No estaría bonito haber hablado de una de las motos más famosas de la historia del cine, la “Captain America” de la película “Easy Rider”, y olvidar su compañera de reparto, la “Billy Bike”. Se trata de otro icono de la cultura de las motos chopper, y su historia también es interesante.
Para la producción de la película se hicieron cuatro motos, dos “Captain America” y dos “Billy Bike”, por si había algún problema o avería con alguna moto, para no interrumpir el rodaje. El origen es común, una subasta de motos usadas de la policía del condado de Los Ángeles, con ejemplares de 1949 a 1952 de Harley-Davidson FL Hydra-Glide.
Estas dos motocicletas “únicas” catapultaron la cultura de las chopper en una medida similar en la que “Regreso al futuro” convirtió al Delorean DMC-12 en un coche imprescindible. Pero la cultura chopper ya existía de antes, y para eso tenemos que remontarnos al final de la Segunda Guerra Mundial.
Alemania capituló en mayo de 1945 y Japón en agosto, más o menos por estas fechas. Acabado el conflicto, al ejército de Estados Unidos le sobraban, literalmente, varios miles de motocicletas como la WLA. La solución más práctica por parte de la administración Truman fue regalarlas, en vez de venderlas o quedárselas.
Así fue como miles y miles de veteranos volvieron a casa conduciendo motos que habían servido en el campo de batalla o en la retaguardia. No eran motos donde la ligereza o la practicidad fueran premisas, eran para lo que eran, y empezaron a darse cuenta de que les sobraban muchas cosas. ¿Solución? Quitar y recortar, to chop en inglés, de ahí el término “chopper”.
Con el final de la Guerra de Corea (1950-1953) pasó algo parecido. Poco a poco esos veteranos fueron juntándose con gente como ellos, y ahí empezaron a aparecer las bandas de moteros. Ya en la década de los 60 se asociaba la rebeldía con la cultura chopper y custom, y esa década fue todo un caldo de cultivo para la rebeldía: las drogas, el amor libre, oposición al conflicto de Vietnam, la lucha por los derechos civiles de las minorías, etc.
Nos plantamos en los finales de la década, cuando Dennis Hopper, que era un drogata de aúpa, quiso hacer su propia película. Como actor ya se había granjeado enemistades por darse de tortas con Henry Hattaway, otro del ramo. Entre que le daba al LSD y los porros, y que bebía como un cosaco, parecía que su carrera iba cuesta abajo.
Gracias a su amistad con Peter Fonda, que era otro juerguista de agárrate y no te menees, lograron los 400.000 dólares para filmar una historia sobre dos rebeldes que cruzan el país en moto, desde California hasta Nueva Orleans, haciendo “trapis” de drogas para financiarse el “road trip”. Peter Fonda y Dennis Hopper representaron a Wyatt y Billy, respectivamente, nombres que evocan a otros muy conocidos, Wyatt Earp (policía) y Billy “The Kid” (forajido). Otro actor conocido que sale de “paquete” en la “Captain America” os sonará, un tal Jack Nicholson.
Por aquel entonces Dennis
ChopperHopper no era motero, ni le gustaban las motos, hasta le daban miedo
Las motos fueron creadas por dos especialistas afroamericanos en el mundillo custom, Clifford «Soney» Vaughs y Benny Hardy, a partir de las indicaciones de Peter Fonda. Tenían que ser motos espectaculares, las consideraciones prácticas estaban al final. Ni Vaughs ni Hardy recibieron reconocimiento oficial por su creación por las diferencias que afloraron durante la producción, como os contamos antes. Su historia fue ignorada hasta hace pocos años.
El modelo de partida se podía conseguir barato, 500 dólares de la época por ejemplar, casi 4.000 dólares actuales. Algunas fuentes hablan de modelos FLH de principios de los 60, pero no me cuadra. No tiene sentido que se usasen motos policiales con menos de 10 años, pero cerca de los 20 tiene más lógica. Las Hydra-Glide estrenaron en 1949 las horquillas telescópicas, antes usaban horquillas de paralelogramo y la diferencia en confort resultaba evidente.
El motor “Panhead” de 60 pulgadas cúbicas (1.200 cc) apenas se modificó durante años. Se identifica rápidamente por sus culatas planas
El diseño de la “Billy Bike” no fue tan extremo, su horquilla solo se había estirado 6 pulgadas, a diferencia de la exageración de 12 pulgadas de la “Captain America”. También era un poco más ergonómica, con un manillar plano en vez del “cuelgamonos” de su compañera de reparto. La “Billy Bike” tenía freno delantero, así como escape doble con colas recortadas. El depósito fue pintado a mano.
Una de las réplicas más conseguidas fue un encargo del coleccionista Otis Chandler en 1993, con el número de motor 62FL6743. Fue vendida por 24.750 dólares en una subasta de Bonhams, casi 21.950 euros. Otro ejemplar se subastó en Las Vegas en 2017 por 23.000 dólares, esta vez por cortesía de Mecum. Las mejores réplicas se han hecho usando las mismas técnicas que las de Vaughs y Hardy en un taller de Wyatt (California).
El que encontrase una de las dos “Billy Bike” hallaría una de las motos más buscadas de la historia en Estados Unidos, ya que desde 1969 todas las “Billy Bike” que habéis podido ver jamás son réplicas. Las dos originales fueron robadas, unas fuentes hablan de un robo en el almacén cuando estaba a punto de terminarse la película, otras que se las llevaron unos mendas a punta de pistola. Puede que las dos cosas sean ciertas.
La “Billy Bike” también sufrió un accidente por exigencias del guión, aunque los daños provocados fueron mucho menores que los de la “Captain America”
En consecuencia, las dos unidades de “Billy Bike” se han dado por perdidas. De la “Captain America” sobrevivió una unidad (pero hay dos, y no queda claro cuál es la auténtica), la segunda también fue robada, no queda claro si fue en el garaje de Peter Fonda, o entró en el lote de las dos “Billy Bike”. Se cree que en menos de 24 horas fueron desguazadas y sus piezas revendidas en el mercado negro, cuando no tenían prácticamente valor en lo cinematográfico.
Nos despedimos con una anécdota. En 1999 Ford promocionó el Cougar con el mismísimo Dennis Hopper, montando imágenes de la película 30 años atrás con las del actor en ese momento, como haciendo un cameo de sí mismo. La “Billy Bike” -obviamente otra réplica- rivalizó con el Ford Cougar por ser la montura favorita de Hopper.
¿Y con cuál se quedó…? Descúbrelo. Por cierto, las sonrisitas que echan seguramente le recordaban sus tiempos mozos, pues durante el rodaje de la película Hopper iba “puesto“, como la mayoría de los profesionales que trabajaron en esa obra, donde se drogó hasta el apuntador. Era otra época…
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS