Estamos en la época más convulsa de Benelli, mediados de los 90. La marca italiana, en manos de Giancarlo Selci desde 1988, vende en 1995 la empresa al Grupo Merloni. Andrea Merloni se pone al frente, desarrollando algunos de los modelos más míticos de la marca antes de pasar a manos chinas: Benelli Tornado Tre 900, Benelli TNT 1130, el scooter Benelli 491, etc. Pero había sido en 1997 cuando sorprendió con un híbrido entre moto y scooter que, según la marca, había nacido en lo más hondo del infierno y así lo rezaba su nombre, con el número de la bestia. Fue el prototipo llamado Benelli 666.
El Benelli 666 fue presentado oficialmente en el Salón de Milán EICMA de 1997. Realmente el concepto propiamente dicho ya existía. Los scooter empezaron teniendo un motor anclado al chasis y transmisión por correa/cadena, lo del motor basculante vino después permitiendo así dejar espacio bajo el asiento. Pero este buscaba un enfoque deportivo, cuando los scooter deportivos ni existían.
El punto de partida era una moto, con su chasis doble viga de aluminio completamente pulido, un basculante también de aluminio (aunque muy sencillo comparado con el chasis), y un motor de 125 cc y dos tiempos anclado donde esperaríamos que estuviese en una moto. Aunque el subchasis era más propio de una moto que de un scooter, y con ello el asiento y el colín también, lo verdaderamente revolucionario venía delante, pues el manillar estaba alto y, bajo él, un frontal en forma de escudo aunque más corto debido a las particularidades de la parte de ciclo.
Podemos encontrar un concepto similar precisamente en el Gilera DNA del que ya os hablamos. En este caso el chasis y el motor eran de scooter, pero la carrocería permitía adoptar una postura de motocicleta y usar el falso depósito como baúl para guardar objetos.
Al igual que Benelli lo dio todo en el chasis, también lo hizo en la parte de ciclo. Una robusta horquilla delante, un amortiguador con depósito separado detrás y unos increíbles frenos Brembo serie oro. Las llantas eran más grandes que las de un scooter, aunque no podemos precisar si eran de 16″ o las más tradicionales de 17″.
Lejos de lo que podríamos pensar, el motor era relativamente sencillo. No era un motor de 125 cc deportivo y con caja de cambios como el de una Aprilia RS 125, sino un propulsor de scooter que incluso conservaba su embrague centrífugo. A la hora de enviar la energía a la rueda trasera, lo hacía mediante una cadena.
Finalmente el Benelli 666 se quedó únicamente como prototipo, y no hubo intenciones de que llegase a producción. Era un concepto arriesgado que, de producirse como en visto en Milán, habría tenido un precio prohibitivo debido a la calidad de sus componentes. Pero está claro que dio ideas a otros fabricantes.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS