Moto del día: MSS Polonia 1949

Moto del día: MSS Polonia 1949

Creada de forma artesanal a partir de piezas abandonadas en el campo de batalla, la MSS es una de las motocicletas más grandes y brutales de todo el siglo XX.


Tiempo de lectura: 6 min.

Hoy hablaremos de una verdadera rareza. De hecho, se trata de una rareza artesanal ensamblada a partir de múltiples restos que, a decir verdad, poco tienen que ver con el mundo de las motocicletas. En suma, un verdadero Frankenstein de las dos ruedas al cual, dicho sea de paso, tampoco nos costaría imaginar cruzando zonas heladas en pos de alguna misión oscura. Exactamente igual que aquel “moderno Prometeo” inventado por Mary Shelley. Pero dejemos a un lado la literatura para ponernos en contexto.

Y es que, al fin y al cabo, la Polonia inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial contaba con enormes carencias en materia de minerales. Algo, a decir verdad, muy similar a lo experimentado en España justo durante aquellos mismos años. En este sentido, quienes de ustedes sean más voraces en relación a la historia de Sanglas, seguramente recordarán cómo, hasta bien entrada la década de los cincuenta, los hermanos que dieron nombre a la marca se encontraban suscritos a una gran cantidad de cabeceras locales.

No por afán de conocimiento sobre la política local de las provincias, sino por interés de encontrar cualquier referencia a un hipotético desastre aéreo. No en vano, ya que la importación de aluminio era casi imposible -debido a la situación internacional del régimen, aislado hasta los primeros acuerdos con Estados Unidos allá por 1953- éste se había de conseguir de las maneras más inverosímiles. Y bueno, al contar los aeroplanos con una gran cantidad de este material en las placas de sus fuselajes, ni que decir tiene cómo muchas de las primeras Sanglas llevan fundido en sí mismas una gran cantidad de desgracias aéreas. Esto se lo coge algún “amigo del misterio” y ya tiene planteada una saga de novelas dignas de la serie B más decadente. Así las cosas, al caso de la motocicleta polaca MSS además habría que sumar su carácter artesanal, realizada de forma individual por un entusiasta sin el apoyo de marca alguna. Vamos, el recopetín del manitas. Todo ello, dicho sea de paso, con un ingenio en la reutilización de elementos a la altura de lo exhibido por los mecánicos cubanos durante el llamado “periodo especial” tras la caída de la URSS.

mss 1949 (2)

Para muchos países, la importación de aluminio tras la Segunda Guerra Mundial era toda una quimera debido a motivos políticos. España y Polonia eran dos de ellos debido a su alejamiento respecto a los Estados Unidos y el Reino Unido

MSS, una máquina sorprendente en la Polonia de 1949

Durante la Segunda Guerra Mundial Polonia se encontró en el epicentro de algunos de los combates más feroces entre el ejército nazi y las múltiples fuerzas opuestas al mismo. Además, la ocupación soviética del país tampoco trajo tiempos de paz ya que, no en vano, el nuevo orden establecido sólo fue posible a golpe de mano militar. Con todo ello, las bases del Ejército Rojo en Polonia acumulaban una gran cantidad de armamento abandonado tras la contienda. Gran parte del mismo pura chatarra, pero otra realmente reutilizable si se disponía del ingenio adecuado.

Llegados a este punto, Stanislaw Skura -a la sazón empleado en una de aquellas instalaciones- fue tomando piezas de aquí y de allá hasta juntar lo necesario para fabricar su motocicleta MSS. En primer lugar, el motor se realizó usando como base el bloque de un BF 109. Sí, el icónico caza Messerschmitt que, bien siendo un prodigio de la técnica, se utilizó con fines categóricamente execrables. De hecho, su estreno -y prueba real más que de combate, de extermino indiscriminado de la población civil- tuvo como luctuoso escenario a España durante la guerra del 1936 al 1939.

Sobre esta base, Stanislaw Skura utilizó todo tipo de piezas a fin de completar el motor al cual, según ciertas fuentes -a pesar de poder comparar entre varias le damos escasa credibilidad a las mismas, pues no dejan de provenir de testimonios orales y no de fichas de producción- podría haber superado los cinco litros y medio de cilindrada. Resuelto esto, en el aspecto general de la MSS se reconocen todo tipo de elementos provenientes de los lugares más insospechados. De hecho, su rueda delantera tiene toda la pinta de haber sido tomada del tren de aterrizaje de algún avión.

mss 1949 (1)

Curiosamente, la MSS atrajo la atención de las autoridades militares, quienes se vieron interesadas en llevarla a serie a pesar de la oposición de su creador debido a no querer reconocerle beneficios económicos por la autoría de su diseño

Además, el resultado no puede ser más parecido al del monstruo de Mary Shelly pues, como se ve, no hay proporción ni mesura alguna. Es más, su tamaño le permitía llevar hasta ocho personas -contando aquí las del sidecar así como las montadas en una plataforma unida a la parte posterior- usando para ello la gran potencia de su motor. No obstante, a pesar de toda esta improvisación artesanal a la MSS no se le puede negar una gran valía e ingenio. Gracias a ello, las autoridades polacas del momento quisieron fabricarla en serie (¡!) con fines militares. Algo a lo que se opuso en rotundo su creador. No tanto por ser un pacificista militante sino porque, dado el carácter comunista del gobierno, los dirigentes del estado no contemplaban patente alguna a nombre de su creador. Un hecho que no pareció sentar muy bien al ego -todos tenemos nuestro corazoncito- de Stanislaw Skura, quien ni corto ni perezoso procedió a dañar su máquina todo lo posible martillo en mano. Eso sí, años después hizo otra motocicleta usando los mismos criterios de reaprovechamiento. En fin, todo un personaje sobre el cual hemos de investigar en próximos artículos. Artículos que, si usted tiene a bien, puede financiar usando el Patreon de esta revista. Al fin y al cabo, aunque en esta sociedad sí existen la propiedad privada y las patentes a nombre propio, también existe el lidiar con las obligaciones inherentes al pago mensual y constante de no pocas obligaciones. En fin, los medios… Los medios que uno puede tener a su alcance y cómo eso afecta al producto final. Y sino, que se lo pregunten a la memoria de aquel ingenioso polaco. ¿Verdad?

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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