“The world’s most powerful production motorcycle”, es lo primero que encuentras al visitar la web de PGM. Desde los albores de la movilidad privada, en Australia siempre han sido creyentes del motor V8, ya sea en los coches cotidianos, en el mundo de la competición o sobre las dos ruedas, como es el caso de la PGM V8.
El australiano encargado de llevar a la práctica esta moto lleva el nombre de Paul G. Maloney, un ingeniero altamente calificado con un currículum donde destacan sus 20 años de experiencia en MotoGP, WSBK y Fórmula 1. Acompañándole, otro grupo de personas igualmente cualificadas que, durante 40 años, se ha dedicado a la preparación de motocicletas para el WSBK y ASBK (Australian Superbike Championship).
La PGM V8 no es solo una moto con un gran motor, también es auténticamente eficaz y funcional
Juntos, dieron vida en 2015 a la PGM V8, creada con el objetivo de ser la moto de producción más rápida del planeta. El corazón de esta máquina es el resultado de unir dos bloques de cuatro cilindros provenientes de una Yamaha YZF-R1. En consecuencia, el propulsor resultante es un ocho cilindros en V a 90 grados con 1.996 cm3 de desplazamiento, tamaño realmente compacto, refrigeración líquida y capaz de girar hasta las 12.800 vueltas.
Son 334 CV y 214 Nm a 9.500 RPM que se entregan a la rueda posterior a través de una caja de cambios secuencial de seis velocidades. Con estos números, otras deportivas como la Ducati Panigale V4 o la BMW S 1000 RR hacen que parezcan débiles compañeras de juego en comparación. Porque no es solo potencia, la compañía también se ha preocupado de mantener el peso a raya: 242 kilos con el depósito lleno.
Dado que el motor es el principal peso pesado, se ha construido un chasis a su alrededor con una parte de ciclo que permita la máxima agilidad y maniobrabilidad, y contenga los impulsos asesinos de los centenares de caballos con tan solo un giro de muñeca. El chasis multitubular ha sido reforzado con grandes cantidades de fibra de carbono, el subchasis es de aluminio y el sistema de escape de titanio (disponible en configuración de carretera y circuito) ha sido diseñado por Akrapovic exclusivamente para esta moto.
Las asistencias electrónicas a la conducción brillan por su ausencia. Sus creadores buscan que el usuario sienta el placer de una conducción salvaje… y muy peligrosa sin dos dedos de frente
Para facilitar el paso de los tubos de escape, el basculante se ha diseñado de tal forma que parece invertido. El resto de la parte de ciclo queda a la altura de las pretensiones deportivas de esta moto. La horquilla delantera con barras de 48 mm de grosor y el monoamortiguador posterior con anclaje específico quedan firmadas por el especialista Öhlins. El sistema de frenado ha sido dispuesto por Brembo, con pinzas de anclaje radial, mientras que las llantas de magnesio Marchesini quedan abrazados por unos neumáticos Michelin de altas prestaciones.
El precio también es un punto de interés, pues el conjunto de primer nivel que conforma la PGM V8 no es barato. Son 160.000 euros como punto de partida. No solo hay que estar loco para comprarla, sino también tener buenos ahorros bajo el colchón. Eso sí, la exclusividad de tener una de las mejores motos que se fabrican en estos nuestros días no la quita nadie. Y si te preguntas por su velocidad máxima, la propia marca te responde con un “How brave are you?” (¿Cuán valiente eres?)
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS