La moto del día de hoy, la Yamaha XJ 650, supuso una gran revolución en el mercado español, ya que fue uno de los primeros modelos que llegaron tras la apertura a la importación y venta de modelos japoneses en los años 80, también hubo un modelo XJ 650 Turbo que se vendió en mucha menor medida.
Vino de la mano de SEMSA, que estaba constituida -como ya os he comentado en alguna ocasión- por la desaparecida marca Sanglas, un conglomerado de varios bancos españoles de la época y por Yamaha, que había entrado en nuestro mercado gracias a los últimos modelos de Sanglas, a los que aportaban sus propulsores.
Una ocasión que la marca aprovechó para hacerse poco a poco con el control de SEMSA ampliando su accionariado sobre el grupo, y haciéndola desaparecer finalmente en 1989 para dominar el mercado español, produciendo alguno de sus modelos minoritarios en las instalaciones que tenían en nuestro país hasta 2011 y abandonando la fabricación nacional en ese mismo año -la misma historia que se repite en numerosas marcas de otros fabricantes españoles, y de la que parece que aún a día de hoy no hemos aprendido-.
Centrándonos en el modelo, podemos decir que se ganó al público por méritos propios, ya que aportaba lo que los motoristas españoles demandaban desde hace tiempo, un modelo de carácter deportivo -coqueteaba con los 200 km/h- que fuese efectivo en parte ciclo como los modelos europeos, que fuese muy fiable, de bajo mantenimiento y que tuviese una relación calidad-precio aceptable -costaba 570.000 ptas-. Como veremos, acertaron de lleno.
La joya de esta moto es su motor, de funcionamiento suave y muy lleno en todo el rango de revoluciones, con un consumo relativamente contenido para la época en la que se desarrolló y de una potencia reseñable incluso a día de hoy. Tenía algunas peculiaridades que lo hacían interesante, ya que aportaba una estrechez del conjunto que se había visto poco hasta entonces en motores de cuatro cilindros de este cubicaje, gracias al montaje del alternador y el motor de arranque detrás del bloque.
También debido a la incorporación de un nuevo sistema de admisión -a partir de 1982- denominado YICS, acrónimo de Yamaha Induction Control System, que es un sistema de admisión que utiliza unos conductos secundarios que aprovechan el vacío generado por los propios cilindros para introducir una mezcla de aire y gasolina en las cámaras de combustión generando una turbulencia, cuyo efecto repercutía en una mejor combustión, menor consumo y un funcionamiento mas lleno en todos los regímenes de funcionamiento -según explicaba la marca en la publicidad de la época-.
El propulsor en sí mismo en un tetracilíndrico en línea refrigerado por aire, con doble árbol de levas en cabeza DOHC y dos válvulas por cilindro, que se encuentra alimentado por cuatro carburadores de 32 mm, que en la mayor parte de unidades son Mikuni, pero que también pueden ser Hitachi -más complicados de carburar y de encontrar repuestos- dependiendo del año y procedencia de fabricación.
Es un motor que es capaz de rendir 71 CV a 9.400 RPM y de proporcionar un par de 57 Nm a 7.500 RPM. Este motor está asociado a una caja de cambios de cinco relaciones con embrague bañado en aceite, cuya transmisión final se realiza a través de un eje cardánico de un funcionamiento muy suave y preciso, sobre todo comparándolo con el de las motos europeas con las que coexistía.
La imagen de moto tranquila con su gran faro circular -de 200 mm- y asiento corrido escondía un conjunto bastante elaborado, con un chasis de doble cuna de acero, suspensiones Kayaba en ambos ejes, una horquilla delantera de 36 mm de diámetro y doble amortiguador trasero, con regulación en precarga a partir de 1982.
El conjunto de frenos consta de un equipo de doble disco delantero con pinzas de dos pistones y discos lisos -rayados a partir de 1982- de 268 mm y un tambor trasero de gran tamaño. Pueden parecer elementos sencillos a día de hoy, pero resultó ser uno de los conjuntos mejor balanceados de la época, que el tiempo y la evolución en componentes inevitablemente ha dejado muy atrás.
La medida de neumáticos y llantas, son totalmente diferentes a lo que estamos acostumbrados a día de hoy en una moto de carretera, con una llanta delantera de 19 pulgadas -medida que montan algunos modelos trail actualmente- con medida de neumático de 100/90 bastante estrecho, y una llanta trasera de 18 pulgadas con un neumático 120/90. Esto hace que la oferta de neumáticos actual con estas medidas sea escasa y únicamente se pueda recurrir a algunos modelos de contados fabricantes.
En general, me parece una gran opción para los amantes de las motos clásicas, un modelo cuyo valor se empieza a poner en alza, y que resulta interesante por imagen, fiabilidad y por que en prestaciones no dista en exceso de una moto actual -salvando las distancias de desarrollo y parte ciclo- lo que hace que sea una moto divertida y con la que poder viajar.
Además, el hecho de que se vendiesen bastantes unidades en nuestro mercado no hacen que sea una moto imposible a la hora de encontrar recambios, y aún se pueden encontrar modelos a precio razonable que se pueden dejar en un estado casi perfecto con un poco de cariño y dedicación.
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Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.mucho mejor que las neoretro…la carburaciòn podrìa molestar, pero algùn defecto tiene que tener..