La marca británica CCM (de Clews Competition Machines), fundada en 1971 por Alan Clews y con sede en Bolton, presentaba a principios de este siglo una supermotard que vendría a batallar dentro del mercado de este tipo de motocicletas. Segmento donde la diversión y un comportamiento dinámico debería ser seña de identidad de cualquier modelo para poder llegar a una exigente clientela. Fue la CCM R30.
Por aquellas fechas Clews había delegado el mando de su empresa a dos de sus hijos, que intentaban mantenerla a flote, teniendo en cuenta que las motocicletas allí producidas eran prácticamente artesanales y además siempre debían recurrir a marcas externas para disponer de propulsores con los que ensamblar sus nuevas máquinas.
De hecho, nuestra protagonista de hoy tuvo dos versiones en un corto espacio de tiempo, donde inicialmente se montaría un motor suministrado por los austriacos de Rotax. Para el año 2003 se recurriría a los servicios de Suzuki para que les prestasen el monocilíndrico de la casa de Hamamatsu que ya habíamos visto en motocicletas de la marca nipona, como la Suzuki Freewind 650.
La empresa británica CCM tenía dentro de su pequeña gama motocicletas como la R30, una supermotard con mucho carácter y equipada a base de componentes de buen nivel
En cualquiera de los casos hablábamos de un motor cuatro tiempos refrigerado por aire y aceite y con cilindradas de 598 y 644 cc, respectivamente, aunque nos centraremos en este último. Este fue el que se empleó durante más tiempo y además el que se comercializó en nuestro país, debido fundamentalmente a temas de emisiones y tacto general, mostrándose más suave y utilizable que el bloque austriaco.
Con unas cotas internas de 100×82 mm, el monocilíndrico japonés quedaba sometido a una compresión de 9,3:1, logrando rendir una potencia final de 53 CV a 7.600 RPM y un par máximo de 52 Nm a 6.000 RPM. La alimentación corría a cargo de dos carburadores Mikuni BSR de 32 mm de paso, siendo el arranque de tipo eléctrico, contando con encendido de tipo electrónico digital. El cambio de cinco relaciones también procedía de la trail de Suzuki, equipado con cinco relaciones y transmisión por cadena enviando la potencia al eje posterior.
Para la parte ciclo la marca de Bolton recurría a un chasis simple cuna tubular fabricado en acero, encargado de acoger al corazón de la CCM R30. Además, disponía de una frenada firmada por Brembo con discos de 320 y 220 mm, mordidos por pinzas de cuatro pistones paralelos y simple pistón delante y detrás, respectivamente. Todo el kit de frenado quedaba albergado en unas llantas forjadas de aluminio de 17 pulgadas con tres brazos y calzadas con neumáticos de carretera 120/60 y 150/60.
Gracias a su propulsor de origen Suzuki, la CCM R30 gozaba de un funcionamiento suave y homogéneo, además de contar con una buena fiabilidad y un servicio a nivel mecánico garantizado
En otro punto donde esta supermotard brillaba con luz propia era a nivel de suspensiones. En este apartado la empresa británica optaba por la marca WP, de la cual utilizaba una horquilla invertida con barras de 43 mm en la parte frontal y un monoamortiguador en la zaga, ambos componentes con varias opciones de reglaje, que le brindarían a la R30 un comportamiento bastante noble e intuitivo.
Si hablamos de equipamiento y acabados o demás componentes que conformaban la anatomía de la CCM R30, nos encontrábamos por ejemplo por un manillar fabricado por Renthal, un sistema de escape que provenía de los austriacos de Remus o un equipo de neumáticos específicos fabricados por Pirelli, todo convenientemente ensamblado y afinado para ofrecer el mejor rendimiento en la SM británica.
Estéticamente destacaba por su doble óptica delantera, que quedaba carenada por una pequeña careta frontal. También resaltaban los protectores frontales de horquilla o un completo cuadro de instrumentos inusual en una motocicleta de su segmento, con velocímetro cuentavueltas y llave de contacto en la parte derecha de este.
Además de ser una motocicleta con un funcionamiento excelente, la marca británica había dotado a la R30 de un buen acabado y equipamiento ofreciendo un producto, en cuanto a calidad general, bastante logrado
Respecto a cotas y capacidades, declaraba un peso en seco de 137 kilogramos, contando con una distancia entre ejes de 1.500 mm y una altura libre desde la base del sillín de 865 mm, pudiendo ser rebajada de manera opcional hasta los 815 mm. También, y como opción, la marca británica disponía de un kit específico de potenciación, con un incremento en su cilindrada hasta los 710 cc, además de mejoras en admisión y escape.
El precio base de aquella motocicleta para el año 2003 en nuestro mercado nacional era de 7.900 euros, extras o mejoras aparte. Evidentemente no era no una motocicleta barata, aunque la competencia se movía en cifras similares, como por ejemplo la Husqvarna SM 610, con una tarifa base de 7.760 euros, o la KTM LC4 640 E SM, por la que deberíamos desembolsar 7.990 euros.
En la actualidad, en nuestro mercado de ocasión es muy difícil encontrar algún ejemplar de la CCM R30. Sin embargo, en su tierra natal o países como Alemania o Bélgica sí que disponen de algunas unidades en venta dentro de sus páginas de clasificados, con precios que van desde los 2.500 hasta los 4.000 euros, manteniendo un buen precio de reventa básicamente por su escasez actual y las pocas unidades que se fabricaron a lo largo de su vida comercial.
Calcula cuánto cuesta asegurar un CCM R30 con nuestro comparador de seguros.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS