Hoy vamos a bucear un poco en uno de los modelos más desconocidos de la firma de Hamamatsu. Estoy hablando de la Suzuki GV 1200 Madura, una moto que nació a mediados de los 80 como una power cruiser o power custom.
Este tipo de moto estaba muy en boga por aquel entonces y quizá su máximo exponente, o el que más conocemos por estas tierras, es la Yamaha V-Max; aunque Honda también se apuntó a esta moda con la Honda Magna. De aquellos años, los fabricantes japoneses estaban empezando a pegar duro en los Estados Unidos y uno de los gigantes a batir era la todopoderosa firma nacional Harley-Davidson.
De repente empezaron a llegar un montón de motos del otro lado del charco, del país que perdió la guerra. Las Suzuki Intruder, las Kawasaki Vulcan, las Yamaha Virago… pero eso no era suficiente, ya que una Harley siempre sería una Harley y no una imitación.
En este panorama los japoneses se sacaron de la manga un concepto nuevo. Seguir haciendo una custom, pero metiéndole un motor enorme dentro, en V sí, pero de cuatro cilindros y refrigerado por agua, para subir las cifras de potencia hasta valores nunca vistos anteriormente en este tipo de motos.
No nos engañemos. No eran motos deportivas. No tenían carenado, ni bajo peso, ni unas geometrías que primasen la agilidad y el paso por curva. La idea era hacer motos que acelerasen y corriesen mucho… en línea recta. Una idiosincrasia que casaba a la perfección con el cliente tipo americano y toda la filosofía de los muscle cars.
La clave de la Suzuki GV 1200 Madura, su razón de ser, era su corazón tetracilíndrico en V a 82 grados. Con 1.165 cc y cuatro válvulas por cilindro, era un prodigio tecnológico para aquella época y estaba a años luz de los tradicionales bicilíndricos en V refrigerados por aire que eran el estándar en lo que a customs se refiere.
Gracias a sus cuatro carburadores Mikuni de 36 mm erogaba 116 CV de potencia, cifra muy respetable para aquellos años y que estaba solo al alcance de las motocicletas más rabiosas, prestacionales y deportivas de la época.
Suzuki presumía de un sistema hidráulico para el ajuste continuo de la holgura de válvulas, por lo que no requería de este esta costosa operación de mantenimiento, algo muy a tener en cuenta en un V4 de altas prestaciones, el esquema mecánico más desagradable a la hora de los reglajes.
El embrague era de tipo multiplato bañado en aceite y con mando hidráulico. Además, la caja contaba con seis velocidades, y una transmisión mediante eje cardan libre de mantenimiento, todo un rara avis dentro del mundo custom.
En resumidas cuentas, la Suzuki GV 1200 Madura quería ser una custom y atacar a este tipo de cliente, pero pasaba de los clichés y de los mantras del segmento, reinventándolo y apostándolo por la innovación y la tecnología. Su apartado estético era el más convencional y acorde a lo que se estaba haciendo hasta ese momento en el universo custom. Manillar alto, horquilla muy lanzada, y asiento ancho y abotonado.
Me llama poderosamente la atención la medida de las gomas 110/80 R19 y 140/80 R16. Eran las encargadas de lidiar con los 117 CV y los 268 kg que alcanzaba la motocicleta lista para rodar. Seguramente la pareja de frenos de 268 mm mordidos por pinzas mono pistón se verían en apuros cada vez que el conductor necesitara realizar una frenada brusca.
Ahora es cuando os comentaría cómo cotizan hoy en día, pero como nunca llegó a España es harto complicado dar con alguna de estas en suelo patrio. No obstante, siempre puede aparecer alguna unidad salvaje con una extraña historia de dueños e importaciones a sus espaldas. Solo es buscar y tener paciencia.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS