Cuando se habla de una motocicleta única -utilizando con rigurosidad el término- es que simplemente no hay otra igual en el mundo. Y lo que tenéis ante vuestros ojos es precisamente eso, una moto de la que tan solo existe ese ejemplar. Se trata de una Ducati 125-4 de 1965, desarrollada para competición, y que tiene el honor de haber sido el segundo modelo de Ducati en su historia en contar con un propulsor de cuatro cilindros. Vaya, que lo de una Ducati de cuatro cilindros no lo inventaron para MotoGP ni tampoco con la Desmosedici RR o la Panigale V4.
Esta moto de carreras, pero que sorprendentemente nunca llegó a competir tiene, curiosamente, raíces españolas. Mototrans, la filial española de la marca italiana, y que estuvo operativa entre 1958 y 1982, encargó a Fabio Taglioni construir una moto para la categoría de 125 cc. A principios de los años 60 las restricciones en el Mundial de Velocidad eran mínimas, y podíamos encontrar monturas de cinco y seis cilindros. Ducati vio que el camino a seguir era un motor pluricilíndrico.
Sin embargo y teniendo en cuenta que los de Borgo Panigale habían dejado las carreras de forma oficial en 1959, no hubo demasiada urgencia a la hora de desarrollar la moto. Esto quiere decir que cuando finalmente se empezó a probar en 1965 (por Franco Farne), sus prestaciones estaban por debajo de las de la competencia con lo que no se fabricaron más. Y el único prototipo se dedicó a realizar exhibiciones a lo largo de Europa.
Como os decíamos, se trata del segundo modelo de cuatro cilindros fabricado por Ducati después de la Ducati Apollo de 1965 (de la que solamente se construyeron dos y hoy en día sobrevive una). La diferencia entre la Ducati 125-4 y la Apollo es que esta última es un V4. La 125-4, además de una configuración cuatro en línea, adopta una distribución de cuatro válvulas por cilindro accionadas por muelles en vez de por el conocido sistema desmodrómico. El accionamiento de estas válvulas era por cascada de engranajes.
El motor, refrigerado por aire con bloque de aluminio y carburadores Dell’Orto de 12 mm, desarrollaba 23 CV a 14.000 vueltas. Sus competidoras en el mundial estaban del orden de 10 a 15 CV por encima con un peso muy similar, alrededor de 82-85 kg, de ahí que se viese que no era competitiva. El embrague en baño de aceite y la caja de cambios de ocho velocidades se completaban con unas llantas de 18 pulgadas, horquilla telescópica, doble amortiguador trasero y frenos de tambor.
Durante muchos años la Ducati 125-4 se pensó que había acabado destruida. Sin embargo, en uno de los viajes por Europa de Giancarlo Morbidelli, encontró el motor en el Museo Técnico de Riga (Letonia). Por si esto no fuera bastante casualidad, uno de los amigos de Morbidelli localizó el chasis original en Yugoslavia. Por lo que se cuenta, el chasis fue comprado a finales de los 60 por Gilberto Parlotti. Este le instaló un motor y corrió con él en varias carreras al otro lado del telón de acero. Y así es como parece que fue a parar allí.
Morbidelli empezó a juntar el resto de piezas. Reconstruyó el motor completamente e incluso él mismo hizo el depósito de combustible. Se cuenta que el vigilante del museo Morbidelli encontró nada menos que el día de Navidad al incansable italiano trabajando sobre él. Tanto los frenos como la horquilla o las llantas son idénticas a las originales. Y finalmente la moto la arrancó para luego estar en exhibición en su museo.
Sí, hablamos precisamente de ese museo que se ha tenido que desmantelar recientemente. Y así fue como esta Ducati 125-4 ha acabado en la subasta que Bonhams celebrará el próximo 25 de abril con motivo del Stafford Classic Show. Y ahora es cuando os tenéis que sentar, o agarrar los pantalones, porque el precio de venta que se espera que alcance es de entre 450.000 y 680.000 euros, aunque quizás a un trozo de historia como este no se le debería poner valor.
A continuación, unas cuantas fotos más:
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS