La Unión Europea (UE) tiene al medioambiente entre ceja y ceja. Y con razón, pues debemos de reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases (cómo los óxidos de nitrógeno). Pero no solo a través de la eliminación gradual de las mecánicas de combustión interna. Hay que hacerlo también en la forma en la que se construyen y se reciclan las cosas, lo que afecta inexorablemente al mundo del motor.

De cara a 2035, la UE pretende prohibir en todo su territorio la venta de cualquier vehículo motorizado por una mecánica de combustión interna, es decir, gasolina y diésel. Y también nos obliga a achatarrar nuestros coches cuando han cumplido con su cometido. De hecho, ya hay una legislación acerca del reciclaje y la reutilización al final de la vida útil de un coche establecida por la Directiva de Vehículos al Final de su Vida Útil (ELV, por sus siglas en inglés) y eso incluye también todos los elementos del mismo.

Cuando nuestra apreciada montura necesita piezas, si bien lo óptimo sería acudir al propio fabricante a pedir los recambios, lo habitual es acudir a Internet o a tiendas de repuestos de segunda mano. Esto podría acabar más pronto que tarde, ya que la directiva europea busca unificar sus bases al final de la vida de una moto con las de los coches a través de un mayor control sobre este tipo de piezas hasta, finalmente, llegar llegar a prohibirlos. Por lo tanto, sí, cuando muera tu moto, de que llevarla al desguace.

Como sucede con los coches, no habrá que pagar por desprenderse de la moto al desguace, pero no puede haber sido objeto de ninguna operación previa de desmontaje de piezas

Entonces, ¿qué ocurre con las piezas que se pueden aprovechar? ¿No las puedo vender? De momento, sí. El Real Decreto 20/2017 de la Ley de recambios usados obliga a que la venta de dichos recambios, procedentes de coches dados de baja definitivamente, deba realizarse obligatoriamente en un centro CATV (Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos). La clave aquí está en la palabra “coches”. Eso quiere decir que tanto las motocicletas como los ciclomotores y los sidecar están exentos de esta norma.

Sin embargo, en las altas esferas europeas ya están debatiendo revertir la situación con el fin de que las motos se procesen “más limpiamente”. Algo que se verá sustentado a través del Real Decreto 265/2021, el cual dictamina que todo vehículo que esté al final de su vida útil tendrá la consideración de residuo y el propietario será obligado a llevarlo al desguace para que sea achatarrado. ¿El motivo? Que los metales pesados y los líquidos corrosivos y peligrosos vayan destinados a un lugar controlado.

Equiparar la normativa de procesamiento de los coches con las motos también afectaría a las clásicas e históricas, pudiendo solo optar por un recambio nuevo o de desguace

Porque eso es lo que deben hacer los desguaces, pues tienen la obligación de garantizar que esos elementos sean almacenados y/o eliminados adecuadamente. La UE plantea que, los metales pesados como el cadmio o los fluidos extraídos de una moto tendrían que pasar por un proceso regulado, dado que son sustancias nocivas y contaminantes que no se pueden eliminar desde casa, o al menos no de forma controlada.

Lo entendemos. Pero, hay muchísimas motos inactivas por el motivo que sea que pueden otorgar una segunda vida a otras muchas, motivo por el que sus piezas se publican en el mercado de segunda mano… Por ahora. Con lógica, la Federación de Asociaciones Europeas de Motociclistas (FEMA), defiende el modelo actual y pide que la Unión Europea permita el reciclaje en casa, o que al menos las motos clásicas puedan quedar exentas de dicha norma, pues las motos ya se reciclan exhaustivamente al morir.

La FEMA va a insistir en que se permita el desmantelamiento particular para que los dueños de motocicletas en desuso puedan seguir vendiendo piezas de segunda mano

Para refutar su declaración, la FEMA ha remitido a un estudio sueco que hace referencia al reciclaje de entre el 80 y el 100 % cada moto; con una muestra en la que se analizaron entre 500 y 700 motos al año. La misma investigación cita que los componentes que continúan en circulación se revenden, mientras que los demas son reciclados de acuerdo a la normativa vigente. Lo que está claro es que, mientras el diferencial de precio entre una pieza nueva y una usada sea tan acusado, el mercado de segunda mano vivirá.