Los campeonatos S.o.S, BotT y Formula Supermono, entre otros, se hicieron muy interesantes a finales de los 80 y la década de los 90, gracias a modelos como el que hoy os traemos, la Suzuki Gallina TGA-6 R1, donde una mezcla de pasión, perspicacia y superación hacía de sus creadores unos increíbles autodidactas que conseguían darle forma a estas motocicletas únicas.
La fórmula era en apariencia sencilla. Un chasis compacto y ligero, componentes de primer nivel derivados de competición de otras categorías y un motor monocilíndrico que casi siempre procedía de una trail del momento, así que os podéis imaginar lo que había que trabajar, combinándolo todo, para llevar a buen puerto una motocicleta con estas características y que además fuera efectiva en pista.
Nuestra protagonista de hoy es, posiblemente, una de las más efectivas que hubo por aquellos tiempos, gracias al propulsor de la Suzuki DR Big en su última versión de 780 cc, refrigerado por aire y aceite, y en el que Roberto Gallina y su hijo Michelle pusieron su tiempo y dedicación para conseguir una motocicleta efectiva e increíblemente suave.
La Suzuki Gallina TGA-6 R1 fue una de las Supermono con mayor cilindrada fabricadas y que además tuvo una versión homónima de calle -TGA-6 S1- de la que se vendieron unas cuantas unidades
Pero es Gaetano Bursi el precursor del empleo de este enorme propulsor y el que comienza a darle forma a la motocicleta que competiría en los mencionados campeonatos Supermono, aunque al final, y tras varios años de trabajo y elaboración, decide venderle el proyecto a Roberto Gallina, ya que Bursi anda inmerso en diferentes procesos y no conseguía avanzar en todos ellos de un modo eficaz.
Así que a principios de 1990 es el equipo Gallina quien empieza a preparar aquella motocicleta que competiría con rivales de la talla de la Gilera Saturno Bialbero “Piuma” en manos del maestro Alan Cathcart, entre otros, pero con un motor de más cilindrada procedente de la mencionada DR Big 800 S.
Las cotas internas 105×90 mm no se modificaron, por lo que cubicaba la cifra de 780 cc y era capaz de rendir 72 CV de potencia a 8.300 RPM, alcanzando una velocidad punta de 234 km/h gracias a numerosos cambios y retoques realizados a nivel mecánico, además de incorporar una caja de cambios de seis velocidades con relación cerrada. Fue algo realmente curioso, ya que Gallina modificó los desarrollos originales metiendo una marcha más dentro de ellos, siendo en origen cinco las velocidades con las que venía el cambio de la DR Big 800 S.
La TGA-6 R1 supuso un reto para Gallina y su equipo técnico, ya que debían potenciar un motor procedente de una trail del momento que apenas pasaba de los 50 CV, además de conseguir hacerlo más suave y equilibrado para poder exprimir al máximo su potencial
Con este nuevo cambio y la incorporación de un eje de equilibrado, era increíble la facilidad y suavidad con la que la Suzuki TGA-6 R1 era capaz de subir de vueltas, consiguiendo una aceleración pasmosa a partir de las 5.000 RPM y hasta casi las 8.000 RPM. Ambas modificaciones eliminaban casi por completo las vibraciones producidas por el propulsor.
Tanta biela como cigüeñal se sustituyeron por unos nuevos aligerados. También se intercambiaron las cuatro válvulas por otras de mayor tamaño y regulables independientemente, así como se planificó la culata y se instalaron sendos carburadores Mikuni de 40 mm y compuerta plana, para garantizar la respuesta al gas de una manera instantánea y consiguiendo acelerar incluso más rápido que alguna Twin del momento.
Por otro lado, se decidió mantener el doble encendido que venía montado en el propulsor, así como las cotas internas de este, con una compresión final de 11:1, dejando atrás los 9,5:1 que venía en origen. Así las cosas, consiguieron aumentar la potencia hasta los 72 CV desde los 52 CV que rendía cuando llegó a las manos de Roberto Gallina y compañía.
El nuevo escalonamiento del cambio conseguía aprovechar al máximo la zona buena del cuentavueltas, no dejando caer la potencia entre marchas y logrando aceleraciones y recuperaciones de primer nivel, gracias sobre todo a la gran fuerza par que transmitían los 780 cc de aquel monocilíndrico
En cuanto a la parte ciclo, y como ya hemos comentado, siempre se buscaba hacer una moto lo más compacta y liviana posible, así que Gallina optó por un chasis doble viga en aluminio fabricado por Diego Golinelli, con una distancia entre ejes de 1.340 mm y un peso final de apenas 133 kilogramos.
La suspensión delantera procedía de la 250 cc de gran premio que disponía el equipo de Roberto Gallina en esta disciplina, ya que competían en diversas modalidades y campeonatos de velocidad, formada por una horquilla invertida Kayaba que junto a un monoamortiguador Öhlins accionado por bieletas en su tren posterior hacían de la TGA-6 R1 una motocicleta estable y sencilla de pilotar con respecto a algunas de sus competidoras.
La frenada estaba a cargo de un doble disco de 280 mm y pinzas de cuatro pistones en su tren delantero, todo suministrado por Brembo, junto con un disco simple fabricado por Zanzani y pinza de dos pistones Brembo en su eje trasero, todo ello anclado a unas llantas Marchesini de fundición de magnesio.
La Suzuki Gallina TGA-6 contaba con complementos de primer nivel fabricados por las marcas mas punteras del mercado como Brembo, Öhlins o Kayaba, entre otras, garantizando así el rendimiento en cada carrera que disputaba
Roberto Gallina además creó una pequeña serie limitada de esta motocicleta para “uso civil” denominada TGA-6 S1, donde el motor seguía manteniendo el cambio de cinco relaciones de la DR Big y que fue presentada en el Salón de Tokio de 1991. Según diferentes fuentes y entre ellas el propio Gallina, se crearon unas 20 unidades de esta exótica motocicleta, aunque el paradero de la mayoría de ellas es una incógnita. Todas se vendieron en Japón, el dueño de una de ellas mantiene un blog desde 2006 (necesitaréis traductor).
Con un precio de 2,5 millones de las antiguas pesetas, la Gallina TGA-6 S1 de calle costaba justamente la mitad que su homóloga de competición, que con algo más de 5 millones de pesetas también se fabricó una pequeña tirada para su comercialización y a la que pudieron acceder varios equipos de la época.
En la actualidad, y al igual que la mayoría de sus coetáneas como la icónica Ducati Supermono, son propiedad de coleccionistas y personas allegadas a los diferentes campeonatos de velocidad mundiales, por lo que el precio de una unidad de estas Suzuki Gallina TGA-6 es simplemente prohibitivo para la mayoría de los mortales.
Ilustración de cabecera: Carlos Sampol
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS