Cuando nos viene a la mente la palabra “Runner”, si tienes un verdadero espíritu RACER, inmediatamente piensas en la Gilera Runner 50. Y eso ocurre, básicamente, porque eres un quemado. Pero resulta que a finales de los 80 fue otra marca italiana la que usó esta denominación para nombrar así a su primer modelo de 125 cc. Una enduro, muy sofisticada para la época, y que se conoció como Malaguti Runner 125 YLC.
Estamos en 1985 y, por aquel entonces, Malaguti encandilaba a los jóvenes con sus modelos de 49 cc. Pero a la vista de lo bien que iba el negocio, la marca italiana decidió hacer una incursión en la categoría de 125 cc. Fiel a sus principios, Malaguti buscó quién podría suministrarle el propulsor.
Recordemos que Malaguti fue en las categorías pequeñas como Bimota, un fabricante que usaba motores de otras marcas y creaba a su alrededor los modelos más prestacionales de la época, usando para ello un buen chasis y una mejor parte de ciclo. Sirva como ejemplo el Malaguti Phantom MAX 250, que aun hoy en día es capaz de sonrojar a los scooter actuales.
El acuerdo para el suministro del motor se produjo a tres bandas. Por un lado estaba Yamaha, quien había desarrollado un motor de 125 cc y dos tiempos muy puntero para su Yamaha DT 125, modelo surgido años después de la Yamaha DT 80 fabricada en España. Dentro de sus acuerdos, este motor fue producido por Minarelli, nuestro segundo protagonista en este particular ménage à trois. El tercero, obviamente, fue la propia Malaguti, que cerró el acuerdo para poder así usar este motor en su nueva Malaguti Runner 125 YLC.
Si sois conocedores de las marcas de Iwata, habréis reconocido fácilmente las siglas YLC que aparecen en el nombre de la Runner, y también en los laterales de su asiento. Efectivamente, responden al acrónimo Yamaha Liquid Cooled, en referencia al motor monocilíndrico de dos tiempos, 123 cc (56×50 mm), refrigeración líquida y un total de 17,2 CV a 7.250 RPM.
Su elevada potencia -para la época- era posible gracias a la alta sofisticación del motor japonés, que además de un carburador Dell’Orto PHBL 25 BS, se beneficiaba de la admisión por láminas patentada por los de Iwata y denominada YEIS (Yamaha Energy Induction System). Con un peso de 110 kg, era capaz de alcanzar con facilidad los 125 km/h animada por su caja de cambios de seis velocidades. Para ser casi perfecto, solo le faltaba el arranque eléctrico.
Como Malaguti había desarrollado unos ciclomotores de enduro de 49 cc con un chasis muy sobredimensionado, pudo usar el mismo en su Malaguti Runner 125 YLC con los mínimos cambios, que consistían básicamente en un replanteamiento de la parte trasera para que se pudiese alojar un pasajero: asiento más largo, estribos y subchasis más resistente para el aumento de peso en esa zona.
La estética estaba también inspirada en sus modelos más pequeñas, aunque era fácilmente reconocible por su doble escape trasero, una rareza entre las enduro de la época. Un depósito de 11,5 litros y una instrumentación muy completa, que incluía velocímetro, cuentarrevoluciones, odómetro, reloj de temperatura, testigos de alumbrado y de aceite, completaban el elenco.
Por último, destacar que la Malaguti Runner 125 YLC montaba una horquilla delantera de 36 mm, monoamortiguador trasero, disco de freno delantero de 230 mm con pinza de doble pistón, tambor trasero de 125 mm y ruedas en medidas 3,00×21″ delante y 4,60×17″ detrás. Lo cierto es que la Malaguti Runner 125 YLC tuvo un notable éxito, y al año siguiente (1986) la moto se renovó en profundidad con el nuevo motor de Yamaha de válvula de escape electrónica YPVS, lo que le dio una ganancia notable de prestaciones.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS