A finales de los cincuenta, las diferencias entre Pere Permanyer y Xavier Bultó se hicieron evidentes. Y es que, mientras el primero deseaba poner todos sus énfasis en la producción seriada en grandes números, el segundo estaba cada vez más centrado en el mundo de la competición. Sin embargo, unos quince años antes, durante los momentos fundacionales de Montesa, aquella divergencia no sólo no era problemática sino que, incluso, creó una complementariedad básica para entender la personalidad de este fabricante. Algo muy bien representado por la Montesa X-48/49. Uno de los modelos más desconocidos – pero al tiempo más importantes – en la historia de la marca, siendo un punto de inflexión tanto en materia de competición como en todo lo relacionado con la mejora de los modelos turismo. Pero vayamos por partes.
Para empezar hemos de situarnos en 1945. Año en el que Permanyer y Bultó comenzaron a colaborar de cara a crear el primer prototipo de lo que, ya formalmente en 1947, se constituirá como la empresa que hoy en día tenemos en mente. Por un lado, Permanyer aportaba no sólo tres cuartas partes del capital, sino también una amplia experiencia en gestión empresarial gracias a la comercialización de gasógenos. Por otro, Bultó era el nervio. La chispa en competición y el ingenio aplicado al diseño gracias a sus estudios en ingeniería industrial. Así las cosas, aquellos dos hombres se conjugaron a la perfección logrando presentar un primer modelo que llevar a serie. La Montesa A-45.
Con 98 centímetros cúbicos, ésta no era un primer modelo destinado a dejar al personal con la boca abierta. Sin embargo era muy adecuada para la Barcelona de la época. Y, sobre todo, contaba con un motor de patente propia en vez de usar el recurrente Villiers. Todo un acierto, ya que ésto permitió a Montesa tener la necesaria independencia tecnológica como para poder controlar plenamente el destino de su gama. Además, ya que Bultó era un consumado piloto, el motor de la A-45 se probó en multitud de trofeos y circuitos. Es decir, aquella máquina para el día a día escondía un claro potencial deportivo. Es más, desde 1945 hasta finales de la década Montesa logró acumular hasta once campeonatos de España en diferentes cilindradas. Así las cosas, en 1948 llegó la X-48/49. Un modelo experimental enfocado en exclusiva a las carreras.
Tras el lanzamiento de la B-46/49, Montesa deseaba entrar al mundo de las carreras internacionales en la cilindrada de 125. Para ello, Bultó desarrolló el motor experimental con el cual se equipa a esta motocicleta
Montesa X-48/49, la primera enfocada a la competición internacional
Tras la A-45, Montesa presentó la B-46/49. Su primera motocicleta como tal gracias a elevar la cilindrada hasta los 125 centímetros cúbicos, representado además un notorio éxito de ventas que vino a respaldar todos los esfuerzos interpretados por Permanyer y Bultó. Algunos, tan novelescos como la exportación de naranjas con el fin de lograr divisas y, así, poder comprar en el extranjero materiales de calidad. Llegados a este punto, la marcha de Montesa iba bastante bien. Sin embargo, frente a la competencia representada por Lube, la B-46/49 tenía un problema evidente: la suspensión delantera.
No en vano, mientras las vascas disfrutaban de una horquilla con bieletas, las Montesa seguían apegadas a un anticuado sistema de paralelogramo deformable. Todo un problema, más aún cuando se ponía en contraste con el excelente motor diseñado por Bultó derivado del monocilíndrico de dos tiempos montado en la A-45. Puestos en esta tesitura, había que hacer algo. De esta manera, cuando el 26 de junio de 1948 se estrenó la Montesa X-48/49 en el Dutch TT de los Países Bajos muchos se fijaron en un detalle muy especial. La horquilla delantera, dentro de la cual se escondían unos muelles helicoidales así como, en la parte baja, unos pequeños amortiguadores de aceite.
Es decir, la marca estaba usando la competición para ensayar soluciones posteriormente aplicadas al mundo de las turismo. Una perfecta compenetración que, tres años después, consiguió superar a las Lube gracias a la horquilla telescópica montada en la D-51. No obstante, volvamos a las carreras con la Montesa X-48/49. No en vano, aquella motocicleta rápida y ligera no tenía ninguna vocación de llegar a serie como tal. Lejos de ello, se ideó para ser la montura con la que auparse hasta la competición internacional, siendo además la primera piedra angular para el vigoroso departamento de competición gestionado por Bultó con José Antonio Elizalde, Leopoldo Milán o Joan Bertrand entre otros pilotos dando gas en los circuitos.
Aunque tecnológicamente iba por detrás de las complejas cuatro tiempos italianas, lo cierto es que ésta ha sido una de las mejores dos tiempos en la historia de los 125 centímetros cúbicos. Entre otras cosas gracias a su más que reducido peso
Obviamente, la Montesa X-48/49 con su motor de dos tiempos – diseñado de nuevo cuño para diferenciarse completamente del montado en las turismo – distaba mucho de las más efectivas y complejas motocicletas italianas con mecánicas de cuatro tiempos. Sin embargo, gracias a sus 52,5 kilos en vacío se convirtió en uno de los modelos más ligeros nunca inscritos en la categoría del octavo de litro, siendo bastante más veloz y competitiva de lo que se pudiera esperar. Es más, ya en su estreno internacional consiguió una más que meritoria quinta posición, acompañada con las numerosas victorias nacionales logradas en la temporada de 1949. Eso sí, respecto a la potencia ésta era tan variable que nunca se pudo llegar a dar una cifra concreta. Siquiera revisando documentos técnicos escritos por el propio Bultó se puede encontrar. Y es que, no en vano, él mismo advierte sobre la complejidad de ajustar el índice de compresión debido al alto giro bajo el cual funciona el propulsor experimental de la X-48/49, creado por y para las carreras. Algo que, obviamente, haría variar bastante el rendimiento según la carrera. Tras esto, en 1951 se presentó una nueva evolución de la máquina, tan diferente que se constituyó como un nuevo modelo: el X-51. Responsable de afianzar a Montesa en el panorama internacional al tiempo que tributario al ingenio demostrado por la X-48/49. Sin duda, una de las creaciones más fascinantes en la larga carrera de Xavier Bultó.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS