La Yamaha FZX 250 fue la naked de altos vuelos de la firma de Iwata de cuarto de litro durante la década de los 90. Como ya contamos cuando hablamos de la Honda Hornet 250, en los 90 la administración japonesa empezó a repartir bastante estopa a las motocicletas de gran cilindrada.
Los fabricantes ya no podían vender modelos con motores grandes, pero la gente quería comprar motos potentes y, si Mahoma no va a la montaña… Durante esta década se vieron algunas de las creaciones de dos ruedas más espectaculares de la historia y la Yamaha FZX 250 fue una de ellas. Todas ellas tenían en mecánicas tetracilíndricas de 250 o 400 cc y regímenes de giro que en el caso de las dos y medio, gracias a su menor cilindrada unitaria, eran dignos de la Fórmula 1.
En el caso de la Yamaha FZX 250, el modelo se presentó en 1991 y no llegó a ver el nuevo milenio, ya que el modelo se descatalogó en 1999. En principio solo se vendió en su Japón natal, aunque tan era la expectación que generaban estos pequeños molinillos que algunas unidades llegaron a occidente por medio de importadores independientes.
Lo más destacado y simbólico de esta moto era su mecánica tetracilíndrica en línea de 250 cm3. En Iwata optaron, con buen criterio, por civilizar un poco el motor respecto a su hermana deportiva, la Yamaha FZR 250. La potencia se quedaba en unos más que apetecibles 40 CV y a cambio era capaz de dar “algo” en bajos.
Con una carrera de solo 34,5 mm el motor podía subir mucho de vueltas. La potencia máxima se alcanzaba a 12.000 RPM, aunque la zona roja no empezaba hasta 2.500 vueltas más arriba. La velocidad máxima que podía alcanzar era de 180 km/h mientras que el 0-100 lo conseguía en unos rápidos 6 segundos.
Un chasis de diamante construido el aluminio ayudaba a mantener el peso en unos correctos 164 kilos, mientras que la horquilla frontal de 38 mm y un único, pero masivo, disco de freno de 320 mm ayudaba a mantener las cosas bajo control.
Donde los japoneses patinaron un poco fue a la hora de colocar unos amortiguadores gemelos para el tren trasero en vez de un mono amortiguador central que seguramente hubiese tenido mejor dinámica, algo de lo que sí podía presumir su principal competidora, la Honda Hornet 250.
Estéticamente la moto ofrecía bastante más que las típicas naked utilitarias de cuarto de litro de la época. Era un producto Premium, con un precio elevado, y eso también tenía que notarse en la calidad percibida. Destacan en el conjunto la pareja de escapes de buenas dimensiones que circulan por el lateral derecho del conjunto.
La parte del colín también era una declaración de intenciones, con unas formas curvas y afiladas que destilan dinamismo y movimiento por los cuatro costados. En la parte frontal, empleaba unas calas laterales para envolver y proteger el radiador de agua frontal y que crean un agradable conjunto junto con el tanque de combustible.
Ahora es cuando comenzaría a hablaros del mercado de ocasión y de por cuánto podéis haceros con una, pero lo cierto es que no hay una sola unidad a la venta en las páginas de clasificados españolas. Si os gusta el concepto de naked pequeña pero matona con un motor que suena a gloria, sólo puedo remitiros de nuevo a la Honda Hornet 250, de la que sí es posible encontrar alguna unidad suelta por estos lares, y a precios que no son ninguna locura dada la exclusividad del concepto.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Soy de rarezas jejeje, y este modelo en concreto no lo conocía!!, me parece muy guapa y menudo regimen de giro!!!, es una pena que no se hagan motos con este concepto, y más en estos tiempo que corren cuando muchas veces menos es más, mucho más común por aquí y todo un molinillo también, la Bandit 400.
Tranquilo Pedro, que yo tampoco la conocía! Mola un puñao y medio, pero me quedaría la Hornet.