Muchas motocicletas icónicas ganan este estatus debido a sus increíbles prestaciones o por su espectacular aspecto, pero otras llegan a este olimpo por razones completamente diferentes. Por ejemplo, esta modesta Honda CT110 tiene una legión de innumerables seguidores en otras latitudes por su naturaleza confiable y su sencillez.

Hasta el 2011, esta unidad formó parte de la popular flota rural del correo australiano, un modelo muy conocido entre los ciudadanos de nuestras antípodas como “Postie”.

Fue entonces cuando su actual propietario la adquirió en una subasta, motivado por su construcción simple, sin lujos y con bajos costes de mantenimiento. Y así la utilizó prácticamente a diario durante una década como transporte personal para trabajo y ocio. Como ha comentado, “Nunca recibí la menor queja por parte de la motocicleta”. Pasado este tiempo, Guy, que así se llama su propietario, se dio cuenta de que la máquina que tan buen servicio le había dado ya no daba más de sí y fue cuando comenzó a pensar en una restauración y de paso, un cambio de imagen más personalizado. En su búsqueda de un taller de confianza, se encontró con Ellaspede y de inmediato vio entre sus empleados el caldo de cultivo necesario para llevar el proyecto a cabo. Los chicos estuvieron más que satisfechos con el encargo, así que la pequeña Honda se envió a la sede del taller en Brisbane, Queensland.

El resultado final no se parece en nada al original. Los artesanos de Ellaspede realizaron una intrincada cirugía en la parte trasera, acortando el chasis para darle un aspecto completamente nuevo. Se instaló un nuevo depósito de combustible proveniente de una Honda CG125 y un sillín a medida obra de la casa. Faro y cúpula se mantuvieron de la original. El manillar, de Vans x Cult, espejos retrovisores e intermitentes son nuevos. Los controles y principales relojes se han mantenido, con excepción del cuentarrevoluciones, que ha sido sustituido por una tira de leds más pequeña de Motogadget. Un guardabarros mucho más compacto remata las modificaciones en la parte delantera. En el colín, los australianos montaron una luz led Koso y un soporte de matrícula a medida.

El esquema de pintura elegido fue el blanco y negro. Mientras que el depósito de combustible y la cúpula del faro se pintaron en blanco, el resto se recubrió de negro para crear el mayor contraste posible.

Con el trabajo de pintura terminado, se procedió a la reconstrucción completa de la caja de cambios de cuatro velocidades. Se reforzó el embrague y se revisó el voluntarioso motor monocilíndrico de 125 cc, que recibió un nuevo carburador Mikuni y un precioso filtro de aire. El escape se cambió por completo por uno nuevo hecho a medida en acero inoxidable.

Con un rendimiento mejorado y una nueva apariencia sorprendente, esta CT110 remodelada sigue en activo como la montura diaria de su propietario en los desplazamientos por las bulliciosas calles de Brisbane. Sus modestas cifras son compensadas por su maravilloso aspecto y por no pasar desapercibida entre las modernas y mucho más anodinas motocicletas actuales.