Tanto por sus éxitos en el Mundial de 50 centímetros cúbicos como por sus enormes índices de venta en los concesionarios, si hay una marca en España unida a las cilindradas más escuetas ésa es Derbi. Es más, su propio nombre tiene que ver con ello, apelando directamente al término “derivados de bicicletas “. Vía de trabajo que empezó allá por 1950, cuando gracias al velomotor SRS dio el salto de los pedales a los motores. No obstante, durante aquella década Derbi no se enfocó tanto en las pequeñas cilindradas como sí lo hiciera posteriormente. Es más, incluso llegó a tener modelos con dos cilindros y 350 centímetros cúbicos, capaces de medirse con las Sanglas del momento.

De hecho, durante los dos primeros años del Campeonato de España de Motocross ambas marcas tuvieron un enconado enfrentamiento en el marco de la clase superior, poniendo sobre las pistas sendas motocicletas Off-Road preparadas a partir de sus turismo con más de 300 centímetros cúbicos. De todos modos, a partir de 1957 el sector de la motocicleta en España cambió radicalmente debido a la irrupción del SEAT 600. Responsable de poner el automovilismo al alcance de las masas, anulando así la importancia comercial de las motocicletas con más de 125 centímetros cúbicos, previstas para cubrir tanto las necesidades diarias como los viajes ocasionales.

Así las cosas, Derbi miró con interés a las cilindradas más escuetas como la única vía posible para poder solventar aquella situación. Algo para nada extraño pues, en verdad, lo hizo incluso Sanglas. Siempre tan apegada a las cilindradas medias y los motores con cuatro tiempos. Llegados a este punto, la referencia a batir era la Moto Guzzi Hispania 65. Un modelo extremadamente popular y efectivo aunque, al mismo tiempo, ya anticuado. No en vano, éste venía reinando desde dinales de los años cuarenta en el segmento situado justo un nivel por encima de los velomotores; compuestos por un motor montado sobre un bastidor más semejante al de una bicicleta que al de una motocicleta. Con todo ello, en 1960 se presentaba la Derbi 65 con “ características y precio excepcional “. Había empezado la mítica saga de las Derbi ligeras.

Durante los años cincuenta Derbi llegó a tener modelos turismo con dos cilindros y 350 centímetros cúbicos. Sin embargo, la irrupción del SEAT 600 lo cambió todo, haciendo que se centrara mucho más en las cilindradas más escuetas

Derbi 65, el inicio de las Derbi ligeras

Montada sobre un bastidor realizado en chapa estampada – algo más aventurado de lo que pudiera parecer, como la historia de la barcelonesa Mymsa demuestra – , la Derbi 65 incorporó un pequeño motor de dos tiempos fabricado por la alemana Sachs. Obviamente, la cilindrada se situaba en 65 centímetros cúbicos. Algo que dio no pocos problemas cuando, justo un año después, concretamente el 12 de mayo de 1961, el BOE publicaba el decreto 764/1961 sobre “ régimen y circulación de ciclomotores “. Un cambio legal que rebajaba hasta los 50 centímetros cúbicos el límite legal para obtener la consideración de ciclomotor.

Es decir, a partir de ese momento, todo lo que superase la veinteava parte de un litro debía ser conducido con permiso, matrícula y seguro. De esta manera, tanto la Derbi 65 como todas las compañeras de segmento perdían el obvio atractivo que suponía, tanto en materia administrativa como económica, adquirir una máquina a efectos considerada cual si fuera una bicicleta. Es más, mientras en 1961 aparecían las GS 65 y Sprint – versiones más prestacionales de la 65 – cuatro años más tarde la marca catalana lanzaba su apuesta para el nuevo concepto de ciclomotor: la Antorcha. Sin duda, uno de los modelos más exitosos y prolíficos.

No obstante, vamos a quedarnos en el momento previo al cambio de normativa. La cual, dicho sea de paso, incluía ciertas disposiciones transitorias de cara a no sacar a miles de usuarios de la circulación con tan sólo un plumazo. De esta manera, cuando en 1960 apareció la Derbi 65 ésta se convirtió en un inmediato éxito comercial. Es más, llegó a ser uno de los modelos ligeros más vendidos en el litoral mediterráneo, plagado de albañiles necesitados de una opción barata, sencilla y resistente de cara a moverse de obra en obra.

Y es que, no en vano, el lanzamiento de la Derbi 65 coincidió justamente con el auge del turismo y la construcción en España. Debido a ello, en verdad casi nadie conoce a este modelo con su nombre de catálogo sino por el apodo que le otorgó el ingenio popular. Paleta. Derbi Paleta. Una alusión directa a su popularidad entre los trabajadores del andamio, conocidos en la Cataluña del momento bajo aquel sobrenombre. De hecho, lo de Paleta también abarcó a la Derbi Antorcha – luego llamada Campeona y Tricampeona – produciendo así no pocos quebraderos de cabeza para cualquier genealogista del motor. En fin, huelga decir que ya sea bajo la denominación Paleta o 65, esta Derbi es una de las motos más populares en la historia de la industria automotriz peninsular.