A comienzos del milenio el BMW C1 sentaba un precedente en cuanto al segmento de los scooter, colocándole a este un techo, algo que más tarde otras marcas secundarían y donde la Benelli Adiva incluía el desmontaje de este. Una sencilla función que podíamos realizar en apenas 10 segundos, dejándola al aire libre si así lo deseábamos.
La historia de este scooter techado empieza en el año 2000, cuando Adiva presenta en el Salón de Milán de la mano de su propietario, Nicola Pozio, este tipo de vehículo con el que pretendía modernizar el transporte urbano con vehículos de nueva concepción, y en el que se incluyeran nuevos sistemas como este techo desmontable que conseguiría patentar definitivamente en el año 2004.
Así, tras el acuerdo con Benelli, en el año 2001 sale a la venta esta Adiva, en primer lugar en versión de 125 cc y unos meses después llegaría a los concesionarios el modelo con una cilindrada de 150 cc, aunque tanto en uno como en el otro las cifras de potencia quedaban un poco por debajo de la competencia.
El Benelli Adiva llegaba a principios de este siglo intentando modernizar el segmento de los vehículos ciudadanos, gracias a elementos como en techo desmontable
Empleando el propulsor monocilíndrico de cuatro tiempos y refrigeración por aire de Piaggio, denominado Leader ET4, la Benelli Adiva conseguía desarrollar una potencia final de apenas 12 CV en la versión de 125 cc y unos 14 CV para la de 150 cc, con unas prestaciones similares en ambos, en torno a los 100 km/h de velocidad máxima.
En cuanto a la parte ciclo, este scooter italiano contaba con un chasis monocuna desdoblado en tubo de acero, al igual que la mayoría de sus competidores, disponiendo para la suspensión de una horquilla telehidráulica con barras de 33 mm en el frontal y un sistema en el tren posterior, en el que el motor y la transmisión trasera eran de tipo oscilante y a su vez se apoyaba en dos amortiguadores hidráulicos laterales.
Para la frenada, los italianos de Benelli instalaron en las Adiva sendos discos de 220 mm en ambos ejes con pinzas monopistón, que quedaban ensamblados en unas llantas de 13 y 12 pulgadas delante y detrás, respectivamente, con neumáticos en medidas 120/70 R13 y 130/70 R12.
Las Adiva contaban con el propulsor de Piaggio que empleaba en sus propios scooter, donde la potencia no era su punto fuerte, pero que sí gozaban de un funcionamiento suave y lineal, algo que venía bien en la italiana por su arquitectura y diseño
Pero si en algo destacaba la Adiva era en su manejo, bastante mejor que en la C1 de BMW, entre otras cosas por el bajo centro de gravedad de la italiana, donde la altura del asiento del conductor era de tan solo 650 mm, siendo la distancia entre ejes total de 1.400 mm. Por el contrario, su peso era el mayor hándicap con el que contaba, siendo este de 135 kilogramos en vacío, superando ampliamente a sus rivales de cilindrada.
De cualquier manera, esta Adiva por lo que más destacaba era por su sistema de techo desmontable, que se realizaba de una forma cómoda y sencilla, y el cual podíamos guardar en un baúl trasero de gran capacidad, que alcanzaba los 80 litros de cubicaje cuando llevábamos el techo instalado.
Esto, unido a un parabrisas de grandes dimensiones que cubría la totalidad del frontal, y al cual se anclaba el techo por su parte superior, hacían que cualquier trayecto en la Benelli Adiva, fuera placentero y sin las incomodidades que pudieran producir las inclemencias del tiempo.
La Benelli Adiva era algo más pesada que la competencia, aunque un bajo centro de gravedad y una parte ciclo de buena calidad, hacían que su manejo fuera cómodo y sencillo
Además, en la pantalla frontal encontrábamos un limpiaparabrisas con dos velocidades, que nos facilitaba la visión en días de lluvia. Eso, unido a su nutrido equipamiento, el cual contaba con caballete central o un completo cuadro de instrumentos que constaba de velocímetro, nivel de combustible y diversos chivatos, así como una pantalla digital a modo de ordenador de a bordo y en la que podíamos consultar diversos parámetros e incluso el tiempo determinado entre cada revisión, indicándonos cuando tocaba por kilometraje.
Para el año 2003 Renault llegó a un acuerdo con la marca italiana y también comercializó el modelo bajo el nombre de Full Time, manteniendo tanto mecánica como acabados y con unos precios de 4.400 euros para la 125 cc y solo 120 euros más si nos decantábamos por la versión de mayor cubicaje. Precios, por otro lado, similares a los que Benelli vendía las Adiva.
La Benelli Adiva se mantuvo en el mercado hasta el año 2006, momento en el que cesó su fabricación, siendo en la actualidad bastante difícil encontrar unidades a la venta en el mercado de segunda mano nacional. Fuera de nuestro país, podemos encontrar alguna que otra a precios en torno a los 1.000-1.200 euros, a los que evidentemente habría que sumar gastos de transporte y matriculación si deseamos hacernos con una de ellas.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS