En la historia de la mecánica hay diseños y especificaciones que siempre van unidos al nombre de algún ingeniero destacable. Así las cosas, los V12 tan definitorios para Ferrari llevan el sello inconfundible de diseñadores como Giacomo Colombo o Aurelio Lampredi. Lo mismo que ocurre cuando analizamos los tiempos de gloria experimentados por Alfa Romeo antes de la Segunda Guerra Mundial, siempre con la enorme presencia de Vittorio Jano definiendo la escena. Asimismo, en el motociclismo estadounidense se da el mismo fenómeno cuando nos referimos a las mecánicas con cuatro cilindros. Presididas por el recuerdo de William Henderson.

Uno de los nombres básicos para la ingeniería estadounidense previa a la Segunda Guerra Mundial, siendo siempre un fiel partidario de los bloques con cuatro cilindros en línea. Pero vayamos paso a paso. Para empezar, en 1911 creó una sociedad junto a su hermano Tom de cara a la fabricación de motocicletas. Con las tareas repartidas – Tom se encargaría del aspecto comercial mientras que William lo haría del diseño – presentaron su primer modelo en 1912. Un estreno excelente, ya que gracias a los motores con casi un litro de cilindrada las Henderson se convirtieron rápidamente en el referente más prestacional para el mercado estadounidense.

De hecho, su excelente comportamiento las puso en consonancia con las Harley-Davidson y las Indian. Es más, las Henderson pasaron a ser la opción favorita tanto para ladrones como para policías. Conscientes de que, como decía una publicidad de la época, “ no hay nada más rápido sobre el asfalto “. No obstante, la marca necesitaba dinero a mayores para seguir desarrollando nuevos modelos. Así las cosas, los hermanos Henderson dieron el sí a la opción de compra manifestada por Excelsior en 1917. Debido a esto, la producción saltó de Detroit a Chicago manteniendo a William Henderson en nómina. Eso sí, tras dos años las discrepancias fueron tan amplias que éste se desvinculó de su cargo en Excelsior marchando a la fundación de ACE, su nueva marca propia.

Los hermanos Henderson representan una de las iniciativas motociclistas más interesantes en la historia de los Estados Unidos, combinando muy bien la tecnología con la comercialización

Henderson K, continúa la saga de los cuatro cilindros

Cuando William Henderson se marchó de Excelsior empezó a darse una situación curiosa, y es que las motocicletas con nombre comercial Henderson ya no tenían nada que ver con sus fundadores originales. No obstante, Excelsior siguió utilizando la marca para presentar una gama de modelos altamente veloces con mecánicas de cuatro cilindros en línea. Además, con la venta de Henderson a Excelsior entró a la firma de Chicago un joven empleado que llevaba trabajando junto a William desde 1915. Arthur Lemon.

En sintonía con el planteamiento de una cilindrada generosa – casi siempre sólo un poco por debajo del litro – y la mayor potencia posible, Lemon entró en contradicciones de diseño con el departamento de ingeniería donde estaba empleado cuando el peso empezó a convertirse en un problema. Es más, en 1922 salió de la empresa rumbo a crear bastidores más livianos en ACE – tras la muerte en accidente de William Henderson probando uno de estos modelos – . No obstante, dejaba atrás hitos como el diseño de la Henderson K.

Una motocicleta más pesada que sus predecesoras, sí. Pero también mucho más robusta, fiable y potente. De hecho, el motor se iba hasta una cilindrada de 1,3 litros para entregar así 18 CV siendo capaz de alcanzar casi 130 kilómetros por hora. Además, fue la primera motocicleta de producción en serie con marcha atrás si así se pedía a la fábrica. Algo mucho más útil de lo que se pudiera pensar, ya que en aquella época – en la cual el coche no era ni de lejos tan popular como ahora – el uso de los sidecar resultaba bastante común.

En esta motocicleta no hubo una gran excelencia mecánica, sino también ciertos avances en materia de comodidad y limpieza

Asimismo, la Henderson K montaba detalles tan minuciosos como el carenado completo de la cadena o un equipo de iluminación bastante avanzado. Es decir, sin duda era una de las mejores opciones entre la gama alta “ made in USA “ del momento. La base perfecta para que, en 1922, Henderson lanzara la DeLuxe. Posiblemente la máquina más afamada de entre todas las cobijadas bajo esta denominación comercial, capaz de desarrollar con facilidad velocidades de crucero superiores a las 100 millas por hora ( 160 kilómetros por hora ). Todo ello con la Henderson K como un excelente precedente además de ser, por derecho propio, una de las mejores motocicletas de la época.