La Triumph Tiger Trail es posiblemente una de las motocicletas más exclusivas de la marca británica por el bajo número de unidades fabricadas. Además, en el momento de su creación pilló en horas bajas a la fábrica de Meriden, que no mucho después echaría el cierre definitivo, por lo que algunos aspectos de esta trail eran cuando menos mejorables.
En cualquier caso, la Tiger Trail TR7T nació por expresa petición de quien por aquel entonces era el importador oficial de la marca en Francia, la división de motocicletas de Peugeot. Las cuestiones para llegar a esa conclusión fueron básicamente dos. Por un lado, querían tener una moto con la que poder competir a nivel comercial contra la perfeccionada BMW R 80 G/S -si echamos un ojo al prototipo de la alemana de 1979 podremos ver el gran número de similitudes con la TR7T-.
Por otro lado, unos meses atrás habían visitado la fábrica británica y les había gustado el prototipo en el que trabajaba Triumph con la idea de crear una versión campestre de la que había sido su modelo destinado a la velocidad. Así que, con este panorama a nivel comercial, pero con otro bien distinto en lo que se refiere al aspecto financiero, la marca de Meriden decidió dar una forma final a la Tiger Trail TR7T empleando como base del conjunto a la Triumph T140 Bonneville.
Realmente lo que se hizo fue convertir una T140 estándar en una motocicleta de campo, con la única intención de generar modelos dentro de otros segmentos, intentando sosegar la acuciante situación económica de la empresa, pero la cosa no resultó.
En cualquier caso, la Triumph TR7T compartía la mayoría de elementos con su hermana, la T140. Tanto el chasis, un doble cuna tubular de acero, como la suspensión delantera o llanta trasera, son procedentes de esta. Atrás, por el contrario, se instalaron un par de amortiguadores laterales Marzocchi, y la llanta delantera pasó a ser de 21 pulgadas, dejando la trasera de 18 pulgadas, calzando ambas con neumáticos de campo suministrados por Avon.
En la frenada más de lo mismo, manteniendo el disco delantero de 254 mm de diámetro mordido por una pinza monopistón, e incorporando un tambor trasero procedente de la Thunderbird 650 buscando, por encima de cualquier otra cosa, abaratar costes.
La Triumph TR7T Tiger nació durante una situación económica acuciante de la marca británica, donde buscaban generar nuevos modelos en distintos segmentos en los que no tenían representación
En cuanto a la mecánica, el bicilíndrico en paralelo de cuatro tiempos y 744 cc se revisó para poder adaptarlo a las nuevas característica de la Tiger Trail TR7T, básicamente reduciendo la compresión final desde 7,9:1 a 7,4:1, además de modificar algunos mecanismos internos para suavizar su uso.
También la caja de cambios de cinco velocidades varió sus relaciones con el fin de hacerla más potente a bajas revoluciones, siempre pensando en su faceta campestre. Un nuevo sistema de escape lateral también formó parte de estos cambios, no así la alimentación, que mantuvo la pareja de carburadores Amal de 30 mm de paso, motivo por el que no se podría importar a EEUU, dada la legislación anticontaminación que imperaba en aquel momento.
El resultado final era una potencia inferior a la ofrecida por el bloque de la T140, dados los cambios efectuados, pero suficiente para dotar de unas buenas prestaciones dentro y fuera de la carretera a esta trail británica. Con 39 CV a 6.500 RPM, la TR7T disponía además de 46 Nm de par máximo a 4.000 RPM. Con 178 kilogramos declarados por la marca, el propulsor inglés se defendía de una forma digna aunque, tras las modificaciones hechas en el cambio, no logró unas prestaciones en carretera demasiado exitosas.
Aun así flirteaba con los 160 km/h de velocidad máxima, aunque Triumph, mediante un adhesivo adherido al bastidor, aconsejaba no ir más allá de los 130 km/h, al menos si los neumáticos que llevábamos puestos eran los Avon de origen, destinados a un uso más de campo que de carretera.
Esta moto tenía un enfoque más destinado al campo que a la carretera, y prueba de ello eran sus nuevos guardabarros en plástico, un sillín más corto y con un mullido más prominente que en la T140, o su depósito de combustible de menor capacidad que en la Bonneville, en este caso con de 10,5 litros. También su altura al asiento, de 826 mm, o una distancia entre ejes más corta, de 1.422 mm, hacían evidenciar cuál era la nueva filosofía de la Tiger Trail TR7T.
Empleando como base a la Bonneville T140, Triumph adaptó todos los elementos necesarios para dar vida a la TR7T, enfocada a un uso mixto en carretera y pista de tierra
En cuanto a los acabados o equipamiento, hay que tener en cuenta por un lado el diseño espartano que se buscaba para su nueva faceta, y por otro el intento por parte de la marca por abaratar costes. Así que, por ejemplo, encontramos detalles como que su cuadro de instrumentos que carecía de cuentavueltas.
En su lugar se incorporaban varios chivatos y el contacto, manteniendo al lado el velocímetro heredado de la T140. Otros aspectos, como el chasis o las barras de horquilla pintadas en negro, no eran precisamente las mejores terminaciones en una motocicleta de aquel tiempo, donde los cromados o acabados en acero estaban muy vigentes.
Un poco después del inicio de la fabricación de la Triumph Tiger TR7T, la marca incorporó una nueva versión de 650 cc, TR65T, básicamente reduciendo las cotas internas del motor, en este caso la carrera del pistón. Pero ni una ni otra lograron su cometido en las dos temporadas en las que se comercializaron, logrando únicamente vender en torno a las 180 unidades. Este hecho, unido a la deriva de la marca en aquel tiempo, llevó al cierre definitivo de esta en 1983.
En la actualidad esta trail inglesa es objeto de coleccionistas y asiduos a la marca de Hinckley, por lo que su cotización se ha disparado en los últimos años, pagando por unidades como esta cantidades que pueden variar entre los 15.000 y los 20.000 euros, dependiendo de su estado, kilometraje u originalidad.
No sabemos si realmente merece la pena desembolsar estas cantidades por una de las escasas Triumph Tiger TR7T, pero de lo que sí estamos completamente seguros es de que esta es una de esas motos puramente británicas del gusto de los más puristas de la marca, y eso ya es un gran valor en alza.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS