En 1985, y con tan sólo 36 años, una diabetes pertinaz segó la vida de Víctor Palomo. Sin duda uno de los deportistas más destacados para el motociclismo español de los años setenta, logrando llegar a lo más alto de la categoría con la cilindrada más potente en 1976. Todo ello gracias a la Yahama TZ750. Una de las motocicletas básicas en la trayectoria competitiva de la casa japonesa durante aquella década, desembocando en el dominio absoluto de sus diferentes evoluciones. De hecho, tan absoluto e incontestable que la FIM decidió sacar del Mundial a la categoría de los 750 centímetros cúbicos tras la evidencia de que aquello parecía ser una copa monomarca. Un final que, obviamente, tuvo un principio. Por ello será mejor que vayamos paso a paso.
Para empezar, tenemos que tener en cuenta lo desconocida que es la historia de la categoría de los 750 centímetros cúbicos en el Mundial. Y bueno, no es para menos. Al fin y al cabo, ésta sólo se disputó durante tres temporadas desde 1977 hasta 1979. No obstante, desde 1973 venía celebrándose como copa mundial primero en circuitos del Reino Unido y posteriormente en trazados repartidos por toda Europa. Así las cosas, parecía indudable que al fin esta cilindrada se estaba haciendo un hueco en la escena internacional, aupada desde su origen en los Estados Unidos.
País donde gozaba de una gran popularidad iniciada ya en los años sesenta, cuando estas motocicletas de carreras con corazón de superbikes se dejaron ver por trofeos tan reseñables como Daytona. Todo un fenómeno comandado por la aparición de la Honda CB750. La cual utilizó la presencia de su mecánica en las carreras para promocionarse en un mercado donde las antiguas Harley-Davidson quedaban cada vez más arrinconadas ante la eficacia y el atractivo de las monturas japonesas. En suma, una suerte de factores estratégicos responsables de hacer crecer esta cilindrada hasta el punto de ponerla a escala mundial.
La carrera deportiva de Víctor Palomo fue de lo más interesante, llegando a ser incluso un destacado especialista en Esquí Acuático para destacar luego en las cilindradas más altas del motociclismo
Yamaha TZ750, una máquina hecha para ganar
Durante los años sesenta la entrada de los fabricantes japoneses en el Mundial se concretó con un dominio cada vez mayor en casi todas las cilindradas a excepción del medio litro, copado de forma abrumadora por las MV Agusta de John Surtees, Mike Hailwood, Giacomo Agostini y Phil Read sucesivamente. Así las cosas, a finales de la década la FIM realizó un cambio de normativa realmente polémico, limitando el número de cilindros y marchas en clara oposición a las marcas japonesas, caracterizadas por sus tetracilíndricas así como por máquinas tan sensacionales como la Suzuki KR67 y su caja de cambios con catorce marchas.
Llegados a este punto de agravio, Honda y Suzuki abandonaron de forma oficial el Mundial en 1968 seguidas de Yamaha al año siguiente. Una situación que no duró demasiado, ya que los nipones usaron su salida a forma de inteligente retirada táctica a sus cuarteles de invierno. Lugar donde desarrollaron las máquinas con las que barrieron las cilindradas superiores durante los años setenta. De hecho, en el caso de Yamaha sus icónicas TZ fueron básicas para entender tanto el Mundial de 350 como el de 500.
No obstante, la marca también ambicionaba situarse en lo más alto de la gran cilindrada de 750, ya convertida en copa internacional durante el mismo 1973 en el que se presentó la Yamaha TZ750. Precisamente la máquina destinada a copar la categoría haciéndose con todas las temporadas a excepción de la primera, ganada por Suzuki. Es más, no pocos cronistas deportivas de la época califican a la Yamaha TZ750 como uno de los diseños más prestacionales y fascinantes de la historia, con su motor de dos tiempos con 694 centímetros cúbicos y 90 CV en la primera serie, elevados a 747 centímetros cúbicos y 120 CV en la última, de 1979.
Finalmente, el dominio de la Yamaha en el Mundial de 750 fue tan abrumador que la FIM decidió retirar la categoría ya que se estaba convirtiendo en un paseo triunfal sin contestación para la marca nipona
De todos modos, centrándonos en la versión con la que ganó Víctor Palomo el campeonato de 750 en 1976 su potencia debería rondar los 90 CV ya que, justo al año siguiente, es cuando se produce aquel salto a los 120 CV. Y así, con esas prestaciones ofrecidas por la Yamaha TZ750 cedida desde el equipo francés Sonauto, Víctor Palomo firmó una temporada sensacional para, de hecho, acabar de forma oficial en las filas de aquel equipo de cara al año siguiente. No obstante, desde el momento en el que consiguió aquel título mundial en la imponente categoría de los 750 centímetros cúbicos la suerte pareció dejarlo de lado, especialmente cuando en 1979 sufrió un terrible accidente en las 24 Horas de Montjüic estrellándose de noche contra una motocicleta averiada en medio de la pista. Unos años finales muy duros, incapaces de borrar eso sí la gran gesta conseguida como dueño y señor de la cilindrada más grandilocuente.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS