La Velocette KTT es una de las primeras piloto-cliente de la historia, dotada de un palmarés que la encumbra como una de las mejores monturas de 350 centímetros. De esta manera, aquellos que hayáis buceado un poco en los listados de motocicletas partícipes en el TT de la Isla de Man durante los años treinta seguramente os habréis topado con su nombre numerosas veces. Sobretodo si está adosado al de Alec Bennet con sus cinco victorias en diferentes cilindradas. No obstante, hoy vamos a acercarnos a esta motocicleta de carreras desde una óptica distinta. Concretamente, desde una óptica japonesa.
Y es que la Isla de Man jugó un papel esencial en el desembarco de las marcas japonesas en Europa, con estrenos tan sonados como el de Honda con su RC142 en la edición de 1959. El preámbulo necesario que los aplicados nipones usaron para ir anotando fallos, mejorando su eficacia y, tan sólo unos años después, acabar copando los primeros puestos del mundial hasta nuestros días. Llegados a este punto, lo cierto es que este proceso de internacionalización es de sobra conocido. De hecho, lo es tanto como desconocido es su primitivo antecedente ocurrido 1930 con la dirección de Velocette jugando un papel crucial. Veamos.
Situémonos en el hermético Japón de los años veinte. Un país sumergido en la tensión que produce aferrarse a las esencias tradicionales a la par que la industrialización va dando forma inexorable a un mundo urbano, técnico e individualista. En este sentido, la mejor muestra de ello fue el propio emperador Hiroito. Un nacionalista ultraconservador que llevó a su país al delirio supremacista durante la Segunda Guerra Mundial, no por ello dejando de exhibirse en un Rolls-Royce hecho en la liberal Inglaterra e incluso manejar su propia Indian importada desde los Estados Unidos. Un clima de contrastes donde empezó a despuntar Kendo Tada. Uno de los primerísimos pilotos de carreras motociclistas en Japón cuando allí estos se contaban en pocas decenas. No obstante, algo verían los responsables de la inglesa Velocette cuando lo invitaron a correr el TT de la Isla de Man en 1930 a bordo de una de sus últimas y más potentes creaciones. La primera actuación de un japonés en la que aún sigue siendo la prueba sobre asfalto más fascinante y peligrosamente adictiva del calendario.
Antes de la Segunda Guerra Mundial Japón era un país que basculaba en torno a aislarse en sus tradiciones y abrirse al exterior recibiendo todo tipo de novedades tecnológicas. Una de ellas fue el motociclismo, del cual pilotos como Kendo Tada fueron pioneros en los años veinte
Velocette KTT, la primera con pedal de cambio
La verdad es que la Velocette KTT es una de esas máquinas a las que se puede llegar por diversos caminos. Uno de ellos es la biografía de Alec Bennet o la anécdota protagonizada por Kendo Tada, pero también existe el de su innovación técnica. En ese sentido, la Velocette KTT es una montura de carreras con una de las mejoras que vinieron para quedarse en la historia del motociclismo. Hablamos de su pedal de cambio al pie. El cual no fue el primero pero sí el más efectivo del momento al poderse operar tanto hacia arriba como hacia abajo, jugando un papel esencial en la popularización de la KTT nada más aparecer en el mercado británico.
Derivada de la KSS de calle, la Velocette KTT fue diseñada por y para dominar en la Isla de Man. Con un chasis donde el motor se albergaba en una posición muy adelantada para nivelar adecuadamente el reparto de pesos. Algo que era importante, ya que hablamos de un ingenio con 348 centímetros cúbicos en un sólo cilindro para dar 20 CV a 40 CV según los ajustes. Y es que, al fin y al cabo esta motocicleta se dejó ver en los circuitos durante casi dos décadas, pasando de los 120 a los 147 kilos según la versión.
Una panoplia de especificaciones que hace imposible determinar una ficha técnica canónica para la Velocette KTT, ya que a su constante evolución se le suman los trucos personales de cada mecánico y piloto ya que ésta fue vendida con profusión a todo tipo de equipos privados. Además, estamos hablando de una montura de montaje artesanal previa a los años de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, cada unidad puede ser un mundo en sí misma.
Con casi dos décadas en los circuitos, esta montura incorporó elementos de diseño tan novedosos y eficaces que han acabado siendo parte fundamental del diseño actual
Además, la Velocette KTT tuvo una especie de renacer en 1937 cuando incorporó los primeros basculantes en el sistema de amortiguadores traseros. Una innovación especialmente importante, ya que a partir de ella se estableció el modelo de cara a la industria motociclista que habría de venir detrás. Otro detalle más para entender la importancia de su diseño, sin olvidar cómo fue partícipe en la historia de Kendo Tada y las primeras incursiones de los japoneses en pruebas europeas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS