Durante sus primeros años y hasta centrarse de forma casi completa en el mundo del Off-Road, Bultaco dio una importancia nuclear a la competición. De hecho, ésta se hibridaba con la propia producción de las motocicletas de serie, sirviendo como el mejor banco de pruebas de cara a desarrollar nuevos motores. Durante los primeros años, con el monocilíndrico de 125 centímetros cúbicos montado en la Tralla 101 ejerciendo de cimiento para el resto de la gama. De hecho, tras un excelente estreno en las carreras – con ocho de los diez primeros puestos en el GP de España 1959 cosechados por el primer modelo de la casa – la Tralla 101 sirvió como base para la motocicleta de competición más icónica en la historia de la casa catalana. La Tralla Súper Sport, más conocida como TSS.
Un modelo que, arañando las 800 unidades producidas sumando todas las variantes creadas entre 1961 y 1969, marcó la trayectoria de no pocos pilotos tanto oficiales como privados. No obstante, claro está que, en lo referido a labores de desarrollo, quienes pertenecieron al equipo de fábrica fueron clave en la evolución de esta motocicleta. La cual osciló en una horquilla que iba desde los 125 hasta los 350 centímetros cúbicos, contando con versiones refrigeradas por agua desde mediados de la década. Eso sí, siempre con el esquema monocilíndrico de dos tiempos presidiendo no sólo toda la saga, sino también la historia entera de Bultaco.
Dicho esto, nombrar a la TSS supone también recordar nombres tan icónicos en la empresa de Francisco Xavier Bultó como el de Salvador Cañellas – primer español en ganar una prueba del Mundial, precisamente gracias a una TSS 125 durante el GP de España 1968 – o, claro está, Ramón Torras. Una de las grandes promesas en la historia de Bultaco, tristemente fallecido a lomos de una TSS en 1965 tras, tan sólo unas semanas antes, haber cosechado la segunda posición en 250 durante el GP de Italia así como la tercera tanto en 125 como en 250 en referencia al GP de Alemania. Dos pilotos al servicio de Bultaco que, como José Medrano, cuentan con un hueco especial en la historia de la marca.
Aunque Bultaco se expandió en lo comercial durante los sesenta gracias al Off-Road, lo cierto es que de estas motocicletas de carreras se llegaron a vender casi 800 unidades
Bultaco TSS 250 1967, una monocilíndrica contra las tetracilíndricas
Tras fichar por el equipo oficial de Bultaco en 1963, José Medrano se convirtió en uno de los pilotos más fieles al mismo. De hecho, en su contrato se estipulaba el tener que cumplir, diariamente, con al menos 100 kilómetros de entrenamientos. Todo ello no sólo con el objetivo de mantener en forma sus reflejos y habilidades, sino también con el de afinar las diferentes unidades TSS o modelos de preserie escogidos por la dirección de la marca. En suma, al igual que otros tantos pilotos, José Medrano también ejerció una silenciosa y efectiva labor como probador.
Además, en los circuitos era bueno. De hecho, fue el único que consiguió batir en España a la dupla formada por Ángel Nieto y Derbi ya en 1970. Año en el que, mientras las TSS acababan de cesar su desarrollo, las Balas Rojas se encontraban en su mejor momento. Algo que ocurrió en el Campeonato de España de Velocidad, donde el piloto de Bultaco triunfó tanto en la categoría de 125 como en la de 250. De hecho, fue precisamente en el cuarto de litro donde consiguió su mayor éxito internacional.
Quedar tercero en el GP de España 1967 celebrado en el trazado de Montjuïc ni más ni menos que por detrás de Phil Read y Ralph Bryans. Dos de los grandes pilotos del momento, agrandando la hazaña al comprobar las diferencias mecánicas establecidas entre su Bultaco TSS 250 y las motocicletas montadas por los británicos. Y es que, no en vano, mientras la TSS se basaba en un monocilíndrico con dos tiempos, la Yamaha RD05A de Phil Read montaba un motor V4 mientras la Honda RC de Ralph Bryans llevaba otro también de cuatro, pero en línea.
Aquel tercer puesto no era una victoria, pero al tiempo sí sonaba como una absoluta reivindicación de los monocilíndricos frente a los más sofisticados motores con cuatro cilindros
Así las cosas, lo cierto es que aquella tercera plaza fue todo un triunfo para Bultaco. Demostrando la valía de sus monocilíndricos aún contra máquinas mucho más refinadas, dando a entender cómo el devenir de la marca catalana en el Mundial bien podría haber sido otro de haber contado con una financiación más amplia en su equipo oficial. No en vano, como ya había demostrado la Metralla MK2 tan sólo un año antes, el propulsor con cuarto de litro manejado por Bultaco era excelente. De serie, propulsó a la que durante años fue la 250 más veloz de su época. En competición, quién sabe lo que podría haber llegado a hacer en otras circunstancias. Y es que, aunque seguramente no hubiera sido dominante ante las monturas niponas, sí podría haber sido hegemónica justo en la segunda fila, asaltando constantemente al primer puesto. En fin, una de las cosas más hermosas a hacer en torno a las TSS es, precisamente, fabular un poco.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS