Estos días hemos hecho un repaso por los antepasados de las motocicletas actuales. Los primeros vehículos que podemos denominar “moto” contaban, como vimos, con motores de vapor. Pero en 1885 apareció la primera moto con un motor de combustión como el que se utiliza en la actualidad, al menos en lo que se refiere al principio de funcionamiento. Este sería el Daimler Petroleum Reitwagen y sus creadores fueron Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach.
Tras el Velocípedo Roper y el Michaux-Perreaux a vapor desarrollados entre 1867 y 1869, llegó el turno de los motores alimentados a gasolina, bencina o derivados. Estos motores ya llevaban años existiendo, pues el primero del que se tiene constancia se remonta a 1861 y fue inventado por el ingeniero belga Etienne Lenoir. De hecho, se considera al Daimler Petroleum Reitwagen como el padre del automóvil pero existió un abuelo en forma de triciclo, fruto de la inventiva de Enrico Bernardi, que en 1882 desarrolló un triciclo con motor monocilíndrico de gasolina: el Motrice Pia.
Pero como lo que nos gustan son las motos y a un triciclo le sobra por definición una rueda para ser moto, volvamos a la historia que nos ocupa. Gottlieb Daimler trabajaba en N.A. Otto & Cie, la compañía fundada por Nicolaus August Otto (creador del primer motor de cuatro tiempos a gasolina). Junto a Wilhelm Maybach desarrollaron en 1876 el primer motor de mezcla comprimida de aire y gasolina. Pero la empresa de Otto no tenía intención de fabricar estos motores en pequeña cilindrada y Daimler, junto a Maybach, tomaron la decisión de irse de la compañía y empezar un fructífero negocio por su cuenta.
Cabe abrir un paréntesis, y es que los motores Otto en sus inicios giraban a muy pocas vueltas, rara vez por encima de 200 RPM. Estaban pensados para que funcionasen de forma continuada a ese ritmo y, por lo tanto, no se aceleraban. Un ejemplo actual lo podríamos encontrar en un generador de electricidad a gasolina.
En 1883 consiguieron fabricar su primer motor, caracterizado por un cilindro horizontal alimentado por nafta de petróleo, que no deja de ser gasolina, pero en modo primitivo. La intención era usarlo para propulsar vehículos (por aquel entonces, carros y bicicletas). Un año después el cilindro pasó a estar vertical y su velocidad de giro fue aumentando hasta llegar a 900 vueltas. Este motor se conoce como Reloj del Abuelo por su característica forma.
Su patente se presentó el 3 de abril de 1885. El cárter era de aluminio, con un pistón que en su movimiento creaba una fuerza de succión con la que se abrían las válvulas de asiento sin necesidad de un árbol de levas. Contaba con un carburador regulable con flotador y el sistema que gestionaba la ignición era mediante un tubo de platino ubicado en la cámara de combustión y calentado por una llama externa. Este sistema cuenta con un funcionamiento muy curioso. Os recomendamos que echéis un ojo si no sabéis cómo funciona. Para que el movimiento fuese redondo contaba con dos volantes de inercia. El arranque era, como os podéis imaginar, por manivela.
Con una cilindrada de 264 cc gracias a una cotas internas de 58×100 mm, la potencia máxima que alcanzaba era de 0,5 CV (sí, medio caballo) a 600 vueltas. Como detalle, decir que sus predecesoras a vapor alcanzaban 8 CV. Vaya, que no había color en cuanto a las prestaciones máximas, pero hay que tener en cuenta que los motores de vapor estaban muy evolucionados y los de combustión en pañales.
Con el motor ya construido lo instalaron en un prototipo con chasis de madera, para ver de lo que era capaz. Históricamente se dice que la intención de Daimler y Maybach no era crear una motocicleta sino simplemente ver qué era lo que tenían entre manos y como mejorarlo. Por ello la Daimler Petroleum Reitwagen (literalmente “montura alimentada por petróleo Daimler”) contaba con dos ruedas adicionales a los lados, además de las dos principales, que le otorgaban algo de estabilidad. Una vez en marcha, y a velocidad máxima (11 km/h, ahí es nada), se mantenía estable sobre sus dos ruedas como ocurre con el curioso Pulse Autocycle.
Para manejar la moto se utilizaba un sistema que consistía en unas empuñaduras en el manillar móviles. Si se giraban en un sentido, se tensaba la correa de transmisión y la rueda trasera era impulsada por el motor. Si se giraban en el otro, la correa se destensaba al mismo tiempo que se aplicaba el freno. En versiones posteriores se incluyó un sistema de acelerador parecido al actual y que en su momento había desarrollado Roper para su velocípedo a vapor. Pero este se encontraba por debajo del manillar. Se puede apreciar claramente en las fotografías.
Paul Daimler, hijo de Gottlieb, fue el primero en ponerlo a prueba el 18 de noviembre de 1885, cuando tenía 17 años. Recorrió la distancia que separaba el taller de su padre en Cannstatt hasta Untertürkheim. ¿Fue un éxito? Bueno, digamos que salió escaldado de la prueba, ya que el tubo caliente de ignición estaba debajo del asiento y acabó quemando este.
Una segunda versión del Daimler Petroleum Reitwagen contaba ya con una transmisión de dos etapas en la que la correa salía del motor y conectaba con un eje que, en el otro extremo, tenía una rueda dentada que se encargaba de impulsar la rueda trasera.
El Reitwagen original se perdió en el fuego que destruyó la fábrica de Daimler en 1903, aunque existen varias réplicas de él. La que podéis ver en las fotos es la que se conserva en el Museo Mercedes-Benz y está basado en la segunda versión con transmisión de doble etapa. El diseño original, del que hay una reproducción en el Salón de la Fama del AMA en Ohio, cuenta con el sistema original de solamente una correa que se tensaba o destensaba a voluntad.
En el anterior vídeo podéis ver algunos detalles, incluyendo su curioso sistema de inyección por llama. Una vez que esta primigenia motocicleta cumplió su cometido, Daimler y Maybach se centraron en la fabricación de un automóvil. El resto ya es historia.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS