Hoy os traemos África XL a la biblioteca motera, esa sección donde rescatamos diferentes libros relacionados con el mundo de las dos ruedas, y más concretamente con la literatura de viajes en moto, que es la que más se prodiga últimamente gracias a la creciente afluencia de overlanders como Miquel Silvestre o Charly Sinewan. Gemte como ellos, desde hace algunos años, se han lanzado a explorar del mundo y contar sus aventuras después.
El título de hoy es “África XL”, un relato de Ferran Cortés, alias “Franki”; un barcelonés que en 2012 comenzó su particular viaje “por etapas” por la costa occidental africana con la idea de llegar hasta Sudáfrica a lomos de una Honda XL 600 LM.
La Honda XL 600 LM es una trail de la vieja escuela; de hecho, es una moto de los años 80. Ya sabéis como eran las trail por aquella época: se priorizaba al máximo el comportamiento offroad, la agilidad y la ligereza, y en la faceta asfáltica, con que pudiese circular aceptablemente a 120 km/h y tener algo de protección aerodinámica ya era suficiente.
Lo de por etapas viene del hecho de que Ferran iba dejando la moto almacenada en diferentes países de la geografía africana (curvando un poco la legislación a su favor), y siempre que podía juntar tres a cuatro semanas de vacaciones en el trabajo, bajaba en avión para proseguir con la ruta.
Esta técnica de viaje por etapas es imprescindible si quieres acometer un proyecto de esta magnitud pero sin cortar el cordón umbilical con tu familia, con tu trabajo y con tu vida del primer mundo. Simplemente coges unas vacaciones de Occidente, te imbuyes en el caos africano durante unos cuantos días, los suficientes para disfrutar de la aventura, pero no tantos como para volverte loco y acabar con todas tus reservas de paciencia de la próxima década.
Lo que más me ha llamado la atención de este relato es la cercanía con la que está narrado. Ferran cuenta todo como lo vive y como lo siente, sin paños calientes. Es capaz de inocular en ti hasta las trancas el virus de la aventura, es capaz de atraparte tanto con su epopeya que te dan ganas de cerrar el libro ya mismo para bajar al garaje, arrancar la moto y lanzarte a lo desconocido.
Pero también es sincero y auténtico. No edulcora, no infla, no colorea esa épica y ese romanticismo de la aventura. Y te hace ver que este tipo de viajes siempre tienen una cara B que normalmente solemos olvidar cuando los imaginamos en nuestras cabezas.
Todo lo que cuenta es fruto de una observación tranquila, conseguida a base de viajar sin prisas y por zonas apartadas a través de los diferentes países, centrándose más en conocer los diferentes pueblos y culturas, y no tanto en poner la próxima pegatina en las maletas de la moto.
Y esto es lo que más me ha sorprendido y una de las cosas que, en mi opinión, más aportan de África XL respecto a otras narrativas similares: la cara B. Porque este tipo de viajes no son para todo el mundo, e incluso aunque sean para ti, no siempre salen como esperabas.
Porque es humano sentir frustración, miedo, cansancio y hasta aburrimiento en ciertos momentos. Porque un viaje así da para experimentar todo el abanico posible de emociones que es capaz de manejar un ser humano.
Una de las ideas clave del libro es cómo Ferran se va aclimatando cada vez más a África, cómo va normalizando poco a poco el continente negro hasta cansarse, y perder esa sensación de primera vez, de cuando todo es nuevo, todo está por descubrir y todo nos genera el máximo interés; hasta llegar al punto de ser “un día más en la oficina”. Bueno, vale, no tanto.
Y quizá la idea que más me ha gustado de este libro es que todo el mundo puede. No hace falta ser un viajero profesional de esos con decenas de libros a sus espaldas, con una vuelta al mundo sobre dos ruedas o con un canal de YouTube con chorrocientosmil suscriptores.
La moraleja la dice el propio Ferran como broche final a su obra:
“Si tienes en mente viajar a África, si tus posibilidades te lo permiten, hazlo. No hay héroes, solo personas normales, como tú y como yo, haciendo realidad sus sueños”.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS