La Moto Guzzi California 1400 Touring es… bueno, es una maxi custom, si es que existe ese segmento. Estamos ante un modelo italiano al american style, y fruto de estas dos culturas nace una moto única en muchos aspectos e irrepetible, que quizá no sea para todos los paladares, pero que sin duda enamorará a unos pocos inconformistas.
Una de las claves de esta moto está precisamente en su apellido: touring. Estamos ante una viajera, y no, no es una maxitrail de rueda alta hasta arriba de defensas, ni tampoco una touring al uso con más plástico que la isla artificial esa del pacífico. Estamos ante puro hierro, pero moldeado con las formas adecuadas para que recorrer cientos o miles de kilómetros sea un placer y no un suplicio.
Y no solo es viajar, ah, es la estética. Las custom nunca han sido de mi rollo (quizá cuando peine canas) pero ¡diantres!, hay que reconocer que son preciosas y que a uno se le cae la baba contemplándolas. Y si a toda la subcultura custom y su cuidado por la estética le unimos las manos de un diseñador italiano, entonces esto es el no va más.
Estamos ante formas clásicas, elegantes, sobrias y con un toque retro, todo muy clásico. La cúpula frontal redondeada o los tres faros redondos apuntan en esa dirección y nos hacen recordar las viejas películas americanas plagadas de aquellas grandes Harleys de hace 50 años. Y de hecho este modelo se le da un aire a la H-D Road King o la Electra Glide.
Sin embargo, es otra cosa, es una Moto Guzzi: “proudly Made in Mandelo di Lario”, ya sabes. Las señas de identidad que todo “guzzista” busca están ahí, a saber: el gran motor bicilíndrico en V longitudinal con sus dos enormes “pucheros” rebosando por ambos lados (chúpate esa, Harley); y cómo no, el eje cardán en la transmisión secundaria, que hace que mancharse de grasa sea algo del pasado.
Mecánicamente monta un motor de 1.400 cc, ahí es nada. Es tan masivo que hasta las culatas le muerden parte del espacio al tanque de gasolina, creando un curioso efecto de integración. Cómo no, está refrigerado por aire, y además cuenta con cuatro válvulas por cilindro.
No es un prodigio de potencia, ninguna Guzzi lo es en realidad; aquí la cosa va de par, y de empuje constante y contundente a cualquier régimen, y en eso cumple con nota. Los 95 CV están a tan solo 6.500 vueltas, pero es que el par es de 120 Nm a solo 2.750 vueltas, dando esa sensación de “tractor”, moto con la que ir al fin del mundo sin sacar la sexta velocidad jamás y con el motor girando a régimen de diésel.
Y como empezaba diciendo, esta es otra forma distinta de viajar en primera clase. No pensamos como primera opción en las custom si la cosa va de comodidad, pero entre la ergonomía 100 % natural y relajada, el asiento que más que un asiento es una butaca y la cúpula frontal se consiguen unos niveles muy dignos.
Además, la Moto Guzzi California 1400 Touring completa la mezcla con una pareja de maletas laterales, que si bien están fabricadas con plástico, su calidad de fabricación es muy elevada, aunque algunos las tachan de un poco pequeñas.
Las suspensiones son tirando a blandas, persiguiendo ante todo el confort de rodadura, como es lógico. Monta un esquema bastante clásico de horquilla convencional con las barras carenadas para que no se vean, y curiosamente pinzas de freno radiales. Creo que es la primera vez que veo esta combinación en una motocicleta: frenos radiales con horquilla convencional y a nivel estético es… raro como poco.
Aparte de eso lleva una pareja de amortiguadores gemelos atrás con botellas separadas y regulaciones varias. No es la solución más dinámica ni deportiva que existe, pero en una moto de estas características tampoco se persigue el rodar fuerte. De todas formas, para tratarse de una custom, las estriberas están bastante elevadas, por lo que permite realizar buenas tumbadas.
De segunda mano… la cosa está complicada. Hoy en día las custom no se venden como lo hacían hace 20 años, y se han vuelto modelos más de nicho, la fiebre trail, ya sabéis. De todas formas, precisamente por eso hay veces que podéis dar con auténticas gangas en las páginas de clasificados e incluso encontrar alguna unidad por 12.000 euros en perfecto estado de conservación. No obstante, si queréis una “muy mucho”, lo más seguro es que os toque acercaros al concesionario a por una nueva.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS