Como bien sabía Francisco Xavier Bultó, las carreras son un campo de pruebas excepcional para el desarrollo de cualquier modelo de calle. Sin embargo, esta máxima no sólo era seguida por Bultaco. Lejos de ello, en Italia Ducati se distinguió desde los años cincuenta por ser la empresa con fabricación en gran serie más presente en la competición. De hecho, uno de sus escenarios naturales fueron las 24 Horas Motociclistas de Montjuïc. Sin duda, la prueba de resistencia más importante en el calendario español así como una de las más interesantes en todo el panorama europeo.
Es más, si a ello se le unía la especial significación de Mototrans para Ducati – no en vano, su filial en Barcelona siempre hizo gala de una gran independencia en el diseño así como de un especial afán por las carreras – no había duda sobre la importancia que los italianos daban a la prueba. De esta manera, entre 1957 y 1964 Ducati se alzó con la victoria en hasta cinco ocasiones. Razón por la cual, en 1966, Mototrans celebró aquella saga de éxitos con la que, posiblemente, sea su motocicleta más icónica: la 250 24 Horas.
Sin embargo, los problemas económicos forzaron la retirada del equipo Ducati dejando así abierto el camino a la OSSA 230 o la Bultaco Montjuïc 360. De hecho, más allá de aventuras como la 250/4 GP – símbolo del insólito intento de Mototrans por hacerse con el Mundial de cuarto de litro – lo cierto es que hubo un cierto perfil bajo respecto a tiempos anteriores. No obstante, ni en Barcelona ni en Bolonia cesó la actividad en los tableros de diseño. Prueba de ello, es cómo Fabio Taglioni presentó en 1973 un nuevo motor evolucionado a partir del bicilíndrico con cuatro tiempos de la 750 GT lanzada al mercado en 1971. Todo un paso adelante en la carrera por ganar prestigio en el segmento más prestacional, claramente asaltado por las cada vez más comunes “superbikes” de factura nipona.
Ducati es una de las marcas más importantes en la historia de las 24 Horas de Montjuïc, en gran medida gracias al apoyo que le daba en Barcelona todo el equipo de Mototrans
Ducati 860 24 Horas de Montjuïc, el regreso a Barcelona
Con aquel nuevo motor de 860 centímetros cúbicos sobre la mesa, sólo quedaba probarlo intensamente en una situación real de competición. Por ello, en 1973 Ducati decidió regresar a las 24 Horas Motociclistas de Montjuïc a fin de comprobar el rendimiento de la nueva creación firmada por Fabio Taglioni. Así las cosas, la mecánica se montó sobre el bastidor de la 750 con algunas mejoras dadas en elementos como los frenos, caracterizados por el uso de hasta tres discos.
Y bueno, en lo referido al apartado de gestión en carreras todo aquello se dejó en manos de Mototrans. Gracias a ello, el regreso de Ducati a Montjuïc fue comandado por Ricardo Fargas, quien confió el pilotaje de la 860 “Proto” a la dupla formada por Benjamín Grau y Salvador Cañellas. Ambos excelentes conocedores del circuito barcelonés. Es más, mientras el primero logró ganar el GP de España de 125 en 1974 allí celebrado, el segundo venía de ser en 1968 el primer español en ganar una cita del Mundial.
También en este mismo circuito donde, por cierto, ya había ganado las 24 Horas Motociclistas de Montjuïc en 1969 a lomos de la Bultaco 360. Con todo ello, lo cierto es que las expectativas de victoria estaban bastante altas. Algo finalmente satisfecho pues, sin más que algunas breves incidencias como un pinchazo, aquella carrera fue dominada de principio a fin por la Ducati 860 “Proto”. De hecho, estableció un nuevo récord en el trazado al recorrer 731 vueltas a una media de unos 115 kilómetros por hora.
Tras probarla con gran éxito en la carrera barcelonesa, Ducati decidió sacar la 860 a serie vestida bajo una interesante apariencia a cargo de Giorgetto Giugiaro
Llegados a este punto, de cara al año siguiente Ducati preparó la salida al mercado de aquella motocicleta bajo el nombre comercial de 860 GT. GTE si se escogía la opción con arranque eléctrico, ya de serie desde el segundo año de producción. Con 57 CV a 7.700 revoluciones por minuto en su primera evolución, esta potente y prestacional opción deportiva curiosamente no destacó tanto por su mecánica – eclipsada por las tetracilíndricas provenientes de Japón – sino por sus líneas. Definidas ni más ni menos que por Giorgetto Giugiaro, quien intentó aplicar al motociclismo algo de los diseños geométricamente limpios y diáfanos con los que ya despuntaba en el automovilismo. Sin embargo, aquella estética no agradó en absoluto a los seguidores de la marca, muy cómodos con las formas redondeadas exhibidas en el depósito de la 750. No obstante, en la génesis de la 860 GT ya había quedado, de una forma imborrable, la huella de las 24 Horas de Montjuïc. Otro ejemplo más sobre cómo no pocas monturas de calle beben, directamente, de los éxitos en competición.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS