Hablar de la Garelli 125 es hablar de uno de los mejores ingenieros que haya tenido el motociclismo de competición durante los años setenta y ochenta. Jörg Möller. Creador de los bicilíndricos de 125 centímetros cúbicos montados con tanto éxito en las Morbidelli, Minarelli y Garelli desde 1975 hasta 1988. Responsables de haber desbancado el antiguo dominio de Yamaha y otros fabricantes nipones en esta categoría desde los sesenta, a excepción de los dos años liderados por Derbi con un Ángel Nieto en estado de gracia.
De hábitos meticulosos que no eran contrarios a producir ideas aventuradas – entró en contacto con Enzo Ferrari para sondear la posibilidad de hacer un pequeño V12 de dos tiempos – , Möller fue el técnico perfecto para la Garelli 125. Eso sí, ya que apenas se movió de Pisano – ciudad italiana que dio cobijo de décadas a este alemán de nacimiento – puso sus lápices al servicio de tres marcas de la zona. Las consabidas Morbidelli, Minarelli y Garelli. De hecho, en la última se puede decir que siquiera tuvo que intervenir demasiado. Ya que los motores de la segunda pasaron a ésta con total naturalidad cuando Minarelli decidió cerrar su departamento de competición en 1981.
No obstante, en aquel traspaso no sólo hubo mecánicas. También hubo pilotos. No en vano, Ángel Nieto venía de ganar el Mundial de 125 durante ese mismo año subido a la Minarelli 125. Por ello, junto con buena parte del personal del equipo mudó a Garelli con total naturalidad, presto a enlazar ni más ni menos que tres títulos mundiales de 125 con esta nueva marca. Sus tres últimos. Dando paso a una nueva generación de pilotos españoles que, a finales de la década, volvían a poner a las marcas nacionales en lo más alto del podio en 125. Prueba de ello es la victoria de Jorge Martínez Aspar con Derbi en 1988 así como la de Álex Crivillé con JJ Cobas al año siguiente.
Cuando Minarellí cerró su departamento de carreras en 125, Garelli recogió el guante usando los mismos motores al tiempo que recibía con los brazos abiertos a Ángel Nieto para ganar con él durante tres años consecutivos el Mundial
Garelli 125, misma mecánica diferente chasis
Así las cosas, uno diría que apenas se dieron diferencias entre la Minarelli de 1981 y la Garelli 125 de 1982. Nada más lejos de la realidad. Por un lado, bien es cierto que la mecánica era la misma. Con el bicilíndrico de dos tiempos diseñado por Möller como pieza clave en una inclinación de 35º. Pasando, eso sí, de los 44CV a 13.600 revoluciones por minuto hasta los 46CV a 14.600 revoluciones por minuto. Sin embargo, el antiguo chasis tubular en acero fue sustituido por un moderno monocasco en aluminio.
Por cierto, con el depósito de combustible ya integrado en la propia pieza. Además, sobre esta base se cuidó de forma muy especial la aerodinámica, sirviéndose del túnel de viento del Grupo FIAT para hacer diversas pruebas con las que esculpir la forma del carenado. Labor que, además, no olvidó el estudio de los flujos de aire a través de las ruedas o hacia los carburadores Dell’Orto. Con todo ello, la velocidad punta aumentó en unos 10 kilómetros por hora. En suma, la Garelli 125 de 1982 era una verdadera bala.
En ese sentido, ¿quién mejor para pilotarla que Ángel Nieto? Cuestión confirmada en positivo cuando, sin demasiados problemas, el de Zamora se hizo con el título a pesar de que el de constructores fuera para MBA. Posteriormente, de cara a la siguiente temporada la Garelli 125 experimentó cambios en la forma del carenado, haciéndolo aún más perfilado gracias a los trabajos realizados, esta vez, en el túnel de viento de Pininfarina. Uno de los primeros de Europa, verdadera pieza clave del afamado carrocero.
Lo más característico de la Garelli fue su monocasco en aluminio, sobre el cual se colocaba un cuidado carenado estudiado a fondo en los túneles de viento de FIAT y Pininfarina
No obstante, la verdad es que no se podía hacer mucho más por mejorar a la Garelli 125 puesto que era uno de esos diseños totalmente efectivos para su momento y lugar. Gracias a ello, Ángel Nieto volvió a ganar con ella en 1983 y 1984 completando así sus unos excelentes años con la marca. Tras ello, vinieron los títulos mundiales de Luca Cadalora y Fausto Gresini en 1986 y 1987 respectivamente. Sólo separados de la excelente racha firmada por Nieto debido al año en el que ganó Honda con Fausto Gresino. Así las cosas, lo único que pudo parar la carrera de la Garelli 125 fue el cambio de reglamento de cara a 1988, imposibilitando la participación de bicilíndricas en el Mundial de 125. Sin duda, lo de esta motocicleta fue realmente histórico. Bravissimo!
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS