La Kawasaki Z900 RS fue una montura muy esperada. Era el “remake” de un mito, aunque fuera al menos en lo espiritual. La firma japonesa quería revivir aquella “vieja” Kawasaki Z1, pero sin por ello se sacrificara modernidad, prestaciones o equipamiento. Es decir, Kawasaki quería entrar en el segmento “revival” más deportivo, que tanta repercusión estaba ganando. Además, sería, en 2018, la única representante del segmento vintage de la marca, que tomaba, para más inri, la base de una de las naked más deportivas del mercado.

Es interesante ver como evolucionan los gustos, como cambian las cosas, los diseños, las tendencias de mercado en general… Pero es más interesante ver que todo acaba por converger en un mismo punto: deportividad. Hay algo en lo deportivo, en las prestaciones, que atrae. No importa si es motero apasionado, un viandante que pasa por ahí en un momento dado o es tu vecino, ese del quinto que no tiene ni idea de motos. La deportividad es algo que genera interés, expectativas, incluso en el popular segmento de las motos “vintage”.

Casi todos los modelos que aparecen en la categoría –y ese “casi” es importante–, acaban por flirtear con esa idea de deportividad. Así lo quieren muchos usuarios y así lo ofrecen los mismos fabricantes, aunque, en ocasiones, es una simple fachada que no se ve acompañada de una deportividad real cuando se pone una vez en marcha. A no ser, claro está, que la marca sea Kawasaki y la moto la Z900 RS. En este caso, la imagen y la deportividad real se dan de la mano.

Además, la marca jugaba con la conexión con el pasado. Tomó la antigua Z900 de los 70 y adaptó su imagen, su estilo y su personalidad, al Siglo XXI. Solo hay que poner una moto al lado de otra para darse cuenta del paralelismo entre ambas, incluso en lo que a mecánica se refiere, pues, ambas motos tenían un corazón de cuatro cilindros. Luego, el resto de cosas, como cabe esperar, cambian de forma importante. Por ejemplo, la horquilla invertida de la Z900 RS es mucho mejor que la horquilla convencional original, cuyas barras, para colmo, son bastante delgadas. ¿Y qué decir de los frenos? Son un mundo aparte. No obstante, comparar dos motos tan separadas por el tiempo no tiene sentido. La moderna es mejor en todo, sin discusión. Evolución lo llaman.

En cuanto a la Z900 RS más concretamente, hay muchas cosas que contar. Por ejemplo, se partió de la Kawasaki Z900 que se presentó algo antes que la RS, cuyo chasis hubo que modificar para estrecharlo en la zona de las piernas del conductor. El escape era específico, con un sonido estudiado para recordar a la “vieja” Z1. La posición de conducción, igualmente, se retocó para adaptarla a la nueva personalidad de la moto. El motor, por su parte, apenas se tocó. Era el mismo cuatro cilindros de la Z900 de 2017, con culata multiválvulas, inyección y refrigeración líquida, capaz de rendir 111 CV a 8.500 revoluciones y 98,5 Nm a 6.500 revoluciones.