La Moto Guzzi V7 es una de las motos clave del fabricante italiano. En la actualidad ya va por su tercera generación, la Moto Guzzi V7 (III), pero el renacer de este modelo tuvo lugar en 2008, cuando la factoría de Mandelo del Lario, ya totalmente bajo el dominio del grupo Piaggio, lanzo esta moto para rememorar aquella Moto Guzzi V7 Especial mítica de los años 70.
La Moto Guzzi V7 es una naked de estilo clásico, pero el tema no se queda sólo en la estética. El fabricante italiano es único en dotar a sus modelos de unas características, unas sensaciones y una personalidad propias, que en numerosos aspectos nada tienen que ver con lo que hacen el resto de marcas y que consiguen que el hecho de subirte a una moto de estas sea una experiencia única.
Sí que es cierto que hoy en día no puedes vender motos que generen una experiencia de uso similar a las de modelos de hace 50 años, ¡nadie las compraría! La gracias está en que han sabido combinar una usabilidad y funcionalidad del siglo XXI con ese toque especial y nostálgico de las motos de antaño.
Para construir esta moto tiraron de su mecánica de “baja” cilindrada, y lo de baja es un decir, puesto que son 750 cm3. El esquema seguía siendo el de siempre: bicilíndrico en V a 90º y disposición longitudinal, con las culatas sobresaliendo a ambos lados de la moto.
En torno a este propulsor han creado una motocicleta con una fuerte inspiración retro, que evoca tiempos pasados. Los guiños a esta época son muchos: el asiento plano, el tanque de combustible largo, estrecho y de formas afiladas, los amortiguadores traseros gemelos, la forma redonda del foco de luz, así como el resto de pilotos de la moto… y así podría seguir un rato.
Pero no es sólo la estética retro, sino que los italianos, tan hábiles en esto del diseño -como siempre-, han sacado infinidad de variantes, permutaciones, ediciones especiales, series limitadas, etc. Es por eso que la Moto Guzzi V7 no es una moto, son muchas, y eso refuerza la idea de que en cierta medida la unidad que compras es casi “única” dado que hay muchas variantes y además no es un modelo de gran volumen de ventas.
En general la calidad de fabricación, de los materiales y de las terminaciones es exquisita, y eso posiciona a la Moto Guzzi V 7 como un producto Premium en cierta medida. En su día era una moto “cara” si nos atendíamos sólo a sus cifras y a sus especificaciones, pero el cuidado que han puesto los italianos en fabricar hasta el último tornillo con el más exquisito gusto, bien vale ese sobre precio; si te gustan las cosas bien hechas, claro.
El otro punto especial de esta moto es su motor. Nadie emplea una mecánica de estas características hoy en día. Es como el bóxer de BMW, su sello de identidad. Son 750 cc, dos válvulas por cilindro y árbol de levas lateral con distribución por balancines.
Toda esta tecnoverborrea se traduce en que es un motor al estilo y con soluciones técnicas de la vieja escuela, dando una sensación al manillar totalmente distintas. Lo primero que llama la atención son sus vibraciones. No son incómodas, sino divertidas y agradables.
Son como los latidos de la mecánica, indicándote que está viva. Por la disposición longitudinal del cigüeñal, estas vibraciones hacen que la moto se contonee lateralmente, y que cuando la aceleras en vacío se levante un poco de la pata de cabra. Una moto que “está viva”.
Lo otro que llama la atención de este propulsor es su llenura y buen hacer a bajo régimen. Son mecánicas con una gran respuesta a ese primer golpe de gas, pero que luego no aceleran ni estiran mucho, por lo que la potencia final no acaba asustando a nadie.
La Moto Guzzi V7 al final es un modelo que casa muy bien como moto de diario. No será tan práctica y funcional como un scooter o una naked económica y racional japonesa, pero sin lugar a dudas, la ganancia en el apartado estético es enorme respecto a estas otras soluciones. Al final, cada uno es libre de priorizar lo que más le convenga.
En cuanto a rutas y salidas por carretera, la ciclística es más bien tirando a tranquila, con componentes sencillos y que no invitan a conducir buscando los límites, por lo que podemos decir que es una moto que se disfruta más circulando a ritmo tranquilo y relajado mientras disfrutas de las suaves pistonadas del V2.
Hoy en día no se ven muchas de segunda mano, pero para que os hagáis una idea, los precios rondan los 4.500 euros por unidades que rara vez tienen mucho uso y grandes kilometradas, ya que son motos que se disfrutan más en paseos cortos que en largos trayectos. Si os gusta la moda de lo retro, sin lugar a dudas esta Guzzi puede ser una gran opción.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS