12 pulgadas con un neumático eso sí de 110/90.
Sin ningún tipo de duda, esta Yamaha Tricity 125 de primera generación es una gran opción para aquellos que buscan un scooter de tres ruedas pensando en aumentar la seguridad a un precio asequible en el mercado de segunda mano, ya que su precio de venta fue bajo desde el inicio -3599 € para la versión sin ABS- y a día de hoy es fácil ver unidades por debajo de 2000 €.
Además, su bajo peso de 152 kg con todos los llenos, su tamaño compacto y su reparto de pesos 50-50 con un bajo centro de gravedad lo hacen ideal para aquellos que buscan una moto fácil con la que iniciarse.
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Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.COMENTARIOS