Cuando un modesto fabricante quiere ganar una parte del pastel a un fabricante generalista mucho mayor y asentado, se ve casi obligatoriamente a utilizar dos caminos. Por un lado puede despuntar sobre el creando un producto de más calidad y obligatoriamente más caro que el público esté dispuesto a pagar, o por el contrario, ofrecer un producto más completo a un precio similar o ligeramente inferior.
Bajo esta segunda premisa se desarrolló nuestra compañera de hoy, la Rieju RS3, una motocicleta que venía de una estirpe nacida como deportivas de raza, como la Rieju RST 80, o los ciclomotores de 49 cc, que habían utilizado mecánicas dos tiempos como las Rieju RS1 o RS2 (de la que también hubo versión 125 cc 4t).
En este caso, la marca gerundense creada por los socios Riera y Juanola -de donde nace el acrónimo RIEJU- en 1934, en cierta medida obligada por las normativas anticontaminación -el propulsor cumple la normativa Euro3-, pasa a apostar por una mecánica de cuatro tiempos.
A nivel estético, se aprecia una imagen deportiva que va en consonancia con las sensaciones que transmite la moto. La Rieju RS3 es una motocicleta pequeña y afilada, con un carenado envolvente y una cúpula baja. Cuenta también con semimanillares bajos que van dispuestos bajo la tija, posee un colín elevado y un asiento y estriberas que nos obligan a adoptar una posición muy racing a sus mandos.
Rieju confiaba para esta RS3 una vez más en el fabricante italiano Minarelli, con el que ha colaborado en innumerables ocasiones, concretamente, esta vez se utilizaba el mismo propulsor Minarelli desarrollado conjuntamente con Yamaha. Un motor que la firma de los diapasones utilizaba en su buque insignia de deportivas de octavo de litro de la época, la YZF-R125.
Este propulsor ponía sobre la mesa casi toda la artillería desarrollada disponible, y dejaba a los monocilíndricos de cuatro tiempos refrigerados por aire -como por ejemplo el de la Rieju Tango– habituales de la época, en pañales.
De esta forma, el propulsor monocilíndrico pasaba a estar refrigerado por agua y disponía de un simple árbol de levas en cabeza (SOHC). Cuenta además, con cuatro válvulas y posee un diámetro/carrera de 52×58,6 mm para cubicar 124 cc.
En la alimentación es en lo único que difería respecto a la citada Yamaha, ya que en su caso desechaba la inyección y apostaba por un sencillo carburador Keihin de 39 mm, con estárter situado en una cómoda posición en el semimanillar izquierdo.
De esta forma, se llegaba a la máxima potencia permitida -15 CV- por los carnet de moto tipo A1, y el de coche B + 3 años de antigüedad. Aunque desde Rieju, que no habían utilizado tanta electrónica como los nipones, tenían una pequeña picaresca, conocida por los vendedores y compradores, ya que con la simple desconexión de un cable bajo el depósito, se hacía que el motor girase más alegre y lleno y alcanzase más régimen de revoluciones ganando algún cv extra.
El chasis mixto construido en acero y aluminio es de tipo doble viga, con dos tubos que se dejan ver por la parte superior del carenado. Al mismo se une un basculante de doble brazo fabricado en fundición de aluminio que cuenta con un tirante de refuerzo en su parte superior.
La suspensión cuenta con una horquilla invertida con barras de un generoso diámetro -41 mm- que tiene un tarado muy firme y deportivo pero que no posee ningún tipo de regulación. El monoamortiguador trasero, sin embargo, si es regulable en precarga.
El equipo de frenos delantero cuenta con una pinza de anclaje radial de doble pistón y un disco de un diámetro de 280 mm. El disco trasero, más sencillo, para apoyar la frenada cuenta con una pinza de único pistón y un disco de 220 mm. No hay disponible una versión con ABS ni frenada combinada.
Las llantas en ambos ejes son de 17 pulgadas y cuenta con unos neumáticos Michelín en una medida coherente para las dimensiones, peso y potencia del modelo, siendo el delantero un 100/80 y el trasero un 130/70.
A nivel dinámico es una motocicleta con la que divertirse en carretera de curvas, ya que cuenta con un chasis rígido bien puesto a punto, unas suspensiones firmes que no desfallecen en los cambios de apoyo o frenadas fuertes y un propulsor de los que mejor se comportan dentro del segmento.
Este comportamiento vivo del propulsor, que se siente a gusto girando arriba del tacómetro, se ve acrecentado además, por la apuesta de la marca y su empeño de reducir el peso, que es según lo que declara la marca es de 128 kg.
Esto hace que la Rieju RS3 alcance sin problemas velocidades de 120 km/h reales, e incluso un poco superiores dependiendo de la orografía y desarrollos. Unos datos que dentro de este tipo de mecánicas y potencias no sean tan fáciles de alcanzar y se consideren buenas cifras incluso casi 12 años después de su lanzamiento.
Tanto se confió en este modelo por parte de la marca, que apostaron por el para crear una copa monomarca dentro del campeonato mediterráneo de velocidad, que aseguraba igualdad mecánica y deportiva para que jóvenes pilotos pudiesen competir y desarrollar sus habilidades sobre una motocicleta que aunque contaba con numerosas modificaciones, se basaba en la Rieju RS3 de calle.
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Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.COMENTARIOS