Moto Morini, gracias a su acuerdo con Zhongneng Vehicle Group –en realidad, la firma italiana fue adquirida en 2018–, un conglomerado chino capaz de fabricar hasta 700.000 vehículos al año, puede permitirse el lujo de mirar hacia el futuro con cierta tranquilidad, mucha más de la que tuvo entre 2010 y 2018. Como ha ocurrido con algunas de las marcas italianas de antaño, tales como Benelli o Fantic, el poderío de los fabricantes chinos, que están dispuestos a quedarse con todos los nombres míticos europeos, es la base de la actual existencia de Moto Morini.

No vamos a decir que estemos muy conformes con la aparentemente imparable adquisición de marcas por parte de la industria china –en el segmento de los coches se han quedado con marcas como Volvo, por ejemplo–, pero sí vamos a decir que estamos contentos de que marcas míticas continúen en activo. Ahora solo faltaría que Piaggio pusiera de nuevo en activo a Laverda y que alguien echara un ojo a la lista de marcas españolas, ¿o acaso nadie quiere volver a ver a Bultaco o a OSSA de nuevo en activo?

Además, en el caso de Moto Morini lo han hecho bien, pues han empezado su recuperación por los segmentos de moda: trail y scrambler, donde se centran un buen puñado de ventas, para después, abrir un poco más el abanico de opciones y guiñarle el ojo al segmento de las custom con la llegada de la Moto Morini Calibro, una moto que recuerda muchísimo a la Honda Rebel por su diseño y por el cliente objetivo. Un lanzamiento que se acompaña por la inauguración de una sede de Moto Morini en Estados Unidos, donde el segmento custom es uno de los más populares.

La nueva Calibro se integra en una parcela de mercado, el de las custom A2, que no tiene una oferta especialmente nutrida. Tan solo están presentes la Kawasaki Vulcan S y la Eliminator 500, la Honda CMX500 Rebel, y, quizá, la Royal Enfield Super Meteor 650, modelos, todos ellos, cargados de personalidad. Como hemos dicho antes, se parece bastante a la Honda Rebel, aunque eso no tiene porque ser un problema, sobre todo cuando los italianos saben como darle un toque especial a sus motos, incluso a las custom. No obstante, el parecido con la japonesa se centra sobre todo en la zona que va desde el asiento hasta a rueda delantera –aunque las formas son algo más suaves en la italiana–.

Si olvidamos este detalle, podemos echar un vistazo a otros apartados como el chasis. Se trata de un doble cuna fabricado con acero, junto a un basculante también de tubo de acero, mientras que la rueda delantera va sujeta por una horquilla convencional con barras de 41 milímetros. En este chasis se ancla un motor que también se usa en otros modelos de la marca y que, curiosamente, tiene parecido con el motor de la Vulcan S. Básicamente porque se trata de un dos cilindros en paralelo con 650 centímetros cúbicos y rinde 61 CV a 8.250 revoluciones –se ofrece limitación a 35 kW–.

Aunque sea el mismo motor del resto de modelos de Morini, se han realizado algunos cambios para adaptarlo al segmento. Por ejemplo, su imagen exterior es específica para la Calibro, al igual que la curva de par, que se ha diseñado para ofrecer una mejor respuesta en bajos y medios. También se ha cambiado la transmisión secundaria y se ha instalado una correa dentada.

Entre los detalles de la nueva Morini Calibro, destaca la posibilidad de regular la posición de los estribos o la monta de ruedas, con medidas 130/70 18 delante y 180/65 16 detrás, una clara apuesta por la imagen más que por la practicidad.