Si hay una marca que durante su época dorada fabricó motos pasionales, esta fue Fantic. La Fantic Koala 50 es un buen ejemplo, pero hoy en día vive su segunda juventud con las Fantic Caballero 125 o Fantic Caballero Scrambler 500, las cuales nos parecen simplemente preciosas. Y por ello hoy os traemos otra de esas motos raras, con alma, y que seguro que habéis empezado a desear según habéis visto la foto de portada. Su nombre es Fantic Sprinter.
El Fantic Sprinter es tan extraño que hace que hoy en día esté muy cotizado. Solo se produjeron un puñado de ellos, entre 1983 y 1984. Si además añadimos el hecho de que se fabricaron en dos versiones diferentes (ciclomotor automático y de marchas), todavía hace que sean más deseados. Que sea un ciclomotor con una estética tan particular ayuda a que esté tan codiciado.
Se dice que Marcello Gandini fue el encargado de diseñar el pequeño Sprinter. Hablar de Gandini es hablar de un monstruo del diseño, con creaciones de la talla del Alfa Romeo Alfetta, Bugatti EB110, Citröen BX, Ferrari Dino, Lamborghini Countach, Espada, Miura o Urraco; Lancia Stratos o el mítico Renault Supercinco. Pocas veces una sola persona fue capaz de crear tantos automóviles míticos.
Pero hablemos de motos, que de coches ya se encargan nuestros compañeros de espíritu RACER. El Fantic Sprinter venía en dos sabores, limón o fresa. O lo que viene siendo, color amarillo o color rojo. Había un Fantic Sprinter FM 284 (cambio manual), y una Fantic Sprinter FM 286 (automático). Excepto el motor, el resto de componentes eran completamente idénticos, empezando por su chasis tubular de tipo espina central, y motor basculante anclado por debajo del chasis y paralelo a este.
Visualmente daba la impresión de ser un ciclomotor de cross, sobre todo por el guardabarros delantero elevado. Sin embargo era cien por cien asfáltico. Se nota el gran trabajo de diseño, con multitud de líneas paralelas desde la tija al eje de la rueda posterior (basculante, escape, adhesivos). El asiento horizontal se integra perfectamente en el conjunto, terminando de forma abrupta en un colín elevado. A continuación se prolonga el guardabarros trasero hasta más allá de la rueda.
Con 1.840 mm de largo y una distancia entre ejes de 1.117 mm, era ligeramente más grande que un Vespino. El peso se quedaba en unos ligeros 64 kg, que permitían al doble tambor de 105 mm detenerla ci con seguridad. Estos iban montados en sendas llantas Grimeca de tres radios dobles y medidas 1,5×17″, las cuales equipaba neumáticos de 2,75″.
La amortiguación se confiaba a una horquilla telescópica, mientras que detrás se optaba por un doble amortiguador. El depósito de combustible, ubicado en la posición tradicional de una moto, era capaz de albergar 5,5 litros de combustible. El cuadro de mandos era muy sencillo, pues solo contaba con velocímetro y odómetro además de testigos para los intermitentes, luz de cruce y reserva de aceite.
Pero vamos al meollo del asunto, que no es otro que su propulsor (o propulsores). El FM 284 de tres velocidades estaba animado por el motor Minarelli V3 de 49 cc y refrigerado por aire. El arranque era manual, y la alimentación se hacía mediante un carburador Dell’Orto SHA 14-12. La potencia declarada era de aproximadamente 2,5 CV. Por otro lado estaba el FM 286, con motor Minarelli C2HLKS de aire y que elevaba su potencia hasta los 3,3 CV. Pero como siempre decimos, en estos pequeños ciclomotores la potencia era lo de menos.
En total se habla de una producción de 1.500 unidades para el modelo automático, y otras 1.000 para el de tres velocidades. Todas se vendieron en Europa y como decíamos, hoy es muy difícil de encontrar alguna a la venta. Entre las que no sobrevivieron a la adolescencia, y las que tampoco lo hicieron a los años (están a punto de cumplir 40 años), hace que si tenéis una os aconsejamos guardarla como oro en paño. Siempre podéis decir que tenéis un Lancia Stratos o un Countach de dos ruedas.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS