La Suzuki VL 800 Intruder Volusia es otra de esas customs a la americana venidas desde japón. A finales de los 90 y comienzos de siglo este tipo de motos estaban de moda y todas las marcas asiáticas se lanzaron a diseñar y comerciar sus propios modelos al estilo de las Harleys estadounidenses.
En España los fabricantes japoneses tuvieron mucho éxito con sus modelos de acceso de baja cilindrada que ponían este tipo de moto al alcance de conductores que no tenían el dinero y/o las habilidades de conducción como para ponerse tras el manillar de una gran máquina americana. Pero no fueron solo pequeñas 125 y 250 lo que vendieron los japoneses como la Suzuki Intruder 125. También les dio por construir motos con grandes motores de tacto percherón y par infinito.
Una de ellas fue nuestra protagonista, la Suzuki VL 800 Intruder Volusia, que con su bicilíndrico refrigerado por agua de 805 cc buscaba ofrecer esa experiencia de auténtica custom con par de locomotora. El resto de la moto consistía en un conjunto de grandes dimensiones, con casi 2,5 metros de largo, todo ello muy ornamentado con cromados por todas partes y una gran atención por los pequeños detalles.
La potencia no era excesiva, ya que el bicilíndrico de agua, aunque con los aditamientos propios de las mecánicas de aire, erogaba únicamente 52 CV los cuales empujaban la moto hasta unos aceptables 175 Km/h de punta. La caja de cambios de cinco velocidades es otra de esos detalles que no podríamos calificar como… al la vanguardia de la técnica. De todas formas las custom nunca han sido para correr así que con una cifra de potencia casi de “A2” era sobradamente suficiente para disfrutar de la conducción.
Estéticamente destacaba el gran guardabarros delantero envolvente, un depósito ancho con forma curvada de lágrima y esa pareja de enormes escapes que discurrían por el lateral derecho del conjunto, acababan en forma de bisel y que tenían un sonido sencillamente espectacular, como buen bicilíndrico “gordo” de giro tranquilo y sosegado.
Suzuki llegó a ofrecer otras motos todavía más bestias que esta como la Intruder C 1800 R, con más del doble de cubicaje, pero que en mi opinión eran excesivas a todas luces. Esta 800 era el punto perfecto, el término medio para tener una gran custom sin volverse locos con excentricidades ni cosas raras.
A nivel dinámico destacaba por su estabilidad gracias a la enorme distancia entre ejes que tenía, aunque pecaba un poco en agilidad como es lógico. El generoso peso del conjunto tampoco ayudaba a la presteza en las maniobras aunque al estar ubicado muy abajo, era una moto amable y funcional en el día a día y por ciudad.
Pese a ser una moto con una calidad de fabricación envidiable y una fiabilidad infinita, seguía siendo más barata que las propuestas de occidente, llegadas desde el otro lado del Atlántico. A comienzos de siglo podía comprarse por la nada descabellada cifra de 8.100 euros. Aunque siempre estaba aquello de que una Harley era una Harley, y ese icono, esa personalidad, ese rollito no lo tenían las propuestas japonesas, por más que luego fueran motos mejor ejecutadas y más baratas.
Hoy en día pueden encontrarse unidades de segunda mano por unos 3.500 euros, dependiendo claro está del kilometraje y estado de conservación. Si te gusta esta moto es una gran oportunidad, ya que son modelos que por norma general se han conducido de forma amable y sosegada, sin agresividad ni malos tratos. Entre eso y la baja cifra de potencia específica… tienes moto para rato.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS