Es un movimiento arriesgado, pero muy necesario. En Suzuki han comprendido que para seguir incrementando el volumen de ventas de sus motos de media gama, tendrían que empezar a lanzar modelos que sean distintos y más competitivos. De la mano de la Suzuki GSX-8S han querido dar ese golpe de efecto que necesitaba un mercado que, hasta cierto punto, estaba estancado.

Su declaración de intenciones es clara: si quieres plantarle cara al resto, tienes que renovarte. Para ello, han incorporado un diseño que es la puerta de acceso a una nueva filosofía distinta y que recupera parte de su esencia, pero enfocándola a un futuro prometedor. A esto hay que sumarle un propulsor que ha sido diseñado desde cero y una electrónica que puede luchar cuerpo a cuerpo contra sus rivales más directos.

La naked es atractiva visualmente y sobre todo, potente que es algo que se busca y pocas veces se obtiene. Sinuosa, pero agresiva, minimalista, pero corpulenta, así nos ha presentado Suzuki una moto que es difícil de definir, pero que a un simple vistazo deslumbra su belleza más pura.

Un corazón de nueva generación

En su interior, el cambio y novedad más importante se encuentra en el trabajo que han hecho desde la fábrica japonesa. El motor es completamente nuevo, y nos encontramos con un bicilindrico en paralelo de 776 cc, con un cigüeñal a 270 grados que le da ese carácter propio de un motor en V, La configuración le da una entrega de potencia suave, pero también algo que muchos necesitábamos, un sonido que fuese más puro y deportivo.

Su rendimiento habla por si solo, con una potencia declarada de unos 82 CV a 8.500 rpm y un par motor de 78 Nm a 6.800 rpm, es una moto que no busca para nada y bajo ningún concepto ser más radical dentro de su segmento, pero si que cumple con otra de las premisas que se plantearon desde Suzuki, y es que sea una de las más utilizables. Para ello, han conseguido que tenga esa capacidad de ser atrevida y divertida en carretera, y manejable para ese terreno más urbanita.

Otra de las novedades en ese aspecto es el empleo de una electrónica funcional y práctica a la par de sencilla. De la mano del sistema SIRS (Suzuki Intelligent Ride System), viene con tres modos de conducción, control de tracción, acelerador electrónico y sistema Easy Start, entre otras ayudas, que hace que sea cada vez sencillo estar encima de una moto.

Una naked ágil para lo que es

Con un chasis tubular en acero, tiene la suficiente rigidez y ligereza para ofrecer la estabilidad a ritmos más altos en las carreteras. Esto se consigue gracias al nuevo basculante y subchasis desmontable, que da la sensación de control de manera inmediata. Con estas consideraciones ya se nota que es una moto sencilla, pero que han sabido trabajar bien cada uno de sus componentes.

Con una horquilla invertida KYB de 41 mm y un monoamortiguador trasero ajustable en precarga. Es una configuración bastante sencilla, pero más que eficiente para un uso habitual y cotidiano. En cuanto a sus frenos, viene con discos delanteros de 310 mm con pinzas Nissin de cuatro pistones y un disco trasero de 240 mm junto a un sistema ABS de doble canal, lo que le da la máxima seguridad y estabilidad en frenada.

La Suzuki que hacía falta

La Suzuki GSX-8S no viene a romper moldes ni a ganar en cifras puras, pero sí a ofrecer equilibrio difícil de igualar. Es una moto moderna, divertida, y bien equipada. El nuevo motor es un acierto rotundo, la parte ciclo cumple con nota y la electrónica aporta lo necesario para hacerla segura sin complicarla.

Pensada para el carnet A2, tiene un precio de partida de 8.199 euros, y ahora incorpora tres nuevos colores, gris, azul y negro. Este modelo es potente y resolutivo, pero al mismo tiempo vemos que es una moto cómoda y con el suficiente carácter para ser una moto naked de gama media.